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martes, 19 de marzo de 2024

Sagan - Cosmos, 3 : La armonía de los mundos


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El abrazo perdido.


Chopin: Vals del adiós

Solía encontrarme con ella un día a la semana. A veces paseábamos, a veces íbamos a su casa. Hicimos algún viaje. Nos queríamos. 
    Yo era feliz con ella, y ella creo que también lo era conmigo. Dos vidas paralelas, atrapadas cada una en su vida, pueden encontrarse para entregarse mutuamente aquello que solo encuentran en esa reciprocidad. 
    Sin embargo, ahora no nos vemos. Uno de los dos, o los dos, ha querido saltar a la vida del otro para quedarse en ella y ha destruido la mutua felicidad que compartían. 
    Y todo resulta triste porque nada de cuanto miro deja su rostro grabado en el paisaje. Tal vez a ella le ocurrirá lo mismo. 
 

    El corazón, sin su gemelo corazón junto al que ya no late, se repite:
 


¡Cuánta noche perdura en esta luz,
alma sitiada y frágil!
¿No era mejor sentir sin entender?


lunes, 18 de marzo de 2024

A un poetastro que me amenazaba.

Rimsky: El vuelo del moscardón

A un poetastro que me amenazaba


Catorce versos dicen que eres necio,

y otros catorce que eres hideputa:
que aunque fueres la Madre de Calcuta,
siempre serás un necio paramecio.

Tienes forma de vicio y de trapecio

transfigurado en lacra disoluta;
y yo, con versos ebrios de cicuta,
con aquestos catorce te desprecio.

Cuanto más eres tú, más eres nadie;

y, cuanto más escribes, más tu pluma
se parece a un rebuzno jitanjáforo.

En resumen, poetón: que eres un fraude,

un cadáver de luz entre la bruma, 
un pájaro tan raro como ignaro.

sábado, 16 de marzo de 2024

El rostro de nuestro tiempo.


Beethoven: Marcha fúnebre de la Heroica

Retazos de impunidad 

Angrac Ianto publicó una carta que dedicó -¡aún resuena el revuelo!- al Fiscal, al Director de la Academia y al propio Presidente del Universo. Copio un fragmento: 

Maté al amante de mi mujer hace unos años -en un acto de honor- y luego a mi mujer -para quedarme con sus millones-; fui al Juzgado nº 12.322 y lo confesé todo: como en las altas esferas hay muchos asesinos encumbrados, sabía que me comprenderían: si un día yo era elegido, por ejemplo, presidente de Mi País, los medios de comunicación se obstinarían en empañar mi imagen con esas menudencias y otros antecedentes que en realidad solamente afirmaban mi capacidad de comprensión y manipulación de la sociedad: así que me aconsejaron que ocultase mi crimen: porque en la cárcel no se hace fortuna y un hombre tan decidido como yo, y de tan buenas prendas, no podía desestimar la carrera política. Y aquí estoy (creo que condenaron a un ingenuo inocente que solo prometía ser buena persona), más honrado que Lincoln y más firme que Hitler. Y mejor presidente que los dos”.