Mozart: Lcrimosa
1.- Hay quienes sienten la vida como una muerte prematura y la viven como desahuciados, buscando convertir su ansia de paraíso en un puñado de palabras inmortales. (Ese fue mi sendero). A veces esa búsqueda los conduce a un laberinto del que no pueden salir. Esa es su nobleza y, también, su tortura. Asumir el dolor como un afrodisiaco es el paso hacia el malditismo: y una vida constante bebiendo esa cicuta con forma de ambrosía nos convierte en malditos: vampiros de nuestra propia existencia.
2.- Llegó hace algunas décadas y timbreó mi casa. Tenía 17 años y quería ser poeta. En seguida trabamos una amistad en la que la alucinación era un mundo que creábamos mientras nos creaba.
2.- Llegó hace algunas décadas y timbreó mi casa. Tenía 17 años y quería ser poeta. En seguida trabamos una amistad en la que la alucinación era un mundo que creábamos mientras nos creaba.
Mozart: Dies irae
3.- Recibí desde Ediciones Empireuma un librito con el argonáutico título de Analjasilasa, así intitulado por su autor, Antonio Ferrández Verdú, hijo de la "Generación de la preguerra" que cañoneó la Orihuela autista en tardofranquismos de hace unas décadas.
Contiene Analjasilasa un poema fragmentario, de la estirpe del buscador que odia encontrar -porque si hallase finiquitaría su búsqueda, único estambre que lo mantiene unido a la marchita flor de la existencia-.
La ráfaga visionaria, el automatismo como cicerone de la mente, la automarginación como identidad asumida para huir de la marginación social y existencial, son los cánones obstinados de esta rapsodia elegíaca que deviene en griterío anasintáctico y palábrico. Manotazos a las olas del verbo para que nos salve en el naufragio de la vida. Y el sufrimiento gesta su escorbuto. (Alguien dirá que estoy hablando más contra mí y mis primeros libros que de este: y tendrá razón: yo mismo debo entonar, y entoné, un mea culpa -que no por eso me justifica-).
Lo dije en una poética. "Otra es la misión de la escritura: / transformar la muerte en vida / y convertir en himno la elegía". No es más que una opción: pero desde ella no puedo aceptar la asunción del dolor como un afrodisíaco. Porque la vida es más que la palabra. Esta puede santificar a los lúcidos locos, egregios o no; sin embargo, la vida debe apartarlos, o condenarlos, si huyen de la sensata lucidez. Una cosa es mostrar el sufrimiento humano y otra brindar por el masoquismo. La autofagia síquica no es horizonte digno de explorar. ¿Y por qué confundir el experimentalismo con el saltimbanquismo? La escritura nueva no consiste en romper la tradición, sino en actualizarla. No consiste en equilibriastear escrituras estrábicas.
Enigmas quería llamar Miguel Hernández a sus octavas de perito en laberintos innecesarios, confundiendo misterio por desentrañar con embrollo gestado para desorientar y por desorientación expresiva. Mejor que crisantemos de la sombra es ofrecer perfumes de la luz.
No es fácil descubrir un mundo nuevo en la palabra: el poema Un coup de dés, de Mallarmé, roza el genio; el Van Gogh de Artaud, la disentería. No me parece muy inteligente utilizar la inteligencia para autodestruirnos: sin embargo, cuántas veces mostramos un cociente intelectual nulo, siendo pleno.
Por otra parte, la amistad, como el odio, pone demasiadas dioptrías en los ojos y hace ver lo que no hay, y tachar lo que está y no queremos ver. Suele ocurrir cuando la muerte teje los bienintencionados o malintencionados pedestales y abismos que deforman la estatua y estatura del estatualizado. Mucho me cuesta decir lo que estoy diciendo, por razones de una ya larga amistad (que la muerte tajó hace tres años) y porque estoy priorizando la actitud ante la vida a la ejecución poética. Sé que lo que importa no es cómo se llega a un poema, sino el poema, su noble idiosincrasia: y yo estoy opinando desde el pre-juicio de que la vida vale más que la palabra -ya lo he dicho-, y tomando ese "prejuicio" como estética. Pero: al margen de su exordio literario -su lucha con la inefabilidad-, son estos versos ojos de la metáfora abisal, contumaz regodeo seudomalditista.
"Si Dios no existe, todo está permitido", decía Karamazov. Ahora bien: el hombre existe: y todo cuanto pueda hacerle sufrir queda prohibido.
Poesía para el hombre en lance de superación: no para el poeta o el lingüista buscón de horizontes destructivos o descoyuntados.
4.- El fragmento que sigue, perteneciente a Abisal (que le publiqué tras insertarle algunos poemas en Algaria 0) muestra ese desbocamiento por la búsqueda de una canalización expresiva, como un arado empeñado en convertir la piedra en tierra, en donde el fácil atractivo de la heterodoxia y el mimetismo ciego hacen deambular la pluma por cegueras que parecen luces; y el pretenciosismo de hallazgo deviene pérdida de "fondo" y "forma" (aunque los conocedores del contexto temporal reconocerán que también es un oculto homenaje: la estructura del ansia, leemos en el segundo fragmento):
de indecibles trompetas echada
de bruces sobre todas
cada una de nuestras frágiles
muertes individuales pero yo seguí corriendo
hacia el espejo ubicuo del mar desbócame
a la hostia de tu cuerpo mar entiérrame
a tu sangre sortilegio
y crezca la palabra en el labio
mineral de mí tonsúrame tu alta
sombra insemina mi frente de gaviotas rodéame
tu arteria los ojos del sueño del
tacto anega la estructura
del ansia derrama el vaso de la
sed extiéndeme
a tu púrpura de légamos donde
una letálica ola de recorrernos en la sola dimensión
de tu lengua vertiginosa liturgia de umbilicales
peces asida
horizontales del surgimiento verticales de
genera...
Matarás historia de la salvación en zoos
obsequio
honor culto criatura
No hay comentarios:
Publicar un comentario