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jueves, 30 de junio de 2016

La ideación melodiosa

Barber: Adagio para cuerdas



La poesía es la intuición —o la premonición— de una verdad humana desprovista de los aditamentos o embelecos del poeta. Lo esencial no es una abstracción inaprensible para los sentidos faltos de apoyaturas, sino la sustracción de todo lo efímero y prevaricador del corazón racional. Solo dice quien halla el nombre exacto; y solo nombra aquel que calla mucho: hasta que la agonía del silencio supone más dolor que la escritura.
     ¿Quién no hablará en verso suavemente metronómico si la música es la más excelsa poesía? Aunque más determinante que el ritmo versal es la cadencia de los sentimientos y la ideación melodiosa de las estructuras. Esa sinfonía de monodias —música verbal, esencia dictiva, fluencia arquitectónica— es la que otorga identidad, credibilidad y permanencia a un texto. Si yo fuera dueño de lo que escribo, y no un simple copista del manuscrito obtuso de mi mente, conseguiría esas texturas.

miércoles, 29 de junio de 2016

Lecturas imprescindibles (XXIII): Hijos del cosmos

Charpentier: Canticum


La proverbial perfección de la palabra de Borges encuentra en sus cuentos su mejor andamiaje: cada uno es un mundo trascendente, una inmersión en las categorías universales. Borges no cuenta anécdotas: ilustra filosofías. No se demora en innecesariedades, de ahí su densidad.
     Borges crea una mitología de conceptos, no de personajes: incluso cuando estos tienen nombre propio son en verdad categorías universales. Incluso Enma Zunz, aparentemente más pegado al cuento con anécdota tradicional, es una demostración de cómo una estrategia del universo parece confluir en los hechos para su inexorabilidad: el asesinato perfecto. Es como si la contundencia lógica de Poe se hubiera trasvasado a lo astrológico.
     Lo que importa en Borges es que inventa historias paradigmáticas, no anécdotas triviales: 
     Una historia del tiempo escrita por seres que no tienen edad, o un individuo inmortal que ha vivido todas las mortalidades y es también todos los hombres (eso es “El inmortal”); la venganza perfecta que hace la humanidad con rostro femenino, en un crimen perfecto, del imperfecto hombre que rige la existencia (y eso es “Enma Zunz”), como ya he dicho; un punto que refleja el universo, o el espacio que agrupa todos los espacios (y construye “El aleph”); la visión de un instante en el que se contienen todos los instantes que marcan la identidad de una vida (“Biografía de Isidoro Tadeo Cruz”); un monstruoso minotauro que emblematiza todos los laberintos (“La casa de Asterión”); la predeterminación de la escritura porque un libro es la prueba de que todo está escrito aunque se escriba en el mañana, o un libro que reproduce todos los libros o los contiene todos (“La biblioteca de Babel”, “El libro de arena”); el universo como un caos impenetrable para la inteligencia humana (“La biblioteca de babel”, de nuevo) y la creación, por la inteligencia humana, de un mundo donde solo rige el orden (“Tlön, Uqbar, Orbis tertius”); el nombre de la divinidad y el universo oculto en el dibujo de los tigres (“La escritura del dios”), la constatación de que la interrogación sobre la Historia determina su repetición, o un Quijote que es el espejo perfeccionado del que se reconstruye (“Piérre Menard”); la malversación de la memoria, que vive más vidas de las que vivió conscientemente, o un recuerdo convertido en memoria absoluta o infinita (“Funes el memorioso”); un mapa tan detallado de un territorio que contiene incluso el mapa -como en la memoria inabarcable de “Funes” al contenerse a sí misma- de ese territorio inabarcable, ilimitable (“Del rigor en la ciencia”); una moneda que es causa de todos los efectos (“El zahir”); el soñador soñado en un sueño inacabable (“Las ruinas circulares”); un hombre que, por ser todos los hombres, también es “el otro” que lo redime de su vida inhóspita en un cósmico instante de clarividencia azarosa y deseada (“El sur”, “Biografía de Isidoro...”); un Borges que es otro Borges, forjados mutuamente (“El otro”); un poema de un solo verso, o una sola palabra que enuncia el palacio del universo” (“Parábola del Palacio”)... Esos títulos acotan, pero no agotan, la escritura de Borges. Y así, unas y otras, muchas fábulas en las que la magia se hace ostensible realidad para quienes creen que el nombre definitivo del hombre es el de Cultura. 
     ¿Qué tienen en común esas ficciones? El concepto expreso en el “aleph” y sus sinónimos: que en un lugar limitado -espacial, temporal, intelectual- se hace ubicuo todo el tiempo, todo el universo, toda la filosofía; que todo lo que existe no es más que un palimpsesto cuyo incunable o manuscrito original permanece secreto (como la propia obra de Borges es un caudal de reverberaciones que hacen del plagio una indefectible originalidad).

martes, 28 de junio de 2016

Cuando mi domicilio era el infierno


Grabación prehistórica

Cuando mi domicilio era el infierno me habitaban todos los diablos y, queriendo ser un pequeño dios que acabase con ellos, me convertí en otro demonio: lo malo es que solo conseguí atormentarme a mí mismo.

domingo, 26 de junio de 2016

El poema mejor, el relato mejor...


Shostakovich: Cuarteto 8, I

Todos los grandes textos tienen un factor común: hablan de lo esencial del hombre sin olvidarse de aliñarlo, para mejor saborearlo, con lo circunstancial, pero con la prevención de que esto último no desplace lo anterior, no canse con su prolijidad, sino que sea el justo condimento para hilar lo sustancial. Y lo esencial humano ha sido lo que es: el amor, el dolor, la existencia, la muerte; y sus intersecciones y sus variaciones: pasión, celos, poder, melancolía, redención, venganza, crimen... Sentimientos esquivos del sentimentalismo y troquelados por la reflexión sin desmesura. 
     ¿De qué nos hablan Los Karamazov, Hamlet... las grandes obras? Condensan en unas páginas el tiempo y el espacio, los caracteres, los comportamientos del espíritu y el cuerpo, los movimientos colectivos, las múltiples historias de la historia en una historia en la que se nos expone todo cuanto un hombre es o puede ser, sin que el anecdotario o el intelectualismo asfixien el tema. Esos temas tejen las vidas de los hombres, cultos e incultos, corteses y vulgares. Y nadie ama más a otro que a sí mismo, por muchos amores que tuviere. De modo que todos queremos vernos como somos y, mejor, como creemos que somos, visión que siempre resulta ser una imagen hermoseada de la que nos retrataría. 
     Por lo tanto: solo quien tiene un espejo ante sí puede reconocerse. Por eso toda escritura y arte constituyen una autobiografía síquica en la que los demás pueden reconocerse.
     Y en resolución: quien consigue fabricar el espejo adecuado hallará muchos que deseen contemplarse en él. 
     Ahora bien: Para vender espejos, ¿es lícito falsificarles su reflejo? 
     Hay que mostrar el rostro: la identidad. El lector solo es una perspectiva.



sábado, 25 de junio de 2016

La muerte de la página

Bartok: Música para cuerdas, percusión y celesta.


Siempre hay apocalípticos profetas que hablan del fin del libro y la cultura. Ahora es la autopista de internet la que -dicen los sofistas del progreso- derrotará, por fin, página y tinta. 
    Sin embargo, los libros de papel -papiros, manuscritos, legajos, letra impresa- siempre han sido compañeros de la mente erudita y lo serán del formato electrónico porque este solo demuestra que persiste el hábito de conocer el rostro de los otros, su corazón, su pensamiento y vida, el retrato social e individual.
     Según la British Library, en el año 2020 no habrá ningún periódico publicado solamente en papel; pero sus anaqueles crecen doce kilómetros al año. ¿Qué esperar sino la permanencia de lo impreso, a lo que va sumándose lo efímero si ayuda a difundir conocimiento?


viernes, 24 de junio de 2016

¡Que 20 años son nada...! (El abrazo futúrico)

Gardel



- ¡... Qué tiempos aquellos...!
- "Solo por ser pasado se convierten / en nostalgia las cosas"... Pero hay que subir muchos gólgotas para que te crucifiquen... y luego olvidarlos como si no hubiesen existido ...
- Me gusta soñar...
- Entonces no te despiertes más que para volver a soñar...
- Sí... Qué tiempos... A los 20 lo romántico se transforma en sublime...
- Pero los 20 solo duran otros 20; y esos también se han ido. Yo prefiero el hoy al ayer, precisamente porque ya no espero sublimidades y, por lo mismo, ilusiones ilusas, ni desengaños. 
- ... "Cualquier tiempo pasado fue mejor"...
- ... Claro: y "Si juzgamos sabiamente / daremos lo no venido / por pasado"...!
- Antes todo era más hermoso...
- Antes todo era como queremos recordarlo...
- Ya no nos besamos como antes...
- Ya no nos desencantamos como antes...
- Ya no veo futuros como antes...
- ... En ese caso ... deberías ir al oculista... cuanto antes!


miércoles, 22 de junio de 2016

Dos elegías


Sobre la muerte hay muchos tratados. Pocos nos la hacen sentir y comprender mejor que las Coplas de Manrique y la Elegía de Hernández. La primera es un prototipo de pensamiento metafísico y lírico a la vez que una funebridad serena, rayana en el senequismo; la segunda también es prototípica, pero del apasionamiento y la violencia interior ante el sinsentido de vivir. Manrique nos habla del dolor aceptado porque de sabios es aceptar lo inevitable; Hernández, con la pasión del Canto a Teresa de Espronceda, nos grita y se desespera ante un dolor cercano a la histeria. He aquí las dos (y una tercera: la machotería lorquiana del Llanto, más retóricamente literaria que humana):
Jarcha: Hernández
Dicenta: Manrique

García Lorca: Llanto

martes, 21 de junio de 2016

La selección

Verdi: Dies Irae


Suelen aconsejarse los libros que se consideran mejores: para que quienes no los conocen se acerquen a ellos. 

Sería bueno que quien tiene la mala fortuna de tropezarse con libros que le parecen malos lo dijese  y razonase igualmente: para que los demás procurasen evitarlos.

Tal vez esas dos selecciones (la de los libros dignos, la de los indignos) ayudasen a barrer de las estanterías tanta basura millonaria en ventas y tanto autor minusválido de pluma.

Si la libertad nos concede el derecho a ignorar, 
la responsabilidad nos exige la obligación de saber.


(Pulsar)


lunes, 20 de junio de 2016

Los versos de Trovadorius (Adenda)

Los versos de Trovadorius (IV)

Los versos de Trovadorius (VII)

Los versos de Trovadorius (VIII)

Los versos de Trovadorius (Final)

Los versos de Trovadorius (Posdatas)

Todos los humanos que destacan encuentran excesivos ensalzadores y detractores. Se dijo que Colón fue una mujer, que Cervantes y Shakespeare fueron homosexuales. Como si esas identidades fueran a cambiar la grandeza de sus hazañas.
Igualmente, queriendo empañar la imagen de Trovadorius, un apócrifo dice haber encontrado este rijoso poema entre las ruinas de los gólgotas del monte Malvadatorius. El distinto timbre expresivo y el sarcasmo heridor evidencian que no es la pluma trovadoriusense la que lo escribió. Parece claro que la pretensión es presentar a Trovadorius como un hedonista del sexo y no como lo que fue: un trovador del amor completo y natural. 
No me queda sino reproducir el texto, aun sabiendo de la falsedad de su autoría. Que el lector haga justicia en cuanto a esta:
Borodin: En las estepas...


A una dama insidiosa

Si no me das tu amor, dame tu cuerpo.

Déjame que me mienta al abrazarte.
Concédele un consuelo a mi ansiedad.
Nada pierdes, y ganas el placer
de verme encadenado a tu desprecio.
Maldita amada convertida en diosa
por la ceguera de mi corazón:
¿Por qué me niegas tu belleza si
solo por tu belleza me esclavizas?
Dame tu cuerpo y guárdate tu alma
en el infierno de tu soledad.
Deja que te idolatre mi lujuria.
Permite que en tus labios agonice.
¿Acaso consideras que eres digna
de ser amada cuando incluso el odio
rechazaría tu insufrible trato?
Solo yo, que he perdido la razón,
sigo adorando tu perversa efigie.
¿Por qué te enorgullece tu hermosura
si te la concedió Naturaleza 
y no es mérito tuyo sino azar?
¿Por qué ofreces espinas siendo rosa?
¿Qué otra virtud tendrás cuando, marchita,
no puedas embriagar con tu perfume?



sábado, 18 de junio de 2016

Solo un golpe de Estado democrático...



Mussorgski: Una noche en el Monte Pelado



El Estado de Bienestar debería consistir en eliminar el Estado de Malestar: el hambre, la miseria, los tercermundismos... y después incrementar el confort físico y síquico de cuantos no sufren esas epidemias y de quienes ahora las padecen. Es decir: un gobierno se debe ante todo a la igualdad y la solidaridad de sus gobernados, idénticos en derechos y deberes. Y también en privilegios y miserias, si los hubiese.
     ¿Qué hacer cuando los gobernantes no cumplen su deber, que es repartir justicia justamente? ¿Qué hacer cuando se convierten en mesías cuyas promesas son profecías de sus falsedades? ¿Qué hacer cuando ningún candidato al gobierno merece la confianza del ciudadano? ¿Cómo va a ser consecuente el que vota a alguno si no cree en ninguno? ¿Cómo echarlos democráticamente de la democracia? Solo el pueblo, que es el que los ha elegido, puede arrebatarles el poder con el poder de su voto. En este caso, con la ausencia de voto. 
     Tal vez no sea la mejor opción, pero es tan legítima como las otras: no votar a quien no lo merece, sea un partido político, dos o todos. Ese es el único golpe de Estado democrático: demostrar en las urnas que los presidenciables no son dignos de ellas.
     Se nos dice que quien no vota no es coherente con la democracia: como si no fuera democrático decirle a los políticos, al no votarlos, que ninguno tiene crédito y que se vayan o cambien radicalmente hasta convertirse en la pura honestidad. Un político no puede vivir de los ciudadanos, sino para ellos. De modo que, si se les vota, por muy mal que lo hagan siempre tendrán el respaldo de las urnas para seguir haciéndolo mal; otra cosa es que de repente se encuentren -como excepción y castigo- con que no tienen ni votos ni sueldos de la ciudadanía: entonces no tendrán más remedio que ser eficaces y honrados, o retirarse. Que no es igual saberse respaldado por un diez por ciento que por un 80. La abstención de una mayoría significa un no en las urnas: una participación raigal: echar a los buitres para sembrar palomas. Significa un sí a la regeneración del sistema, no una apatía o desinterés.

     Mientras tanto el político vive atrincherado en la conciencia de que el votante lo necesita para solucionar, bien o mal, sus necesidades de convivencia. Y, también mientras tanto, el que busca un buen administrador de su voto se inmoviliza en un monólogo semejante a este: 
     "¡Si no voto no cumplo con las reglas sociales, y si voto reniego de mí mismo! ¿Tendré que votar como un borrego concienciado a uno de estos presuntos bienintencionados con turbias intenciones? ¿Contribuiré con mi voto a mantener este estado de pan y circo? ¿Este era el sueño de la democracia? ¿Cómo votar, y a quién, si todos son indignos de ser votados? ¿No será mejor demostrarles primero que somos tan necesarios para ellos como ellos, si son buenos, para nosotros?". 

viernes, 17 de junio de 2016

La impremeditación





Comenta una lectora marisísima, gonzálezmente en Facebook, y a propósito de mi entradilla de hace dos días (Epicureísmos), que el placer lleva implícitos la culpa y el pecado. Enseñanza es esa de los representantes de algunos dioses en la tierra. Las religiones hacen como los políticos: en cuanto les das tu voto lo utilizan como quieren, no para lo que se lo cediste. 
     ¿Cómo va a ser pecado seguir los dictados de los genes? Los genes impulsan a la huida del dolor y a la búsqueda del gozo. Si un Dios de la Naturaleza crea esa pulsión, ¿cómo no seguirla y quién puede declararla peligrosa o prohibida? Así nace la represión, la castración de lo natural, el sufrimiento destructor de la armonía de la mente. ¿Por qué culparse por intentar ser feliz -si no es a costa de los otros-? Todo instinto reprimido se convierte en espada contra sí mismo (algo así decía Freud).
     Incluso los juristas y eclesiásticos sensatos comprenden que no hay culpa en la acción si no hay mala intención. Ejemplo: 
     En mi primera adolescencia, cuando no confesarse era comprar un billete hacia el Infierno, hube de hacerlo, avergonzadísimo, porque ya no soportaba el sentimiento de culpa por algo que no había hecho: pero había tenido un sueño erótico con la mismísima Virgen María (los profesores, hijos de la Iglesia, me la habían pintado tan hermosa y tan tan que claro...). Pues bien: el confesor, no sé si por ser él liberal o porque yo tocaba madera -la del confesionario- me perdonó por impremeditación; y a cambio solo me cobró, precisamente, tres avemarías.
     Eso si que sí que sí que...
     (Desde entonces lo hago todo impremeditadamente...).

jueves, 16 de junio de 2016

El sueño de la pluma




El sueño de la pluma

A veces, en la noche, cuando todo se duerme,
yo permanezco insomne buscando en mis entrañas 
la conciencia anhelante de un origen sin fin;
oteo el firmamento y escucho su rumor.
Las estrellas son luces rupestres en el cielo
y su caverna constelada brilla
como un lago sereno fruncido de diamantes. 
Entonces siento el gozo de una lluvia interior
que me libera el alma de todo sufrimiento
y aproxima mis ojos a la clarividencia. 
Siento que ese diluvio de olvidos y deleites 
me revela que estoy hecho de estrellas, 
de sílices y pájaros, y saurios ancestrales, 
que el espacio y el tiempo son solamente una 
constelación perenne renaciendo en mi ser 
y soy el magma fósil de la inmortalidad. 
Sortilegio o relámpago, estalla el infinito 
en una íntima hoguera.
                                           Y en medio de la noche, 
como un viaje dormido desde el fin al origen,
se funde el universo en una gota
de luz impenetrable que fluye hasta mi pluma.
Y solo existe cuanto dejo escrito. 

miércoles, 15 de junio de 2016

Epicureísmos



Orff: Fortuna imperatrix mundi


El instinto de supervivencia empuja al ser humano a huir del dolor a toda costa para conservar la vida. Es decir: a buscar el bienestar, el placer y todo aquello que aleja de la enfermedad y la muerte. Sin embargo muchas culturas, como el cristianismo, descubrieron un método sacratísimo: añaden al sufrimiento de saber que hay que morir el dolor de sufrir en esta vida como fórmula para salvarse y conseguir otra existencia. Contra el hedonismo excesivo oponen la abstinencia total, incluso los cilicios de toda clase. 
     ¿No es de obtusos tal filosofía puesto que para paliar el malestar de morir propone como medicamento el malestar de no vivir sino sufrientemente?
     Si Epicuro decía que la felicidad consiste en la ausencia de dolor, algún malversador de Jesucristo promulgó que el padecimiento es la mejor moneda para comprar el Paraíso. Y eso es castrar -precisamente- el instinto de supervivencia.
     Puesto que se cosecha lo que se siembra y el mañana es un fruto del presente, ¿no sería mejor regirse por el principio del placer: algo así como goza cuanto puedas siempre que tu gozo no impida el gozo ajeno?


martes, 14 de junio de 2016

Libros recibidos (XLIII): J. L. Zerón


De exilios y moradas
José Luis Zerón
Polibea

Un libro escrito desde el caos interior y con la mano del irracionalismo y su libre asociación, aunque no quede libre de la constante presencia del juego dialéctico de contrarios del barroco.
     Siente el pensamiento, / piensa el sentimiento, escribió Unamuno. Y gran parte de la poesía puede agruparse en uno de esos conceptos, cuando no en la suma de los dos. Cosa es el arte del hombre reflexivo aunado al hombre sintiente.
     Teniendo como arbotantes la reflexión experiencial y lectora, Zerón construye un discurso enunciativo que huye del lirismo tradicional tanto como se apoya en la asepsia emocional. Con el sustrato lector y una mismidad tangente con el existencialismo, el pensamiento hilvana prosas dispuestas en versos que hallan sus mejores logros cuanto menos se distancian del sentimiento al que ha conducido el pensamiento. Por eso uno de los mejores poemas de este libro es, o me lo parece, el que no se aparta del canon tradicional: el dedicado a Juan de Yepes (que ya apareció en este blog y aquí puede leerse: 
Un poema de José Luis Zerón Huguet (Antología, CLXIX)En él el verso libre liberado del cómputo,  pero no del ritmo lírico, irreductible a prosa, se ciñe a la estructura clásica y el pensamiento desbastado deja paso a la emoción contenida.
     El mundo es un laberinto al que hay que encontrarle la salida, una pregunta que crea más preguntas cuantas más respuestas se esperan. ¿Cómo saber cuál es la formulación idónea de lo que sentimos y pensamos? Porque el mundo cabe en un verso; / pero ¿quién sabe escribirlo? -que decía Cantero-.

lunes, 13 de junio de 2016

El paraíso


Mozart: C. piano 21

Sueñas durante décadas sin saber de tu sueño sino que en él hallarás la dicha, pues te traerá El Gran Sosiego. 
     Sientes que aquellos libros mágicos que leíste cuando eras poco más que un niño, y que te transportaban a un breve paraíso, se abrirán de repente y la vida será como el libro feliz del que saldrás para entrar en sus páginas, hechas ahora realidad y pálpito. 
     Caminas por las calles: y la noche se llena de estrellas que te llueven el rostro. 
     Todo se transfigura. 
     Y se ha cumplido Oniria.
     Estás en otro tiempo y otro espacio; y no existen la prisa, ni el miedo, ni el furor, en ese ahora en el que existes y que nunca existió: que todo era cadencia y es sigilo. Temes cerrar los ojos por si acaso, al abrirlos, no encuentras el Edén y todo ha sido el sueño que soñaste soñar que se cumplía.

domingo, 12 de junio de 2016

Construir la identidad

 John Field: Nocturno  nº 1


Desde que nacemos acumulamos sensaciones, sentimientos, pensamientos, de modo que nuestra mente es un conjunto de sedimentos familiares, sociales, culturales... que nos hacen ser como somos. Sin embargo, pocos se cuestionan la validez y certeza del carácter que finalmente decide cada uno de sus actos. Así es fácil caer en el fanatismo de considerar que solo nuestro criterio es el verdadero: y se produce el enfrentamiento con los criterios de los demás. Con lo sencillo que resulta considerar que tal vez hemos tejido mal alguno de los elementos de nuestra personalidad y corregirla. Pero no muchos admiten sus errores, con lo cual reina la contumacia y la enemistad.
     Lo natural es sentir impulsos; lo racional, controlarlos mediante el pensamiento. Pero si en el engranaje de esa cadena hemos introducido algún elemento disturbiador -exceso o falta de autoestima, por ejemplo- todo cuanto hagamos o hagan será filtrado por él y no percibiremos ni reaccionaremos con sensatez y nobleza, sino como esclavos o tiranos. 
     Reconocer un error y evitarlo es mejorarse, no colocarse la etiqueta de fracasado, o similar. Es lógico que no acertemos al organizar el puzzle de nuestra personalidad. Y para eso está el aprendizaje de la experiencia: nos enseña a no tropezar en la misma piedra. No obstante, algunos no admiten que de sabios es rectificar y continúan necios toda su vida: aferrados al "porque lo digo yo" sin haber cuestionado ni lo dicho ni, mucho menos, el "yo". 

sábado, 11 de junio de 2016

Desfazer entuertos

Schumann: Sinfonía Renana

Hace poco recibí una página periodística en la que leí en su primera línea -donde cayeron mis insomnes ojos- que Borges dijo que los hombres nacen aristotélicos o platónicos. Parece que no tiene importancia el error autorial: el universo va a seguir igualmente su viaje inextinguible. Pero no el espíritu de la verdad; y si esta se desintegra, también se diluirá el universo humano.
     Firmaba el artículo A. Muñoz Molina; lo cual, por ser este académico, confiere al lapsus o desconocimiento una dimensión de grave y lesa ejemplaridad.
     Porque lo cierto es que Borges el memorioso, icono de sabiduría, no es el cincelador de esa frase; la recogió, si no recuerdo mal, en Deutsches RequiemPero el autor de tal afirmación es Coleridge ("se nace aristotélico o platónico": la leí, jovenzuelo aún, en un ensayo -creo que de G. Díaz-Plaja) sobre el Romanticismo, publicado por la nostalgiada colección Austral). Y no debe robársele a cada uno lo que es suyo solo porque la urgencia y necesidad de despachar un artículo nos impida certificar como auténtico lo que es nada más que probable. 
     (No sé dónde coloqué el dicho ensayo, para corroborarlo. ¿Estaré perpetrando igual delito memorístico?).

viernes, 10 de junio de 2016

Lecturas imprescindibles (XXII): Los miserables


Arvo Part: Cantus in memeriam B. B.


Un lector quiere comprender la sociedad, sus relaciones, sus problemas, cómo desenvolverse en ella, qué puede darle o recibir. Y acude a manuales de sociología. 
     Error, o mal comienzo. Lea Los miserables, por ejemplo -o a Dickens, por ejemplo-.   
     En todos los tiempos ha existido la literarura "social", comprometida. Los poetas civiles españoles de los años cincuenta, por ejemplo: y siempre caen esos autores -que quieren transformar el mundo con las ideologías transformadas en palabras- en retóricas buenas intenciones que, a lo más, quedan como documentos sociológicos, no como buena literatura ni logro social.
     Porque para escribir un buen poema -pintar un buen cuadro, componer buena música- primero hay que ser buen poeta, buen artista. Y no se es -ni artista, ni bueno- por utilizar la pluma, el pentagrama o el pincel. Hay que sentir lo que se piensa y pensar lo que se escribe idóneamente. 
     Los miserables es un gran ejemplo de arte social, y escritura individual, porque Victor Hugo era un creador, no solo un concienciado. Supo amalgamar ética, política, justicia, injusticia, religión, rebelión, caracteres humanos... con sabiduría narrativa. Por eso la aventura de su protagonista Jean Valjean y el pueblo oprimido tiene tanta vida que el lector la siente como válida y verdadera. Y sale del libro -igual que de otros similares- como de la piel de un hombre al que acaban de azotar y sigue luchando por la libertad.
     La lucha de un ser humano por redimirse y convertirse en un hombre bueno en medio de un mundo de malvados y miseria. Un friso gigantesco que incluso apreciarán los lectores amantes de los macarrónicos novelones de hoy en día.
Lecturas imprescindibles

Lecturas imprescindibles, 1

Lecturas imprescindibles, 2 (Orwell)

Lecturas imprescindibles, 3 (Saint-Exupéry)

Lecturas imprescindibles (17): Dorian Gray