Un libro escrito desde el caos interior y con la mano del irracionalismo y su libre asociación, aunque no quede libre de la constante presencia del juego dialéctico de contrarios del barroco.
Siente el pensamiento, / piensa el sentimiento, escribió Unamuno. Y gran parte de la poesía puede agruparse en uno de esos conceptos, cuando no en la suma de los dos. Cosa es el arte del hombre reflexivo aunado al hombre sintiente.
Teniendo como arbotantes la reflexión experiencial y lectora, Zerón construye un discurso enunciativo que huye del lirismo tradicional tanto como se apoya en la asepsia emocional. Con el sustrato lector y una mismidad tangente con el existencialismo, el pensamiento hilvana prosas dispuestas en versos que hallan sus mejores logros cuanto menos se distancian del sentimiento al que ha conducido el pensamiento. Por eso uno de los mejores poemas de este libro es, o me lo parece, el que no se aparta del canon tradicional: el dedicado a Juan de Yepes (que ya apareció en este blog y aquí puede leerse: Un poema de José Luis Zerón Huguet (Antología, CLXIX). En él el verso libre liberado del cómputo, pero no del ritmo lírico, irreductible a prosa, se ciñe a la estructura clásica y el pensamiento desbastado deja paso a la emoción contenida.
El mundo es un laberinto al que hay que encontrarle la salida, una pregunta que crea más preguntas cuantas más respuestas se esperan. ¿Cómo saber cuál es la formulación idónea de lo que sentimos y pensamos? Porque el mundo cabe en un verso; / pero ¿quién sabe escribirlo? -que decía Cantero-.
Siente el pensamiento, / piensa el sentimiento, escribió Unamuno. Y gran parte de la poesía puede agruparse en uno de esos conceptos, cuando no en la suma de los dos. Cosa es el arte del hombre reflexivo aunado al hombre sintiente.
Teniendo como arbotantes la reflexión experiencial y lectora, Zerón construye un discurso enunciativo que huye del lirismo tradicional tanto como se apoya en la asepsia emocional. Con el sustrato lector y una mismidad tangente con el existencialismo, el pensamiento hilvana prosas dispuestas en versos que hallan sus mejores logros cuanto menos se distancian del sentimiento al que ha conducido el pensamiento. Por eso uno de los mejores poemas de este libro es, o me lo parece, el que no se aparta del canon tradicional: el dedicado a Juan de Yepes (que ya apareció en este blog y aquí puede leerse: Un poema de José Luis Zerón Huguet (Antología, CLXIX). En él el verso libre liberado del cómputo, pero no del ritmo lírico, irreductible a prosa, se ciñe a la estructura clásica y el pensamiento desbastado deja paso a la emoción contenida.
El mundo es un laberinto al que hay que encontrarle la salida, una pregunta que crea más preguntas cuantas más respuestas se esperan. ¿Cómo saber cuál es la formulación idónea de lo que sentimos y pensamos? Porque el mundo cabe en un verso; / pero ¿quién sabe escribirlo? -que decía Cantero-.