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viernes, 27 de agosto de 2021

Impulso criminal

 

R Fleischer

Fueron Raskolnikov y Nietsche, y luego Wagner, y después Hitler y ... quienes divulgaron -sin justificarla- la concepción de que algunos hombres geniales están por encima de los demás; tanto que pueden matar-ajusticiar porque son como dioses.

Como antes en La soga de Hitckoch, IMPULSO CRIMINAL se hace eco de tal aberración y, además, la cuestiona con la teoría del impulso irracional insuperable en el discurso final de Orson Welles.

 

miércoles, 25 de agosto de 2021

Breve imagen de Lope.



A. de Cabezón: Himno


                                   Breve imagen de Lope


         1.- La búsqueda de una nueva expresión poética durante el Siglo de Oro tiene tres hallazgos: GóngoraLope Quevedo. Góngora y Quevedo consiguen su propósito con tanta obviedad que Lope los envidia, sobre todo al primero, porque había encontrado lo que él con tanto ardor buscaba. Góngora y Quevedo, en sus diferentes y complementarias estéticas, se parecen en que subordinan la pasión a la cerebralización, el uno con fulgor y el otro con precisión. En Góngora destaca la sensorialidad; en Quevedo, la intensidad. Lope es menos intelectivo y la palabra que, tal vez, mejor lo define es la compulsión, el arrebato. Admiraría y odiaría entrañablemente a Góngora; pero su personalidad no le permitió ser el “poeta científico” que quiso ser. Lope se diseminó en millares de versos, muchos de los cuales conforman títulos tan formidables como las Rimas o El caballero de Olmedo.
        Por dos cosas es fundamental Lope: por ser no solo el reformador del teatro del Siglo de Oro sino el creador de nuestro teatro –sin olvidar cuánto le deben muchos extranjeros- y por haber sido uno de los primeros en trasvasar a su obra lírica su intimidad biográfica, sin caer en el cotilleo ni acogerse a la abstracción. Cuanto menos virtuoso se muestra más humano se manifiesta. Muchas son las confidencias de signo autobiográfico, las emotivas fisuras de su obra por donde se escapa el hombre olvidado del ágil y generoso versificador. En pocos autores la fusión de vida y obra es tan definitoria: ¿Que no escriba decís o que no viva?/ Haced vos con mi amor que yo no sienta, / que yo haré con mi pluma que no escriba. (“A Lupercio Leonardo”. Rimas); Porque amar y hacer versos todo es uno ("La Dorotea"); Es la locura de mi amor tan fuerte / que pienso que lloró también la muerte. 


       2.- Un millar de páginas suman las obras de Shakespeare. Por cada una de aquellas Lope escribió dos obras. Esa fecundidad -similar, en nuestro siglo, a las de Villalobos o Picasso- no impide la intensidad, aunque sin duda resta tiempo para la pulimentación. Ser prolífico no es un mérito y puede ser un demérito. Quizá por eso "La Dorotea", que hilvanó a lo largo de su vida, dedicándole menos espontaneidad que reescritura, sea una de sus mejores obras. A pesar de su facilidad -de ahí su fecundidad-, Lope aspiraba a la obra hermosa por trabajada, como afirma en varias ocasiones: Oscuro el borrador y el verso claro; La poesía ha de costar grande trabajo al que la escribe y poco al que la lee.
        Pocos autores tan clásicos como Lope. Y sin embargo -o tal vez por eso- de pocos se puede decir que su principal rasgo fue el anticlasicismo. Tal vez su vitalidad impulsiva fuese causa de sus fecundos errores y de sus ejemplares perfecciones. Potro es gallardo; pero va sin freno, dijo de él Góngora; y acertó. Pero incluso cuando Lope se desboca hay algo de esplendoroso en su desbocamiento; y cuando pone freno a su estampida consigue las más altas cimas de la expresión poética.
       Es Lope uno de los primeros que tiene conciencia plena de que el autor es un ser que se expresa en un habla diferente a la de los demás, de que la literatura es el habla superior de la lengua. Ahora bien: ese habla puede adolecer de extremista y caer en la vulgaridad o en la pedantería. Fue Lope un buscador del poeta artista versado en todas las artes, el autor que concibe la obra como un tributo a la inteligencia y la sensibilidad, depositarias de todos los saberes. Sus tecnicismos son consecuencia de esa persecución, igual que sus ecos gongorinos. Afortunadamente, supo ver que las excelencias de una obra, su lengua, la construcción, estructura y demás diamantes y bisuterías, no son decisivas, aunque la determinen, de su permanencia -la vigencia-. Que solo si esos afluentes o manantiales conforman un diáfano, trascendente y perdurable caudal consiguen que el lector se bañe dos veces en el mismo río.


         3.- Ejemplar me parece Lope, como profundo y auténtico artista, cuando escribe humanamente, y menor poeta cuando pretende serlo. Sus poemas “mayores” rara vez consiguen el aliento lírico de su poesía íntima, cotidiana y experiencial, reflejo de su vida de hombre y no solo de poeta. Acertó Lope cuando tituló Rimas humanas una de sus colecciones líricas, porque nunca es mejor Lope que cuando se muestra como hombre que escribe y olvida al poeta “científico” que pretendió ser y cuya égida le arrebató el culto y cultista cordobés. Cuanto más íntimo y diáfano se manifiesta más universal y profundo es. La autenticidad vence el virtuosismo porque la espontaneidad cultivada supera en él al pretencioso culteranismo. Lope, a pesar de que supiera que las obras, como las paga el vulgo es justo / hablarle en necio para darle gusto, ni habló jamás en necio ni se conformó con el aplauso popular; buscó afanosamente el respeto de la élite. Tentativas como las Soledades o, luego, Altazor son La Circe y otros poemas “mayores”. En cuanto al teatro, pocas obras de nuestra lengua superan en lozanía y lirismo El caballero de Olmedo, en mi opinión, más perfecta, por su ausencia de frialdad expositiva, que las “perfectas” obras de Calderón. Porque cuando una obra hace vibrar la inteligencia y los sentidos es más humana y más artística que la que solamente enamora el intelecto.
       Tal vez Lope no creó ningún personaje como Pedro Crespo o Don Juan; pero sí reflejó mejor que ningún otro el personaje colectivo, la sociedad de su tiempo, el pueblo diseminado en tantas figuras de tantas obras y recolectado en Fuenteovejuna. Su espontaneidad le llevaba a reflejar la realidad, y sus personajes se corresponden con los de su época más que los más estereotipados de Calderón o Tirso, quienes agudizaron el honor o el carácter femenino, pero que no existirían sin la existencia de Lope. Tal parece que nunca se tomase el teatro como un verdadero camino para mostrar su genio, sino solo su ingenio: otros caminos, los de la lírica, bullían en su horizonte. Pretendió tal vez deslumbrar con sus poesías y quedó deslumbrado a su pesar, y pesaroso, al encontrar en Góngora la senda que él había buscado sin hallarla. Le sobraba a Lope vitalidad aunque no le faltase cerebro, que es lo que Góngora conseguía mantener frío para volver y revolver sobre su obra, pulirla, desmontarla, reconstruirla. Claro está que Lope corregía y volvía a corregir muchos de sus textos ("La Dorotea": ríete de poeta que no borra): pero eran tantos que no podía dedicar a la corrección el mismo tiempo que quienes escriben con pausa (Lope escribió 3.000 sonetos, tantos como todos sus contemporáneos juntos). De todos modos la humanidad podría pasar sin la obra de Góngora –aunque sea esta más brillante- mucho más fácilmente que sin la de Lope. Porque el arte sirve para mostrar la vida, no -solamente- el mismo arte. Lope representa la irrupción de la vida en la obra. ¿No constituyen lo más entrañable de Lope aquellos poemas que nacen de sus vivencias y aluden a ellas? Igual puede decirse de Quevedo, aunque intelectualice más su experiencia sin por ello extirparle el estremecimiento, las medulas que han gloriosamente ardido. A esa fusión de vida y obra se deben los saltos que hace Lope en sus poemas incluyendo episodios autobiográficos hogareños, más humanos cuando más despojados de “idioma literario” están:

                               Cuando Carlillos, de azucena y rosa
                               vestido el rostro, el alma me traía
                               contando por donaire alguna cosa...



      4.-   En Lope se aúnan como en ningún otro las dos inquietudes que contradicen al hombre y que lo identifican como tal: el deseo de creer en unas leyes sobrenaturales y la pasión de vivir cuanto la carne pide; la lealtad a un ser supremo que garantiza la ulterior felicidad y la imposibilidad de negarse la fidelidad a sí mismo como ser hecho de carne y hambre de vivencias; la carnalidad racional y la animalidad mística. Eso hace de su obra emblema de todo mortal que sienta la fiebre de la inmortalidad y la mordedura de la muerte. No es extraño que sus libros lleven por título “Rimas humanas y divinas”. La trascendencia de la vida que se sustenta de la algarabía de la sangre, clamorosa de sensualidad irreductible. Y ese fue Lope: biógrafo de su espíritu, confesor de sus pecados y sus arrepentimientos. Sus muchos amoríos, sus muchos hijos y sus muchos partos verbales hacen pensar en un hombre que todo lo gozó y todo lo sufrió. Sin duda, Lope ayudó al hombre, mediante ese confesionalismo, a comprenderse mucho mejor.
       A esta vía responden tantos poemas “humanos” y “divinos”: “Yo no quiero más bien que solo amaros”, “Ir y quedarse, y con quedar partirse”, Suelta mi manso, mayoral extraño”, “Resuelta en polvo ya, mas siempre hermosa”, “Es la mujer del hombre lo más bueno”, “¿Qué tengo yo que mi amistad procuras?”, “Pastor que con tus silbos amorosos”“Cuando en mis manos, Rey eterno, os miro”.
       Bien pudo escribir Lope, como divisa de su vida y obra:

                              Versos de amor, conceptos esparcidos
                              engendrados del alma en mis cuidados,
                              con más dolor que libertad nacidos.

        A pesar de sus triunfos populares y personales, Lope fue un hombre íntimamente solitario; no son azarosos estos versos:

                              A mis soledades voy,
                              de mis soledades vengo,
                              porque para andar conmigo
                              me bastan mis pensamientos.



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domingo, 22 de agosto de 2021

Mirando la Gioconda

Ponchielli: Preludio de La Gioconda


El buen arte es el que configura el corazón y el cerebro en una trabazón interdependiente y eficaz, sin que la emoción asfixie la clarividencia ni la sensatez ahogue la pasión. Es preciso que la técnica talle el sentimiento sin que una ni otro vean mermados su necesidad de estar presentes en la obra y, por tanto, en el receptor. 
     Por eso un cuadro como La Gioconda es un paradigma de precisión emotiva y ciencia expresiva, de victoria sobre el conflicto entre impresión encontrada y expresión formulada, entre poesía y filosofía. Ese rostro de Leonardo es todo un postulado sobre la emoción pura, una ecuación lírica, una matemática sentimental: un cúmulo de experiencia de vida y experiencia pictórica, que nada valen si no van unidas. El ojo no frena su espontaneidad al percibir la densidad de su humanismo, la sabiduría se ha hecho en esa pintura un mecanismo perfecto de sincronización entre sentimiento y pensamiento. 
     Así el hombre sincrónico, sin premeditación interesada, salva de la vorágine del tiempo las obras que testimonian su verdadera identidad de cosa irracional inteligente o, dicho con eufemismo, animal racional. 

miércoles, 18 de agosto de 2021

Chanzonetta

 

Monteverdi: Vespri...


Chanzonetta (La solidaridad) 

Cuántas veces
he caído en las simas del dolor
y he hallado a quienes, 
con su amor,
consolaban la herida
recibida.

Qué pocas veces
he consolado yo a quienes sufrían
de soledad 
o de melancolía,
con lo sencillo que es decir: "hermano,
toma mi mano".
 

sábado, 14 de agosto de 2021

Solo el que apenas sabe...

 

Lully: El burgués gentilhombre

Vivir es crear recuerdos. Sin recuerdos no hay identidad. Así que olvidar es suicidarse. Por lo tanto hay que olvidar solo los errores: una vez que hemos aprendido de ellos. 

     Equivocarse no es fracasar, sino aprender que no es fácil acertar. Y cuanto más acertamos desde ese aprendizaje más nos autoestimamos sin engreimientos y con humildad. 

     Solo el que apenas sabe cree saberlo todo, y solo el presuntuoso considera que el mundo está en deuda con él. Hay demasiados asnos creyendo ser caballos ganadores. 


jueves, 12 de agosto de 2021

El tilo






He salido a la vida, a caminar
por los altos senderos de la luz.
El viento me golpea y se me cierran 
los ojos. A la vera del camino
yace el árbol: en él grabé mi nombre
y tu nombre, y el nombre de la vida,
que no es sino el del fuego; y escribí
un canto a la existencia, como ahora
quiero escribirlo. El viento me golpea
y no me deja ver, pero vislumbro
tras el tilo, embriagada con su sombra, 
a la muerte asomando su esqueleto
vestido con tu carne; y tu fantasma,
o el de la muerte, muesca su murmullo:
“en mí hallarás la paz”. Yo sigo absorto,
monólogo hacia adentro, ensimismado
entre himnos y elegías. Avizoro
el sol, su rutilante simetría
alumbrando la noche de mi noche.
La reciedumbre de la luz me lleva
a un infinito en el que aguarda un éxtasis.
Pero el viento, de pronto, es un mastín
azuzando mis pasos hacia el árbol, 
y me susurra: “ven,
en mí hallarás la paz".


martes, 10 de agosto de 2021

Del amor y sus pérdidas

 


Scumann: Ensoñación


Si es muy triste perder a quien amabas,

es más triste perder a quien decía

que te amaba.

Pues la verdad, como el amor, es breve 

como un beso,

y la mentira es lo único que queda.


lunes, 9 de agosto de 2021

Laconismos 34 - 66 .


Brahms: Sexteto 1

No hay otra solidaridad como la de enseñar, puesto que el conocimiento es la mejor ayuda que poseemos y podemos dar. 
***
El músculo de la inteligencia, como cualquier otro, se atrofia si no se ejercita.
***
La auténtica enseñanza consiste en educar el corazón con el cerebro para que satisfaga con prudencia cuanto le pertenece. 
***
No hay mayor fanatismo que creerse en posesión de la verdad. He ahí la causa de la intolerancia.
***
Cuando nos quedamos solos pocas veces podemos decir: mi yo está conmigo.
***
La Naturaleza nos da la vida; pero la educación nos enseña a vivir. 
***
En una democracia el fracaso de los gobernantes es el de los electores.
***
   El hombre es un animal racional empeñado en ser solo animal.
***
Abandonar la vida sin haberla dejado más hermosa que cuando la encontramos bien merece morir de mala muerte o no haber existido.
***
Nadie hay tan pobre que no pueda dar amor.
Quienes se lo entregan mutuamente son los seres más ricos de la Tierra. Y si con los años son capaces de convertir su pasión en donación de recíproco sosiego, también son los más afortunados.
***
 La valentía no consiste en luchar contra la necedad, sino en mantenerse al margen de ella. El mundo, en general, es bueno; y lo sería más si algunos no se empeñaran en emponzoñarlo.
***
No hay mayor ignorancia que la de creer que lo sabemos todo.
Cuánto aprenderíamos si aceptásemos que sabemos muy poco.
***
A menudo, estar al día nos impide estar en nuestro tiempo.
***

Todas las obras del hombre son estrategias de la mente para conquistar la -imposible- eternidad.
***
El conocimiento es la mejor ayuda que poseemos y podemos dar. 
***
No hay más destino que la voluntad.
Convirtámosla en gen de nuestro espíritu.
***
No sé por qué tememos reconocer que nos equivocamos: tal reconocimiento nos ennoblece porque significa que queremos mejorar. 
Lo contrario se llama contumacia.
***
La injusticia histórica no consiste tanto en magnificar algunos hechos como en menoscabar otros.
***
Quien no sueña con mejorar el mundo
merece su desprecio.
***
Bien está que la mano izquierda no sepa lo que hace la derecha. Lo malo es cuando esta también es zurda.
***
Ten miedo, pero no lo demuestres. 
Si no temes, no vivirás vigilante; y te asaltarán. 
Si muestras tu temor, creerán que es cobardía y pasarás tu vida enfrentándote a necios valentones. 
El valiente no es el que desconoce el miedo, sino el que lo vence.
***

Si crees que un poema puede consolar del sinsentido de vivir, publícalo. Si no, guárdalo para tu colección de falsos esplendores.
***

Pocos poema son elocuentes. Cuando el silencio es más doloroso que las palabras, se escribe.
***
Querido amigo:
Nerón tenía dos maestros, cuyos nombres eran Séneca y Burro. Puedo asegurarte que tú no eres Séneca.
***
A veces ni siquiera los gigantes se reconocen entre sí.
***
Puesto que el factor común de la humanidad es la mediocridad, todo triunfador social es un mediocre.
***
Un hombre es su experiencia. 
Sin embargo, solo aceptamos los consejos que nos damos a nosotros mismos. Y estos, como los de los otros, nacen de la experiencia propia. Lo cual requiere muchos años de vida: de errores, aciertos y conclusiones acertadas. 
Cuánto mejor nos iría si tuviéramos en cuenta la experiencia ajena antes de desecharla solamente porque no es nuestra.
***

Si no somos capaces de hacer preguntas esenciales todas las respuestas serán circunstanciales.
***
No pienses: es malo para la Filosofía.
***
No hay más ética que la libertad.
***

Nací cuando necesité pensar para combatir la muerte; moriré cuando deje de hacerme preguntas sobre la vida.
***
Sé justo en este mundo de injusticias.
Pero cuando te empujen al infierno
procura convertirte en un demonio.
***
Caídos los dioses, ¿qué le queda al hombre sino este mundo de hombres? Y de este mundo, ¿qué, sino soñar con otro mejor? 
***
El sentimiento nos une. 
El pensamiento nos separa. 
Tan solo la poesía nos concordia.
***

domingo, 8 de agosto de 2021

Laconismos 1-33 .



Schumann: Quinteto

La palabra es el rostro de los hombres.
***
La literatura solo se justifica cuando crea, enriquece o perfecciona paradigmas. 
***
Nuestra única patria es la cultura.
***
En algún lugar de un libro hay una frase esperando tus ojos para darle sentido a tu existencia.
***
Si eres el más inteligente y sensato de cuantos te rodean, pronto estarás rodeado
de enemigos.
***
La sociedad convierte al hombre en un misántropo.
***
Saber vivir no es más que saber cambiar de vida.
 ***
Los dioses mueren cuando el hombre piensa.
***
Los laberintos existen 
para que aprendamos a encontrarnos. 
***
La temeridad solo es la forma más valiente de esconder la cobardía.
***
¿Por qué nos empeñamos en hablar de lo que nos separa en vez de aquello que nos une?
***
No hay mayor cobardía que huir de uno mismo, ni más noble valor que afrontar nuestros miedos.
***
Pocos fantasmas son tan reales como los que se enorgullecen de serlo y hacen de una máscara su rostro.
***
La originalidad consiste en apropiarse de la tradición y renovarla.
***
Somos el que creemos ser, el que los demás creen que somos y el que somos en realidad. A este es al que más desconocemos. Y la pluma es el único bisturí cuya autopsia resulta fiable.
***
La poesía es un yo que se confiesa 
para encontrar el rostro verdadero.
***
El mejor libro es aquel que nos convierte en otro: nos hace ver quien fuimos y quién podemos ser.
***
Solo cuando el silencio es más doloroso que las palabras debe escribirse. 
***
Hay malos escritores porque hay malos lectores. Y malos lectores porque apenas hay buenos escritores.
***
Aprender a leer bien es un deber de todos; escribir, un derecho que muy pocos debieran concederse.
***
Somos lo que sabemos.
***
El amor propio ha matado más amores que el odio.
***
El erotismo es la sublimación de la lujuria para gozar su plenitud.
***
La música es la única palabra 
que desmiente la inefabilidad.
***
Ya que la vida no tiene sentido
todo poema debiera otorgárselo.
***

Soy el que quiero ser más que el que fui. 
***
Cuando tu juventud se hastíe olvida 
que fuiste joven o perecerás.
***
Después de haber vivido mucho queda 
el dolor de saberse derrotado: 
entierra en la escritura tu equipaje.
***
El suicidio es el único acto de libertad que existe.
Y también la única batalla contra nosotros mismos que no debiéramos perder. 
***
La cultura es un derecho que todos tenemos y pocos ejercitamos como un deber. Ese es nuestro mayor mal: pues la ignorancia es causa de todos los otros males y monstruo de todas las criaturas.
***
El pincel es la pluma de la imagen.
***
Si el artista, además de nacer, se hace es porque deshace y rehace continuamente su obra.
***
Si quieres cambiar el mundo empieza por cambiar tú.
***

miércoles, 4 de agosto de 2021

Siempre el culpable es el otro

Brahms: Primera, 1

Pocas veces logramos olvidar 

que el mundo tiene, exacta, la estructura

que cada uno le damos -procurando

incluir la autoinculpabilidad-.

Juntamos cuanto nos ocurre, unimos

las cosas que tememos y anhelamos, 

y concluimos que ayer, hoy y mañana

son consecuencia de los otros o

del azaroso azar; 

nadie admite que solamente es él

quien construye o destruye su existencia,

que su conducta afecta a la de todos

y entre todos hacemos que este mundo

se parezca a una lágrima.

Todos nos proclamamos inocentes.

(Esto no es un poema: es una crónica).


martes, 3 de agosto de 2021

Licencia de impunidad




 - Llevo dos horas esperando...

- Hoy no se vacuna.

- Mire este papelito con la fecha y hora de hoy que usted mismo me dio cuando me inyectó la primera dosis...

- ¡Hoy no se vacuna!

- ¿Y entonces...?

- A usted se le avisó del cambio de día.

- Ningún aviso tengo ...

- No es por culpa mía.

- Pero sí es por su causa... Ustedes hacen un gran trabajo -como es su deber, y el de todos cuantos tienen un deber: hacerlo bien-; pero si no lo gestionan bien, lo hacen mal.

- Si usted estuviera localizable... pero aquí no consta ningún teléfono útil a su nombre ...

- ¡Vaya! En lugar de decir que lo siente por el probable error humano -inadmisible- pretende culparme! Esto no importa solo por sí mismo, sino porque es uno más de los descuidos institucionales que convierten el mundo en un desastre. Contésteme: ¿Si no tengo teléfono cómo me avisaron la primera vez? Además: ¿no sabe que una cita es un acuerdo entre dos personas y se mantiene vigente mientras no la rechacen ambas -no una sola-? 

- ... Yo hago lo que me mandan... 

- ¿Y no le ordenan que haga las cosas bien, o mejor, y nunca mal?  ¿Sabe cuál es la solución para el virus y todo lo demás? Creo que si en unas elecciones todos los partidos encontraran que nadie los había votado comprenderían que se quedaban sin su sueldo y empezarían a tomarse en serio que ser político es beneficiar al votante, no beneficiarse de él.  No se ampararían en su licencia de impunidad.  


lunes, 2 de agosto de 2021

Resurrección (dos versiones)


Desde el otro lado del océano, con prosodia argentina, me llega esta lectura del poema Resurrección, que agradezco al enfebrecido rapsoda. 

Leído por Ricardo Serna

RESURRECCIÓN

Cuando yo muera quiero
que olvides que existí.
Estaré en tu memoria,
la que no recordamos,
la que nos hace ser
quien somos porque fuimos.
En tu cuerpo, mi piel
continuará abrasándote.
Viviré en tus entrañas
y estaré en las palomas,
dondequiera que mires
y no esperes hallarme.
Por eso yo te digo
que cuando muera quiero
que me olvides, que abraces
los cuerpos de otros hombres
que te sigan amando
con la furia del tigre
y el tacto de las rosas.
Piensa que si viviera
querría oír tu risa
y saber que en el mundo
permanece el aroma
de tus senos de mar
y tus muslos de escarcha
y el orgasmo estridente
de la creación forjándote.
Escúchame, alma mía:
déjame que me vaya
sabiendo que mis dedos
moldearon tu carne;
que mi vida creció
en tu vida y que existo
a pesar de la muerte
en la vasta armonía
de la existencia: tú.