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sábado, 4 de junio de 2016

El voto del devoto


Glinka: Obertura española


Esto es el mundo!", dice el que quiere afrontarlo sin alienarse. Y mira el mundo por la única ventana por la que se puede entrever en su conjunto: la televisión, el espejo público.
     "¿Dónde están los paraísos que nos inventó la infancia y nos prometieron los mesías sociales?", se pregunta. Y ve una muchedumbre de corruptos siempre impunes y otra multitud de desjuiciados que se carcajean de un imbécil que estulticia estupideces tan inteligentes como un rucio. 
     "¿Dónde están las personas honestas hasta el fin?".
     Y la televisión sigue parpadeando con un brillo infernal, hijo del hombre.
     "¡Una película sensata, al menos!". 
     Y tampoco.
     Dice finalmente:
     ¿Y tendré que votar como un borrego concienciado a uno de estos bienintencionados con turbias intenciones? ¿Contribuiré con mi voto a mantener este estado de pan y circo? ¿Este era el sueño de la democracia? ¿Cómo votar, y a quién, si todos son indignos de ser votados? ¡Si no voto no cumplo con las reglas sociales, y si voto reniego de mí mismo!
     ¡Mondo cane!