Visitas

Seguidores

lunes, 29 de abril de 2024

Al fondo del espejo





El bucle (para Dulcinea del Te Beso)

Miro el espejo en el que me reflejo 
y veo más allá de lo que veo:
un hombre diferente al del espejo 
y sin embargo igual a aquel que veo.

No importa si me acerco o si me alejo, 
pues no está en lo que miro lo que veo, 
sino en mí, que soy siempre el que no veo 
y ante el que siempre quédome perplejo.

Por más que cejo y cejo nunca cejo 
de mirar ese aljibe en el que veo 
el dolor incesante de mi espejo.

Un espejo interior es el que veo;
aunque siempre es el pálido reflejo 
de quien quisiera ver y nunca veo.


domingo, 28 de abril de 2024

De cómo Dulcinea me salvó.

Telemann / Doré: Don Quijote


Yo había leído un par de años antes Guerín el Mezquino, una seudonovela "de caballerías" que me había seducido adolescentemente y que hoy, al hojearla, me parece tan horrenda como la mayoría de las que escriben los plumíferos que buscan el aplauso. 
     Un profesor me regaló, un día entre otros a lo largo del Bachillerato Elemental, un libro de muchas páginas a pesar de su pequeña letra. Y lo estuve leyendo a lo breve de tres días, tumbado en una cama, en un caserón en medio de almendros y cerezos, en las afueras de la localidad de Crevillente. 
     Cuando llegué a las páginas desde las que se alza Clavileño con sus fuegos y truenos, sentí que el calor del verano me empujaba hacia la balsa de regadío. Acabé de leer la aventura y abandoné la cama. El calzón de baño estaba abierto en el suelo y puse los pies sobre los huecos de sus perneras para erguirlo hasta la cintura. Mis brazos empezaron a subirlo... y ¡oh fatalidad y luengo escalofrío! 
     Como a cámara lenta lo recuerdo: ¡el bañador iba ascendiendo con mis piernas dentro, y cuando estaba a la altura de mis rodillas, inclinado como estaba yo, vi un escorpión, acomodado en la entrepierna telar, que trepaba con él hasta mi inquieta y pudenda lanza de la virginidad! ¡Vive Dios: algunos encantadores malandrines, de los que convierten molinos en gigantes, habían puesto allí el fieroso escorpión y este dirigía contra mí sus pinzas y su fálico aguijón, dispuesto a trincharse un revuelto de huevos con chorizo! Menos mal que el amor de Dulcinea me hizo saltar mientras el bañador se deslizaba al suelo arrastrando al maligno en su caída. El sandaliazo fue caupolicánico. 
     Repito: ¡Vive Dios! A punto estuve de entonar aquello que citase Sancho Panza: "Ya me comen, ya me comen / por do más pecado había!".
     Desde entonces no he desaprovechado la ocasión de envainar la presunta tortilla para resguardarla de enemigos y amainar su furibundez empenecinada.
     (Por cierto: ese sí es un libro: El libro de la vida; y nadie que pretenda comprenderla debe renunciar a leerlo).



Reubicar 13-6-22

sábado, 27 de abril de 2024

El sueño de la Humanidad.

Strauss: Muerte de Don Quijote


Leer en el periódico

     Afortunadamente, los verdaderos bestsellers no los crea la cantidad de lectores coetáneos de su autor, sino los que suman los siglos: aquellos que leen algo más que palabras y encuentran trascendencia en su decir. ¿Por qué es Don Quijote uno ellos?
     Porque lo que pretende Don Alonso Quijano El Bueno es realizar el sueño de la Humanidad: establecer un orden social justo y solidario tratando de convencer uno a uno a cuantos corrompen la convivencia con su comportamiento. Don Alonso es un hombre que vive en una sociedad injusta, y la integridad propia que pretende trasladar a los demás es lo que queda más allá y a pesar del humor y la tragedia de su fracaso. Su error, visto desde hoy, consiste en tratar de imponer la justicia por la fuerza, aunque ese fuese el único medio en un mundo en que eran necesarias Armadas Invencibles y batallas de Lepanto. Y por eso don Alonso se convierte en Don Quijote. Era el método ancestral de la guerra -hoy superado solo en teoría-. (El propio Cervantes consideraba su mayor gloria haber perdido el uso de su mano izquierda como consecuencia de tres arcabuzazos defendiendo la cristiandad).  No obstante, pocas dudas hay de que el libro es el arma más pacífica y que más territorios mentales ha conquistado. 
     Esa nobleza de carácter y de pacto consigo mismo -ayudar a los demás- es lo que ha visto la Historia en el hidalgo. Y así, innumerables son los autores que han mezclado su sangre con la cervantina y han tomado su obra como fundamento de la suya. No es casual que El Quijote haya servido de inspiración a centenares de creadores. Basta citar a Defoe, Fielding o Dostoiewski. Nada más que en el siglo XVII hay, al menos, 35 obras teatrales inspiradas en él. Tal vez sea Richard Strauss, con sus Variaciones sobre un tema caballeresco quien mejor lo ha recreado. Telemann, Purcell, Salieri, Paisiello, Massenet, Mendelssohn, Ibert, Ravel... compusieron suites, óperas, canciones basadas en sus textos. Rafael GilOrson Welles, G. W. PabstPicasso, Dalí, Daumier... dibujaron su rostro y sus hazañas. El tiempo, que es el único filtro que impide el paso a los embaucadores y convierte en clásicos a los íntegros del arte, ha hecho de Cervantes un hito en la Historia.
     Sin El Quijote -la novela más moderna e innovadora de cuantas conozco- el decurso de la narrativa universal no hubiera sido el mismo. Los autores hubiesen seguido otro rumbo, los lectores no hubiesen reaccionado como lo han venido haciendo, la sociedad, falta de esa reacción determinada, sería diferente. Estaríamos, como digo, en otro universo social. Y eso convierte El Quijote en imprescindible para la comprensión de la Historia y el hombre actual.
     ¿Sin embargo, por qué es tan poco leído hoy? Porque ningún consejo es peor, para aborrecer una lectura, que el de imponerla. Y ahí radica el hecho de que pocos conozcan El Quijote: su imposición en las aulas como lectura obligatoria en una enseñanza igualmente obligatoria y minusválida que invita a rechazar la lectura y el estudio.         
     Una obra no es válida porque esté bien escrita, sino porque su buena escritura descubre un paradigma humano universal. Y esto no ocurre, por ejemplo, con la historia de un “poeta enamorado de un burro” (que eso es Platero y yo), por mucho que los pedagogos se empeñaran hasta hace poco en elevarla a las alturas "por su prosa exacta y limpia". Pero la historia del hombre bueno que quiere hacer el bien y es el propio mundo el que se lo impide -porque este desconoce la bondad- sí es familiar y esencial al ser histórico. Tanto que es la divisa y herencia de Sócrates, Buda, Confucio, Jesucristo… 

Reubicar en 23-4-18
https://antoniograciaoniria.blogspot.com/2016/04/el-sueno-de-la-humanidad.html

Lecturas para escuchar: Don Quijote


miércoles, 24 de abril de 2024

Retorno hacia la aldea






Retorno hacia la aldea

Sobre el bisel de la llanura erguido, 
como una torre de soñar cansada, 
el caballero esgrime al sol su espada 
y otea el horizonte enfebrecido.

El viento alza su espuela, y su gemido 
trae la verdad desnuda y desolada: 
ninguna senda lleva hasta la Amada, 
nadie buscará ya su ardor vencido.

Quiso evitar la fuerza con la fuerza
y los molinos lo han abandonado
como a un gigante del que se huye al trote.

Jamás es la razón de quien la fuerza. 
Yace en la tarde un sueño desmayado. 
El mundo no precisa de un Quijote.

Una autobiografía cervantina.


R. Strauss: Don Quijote

Muchos lectores de Cervantes se han preguntado cómo es posible la diferente excelsitud que existe entre El Quijote y el resto de las obras cervantinas. 
     Para mí la respuesta es muy sencilla: Cervantes, como la mayoría de los escritores, quiso ser un literato afamado: y trató de conseguirlo en su poesía, teatro y novelística anterior y posterior a la historia del hidalgo. Tanto las Novelas ejemplares como el Persiles son obras de gran mérito. Pero no fue hasta que llevaba una cincuentena de páginas de Don Quijote cuando se dio cuenta de que no estaba escribiendo literatura, sino su vida síquica: la de don Alonso el Bueno. Y ese trasvase autobiográfico fue el que convirtió su pluma en trascendente: el himno utópico ficticio en elegía distópica realista. (El vano intento literaturizador de Avellaneda lo demuestra). Y es que pocas cosas hay tan próximas a los otros como el propio yo esencial.
     Además, tomó la inteligente y terapéutica medida de burlarse de sus propios sueños sabiéndolos imposibles, haciendo así que el soñador Don Quijote, cada vez que hace reír, sea a la vez noble emblema y trágica caricatura de todo ser con conciencia solidaria.
    De este modo, lo que hubiera sido una novela ejemplar más -siguiendo el Entremés de los romances- se convirtió en la "primera salida" de Don Quijote.

martes, 23 de abril de 2024

Don Quijote Cervantes Saavedra.


Massenet: Don Quijote y Dulcinea


Uno de los hombres que mejor ha comprendido el mundo fue también uno de los más incomprendidos. Vemos a quienes nos rodean hacer cosas cotidianas, simplemente propias de un hombre -o una mujer- común; y nada grande suele haber en ello. De los héroes históricos, artísticos, cinematográficos... tenemos solo las referencias instantáneas escogidas por los creadores de mitos: y, como en la fascinación del enamoramiento, estas se convierten en falsa identidad de esos personajes a los que engrandecemos desde ellas.
     ¿Qué podía esperarse de un "manco" fracasado en el teatro, soldado viejo y recolector de impuestos del Estado por caminos polvorientos? ¿Qué podía hacer de heroico un ingenio "avellanado y seco" como el suyo? Sin embargo ahí estaba, a principios de enero de 1605, un volumen de 664 páginas a un precio asequible de 298 maravedís y medio (tres euros de la vida actual). En esas páginas, de inmediato éxito, el lector halló motivos de risa y nada más: porque intentar hacer justicia en el mundo es cosa de locos. ¿Quién iba a ver que El Quijote es una de las enciclopedias más grandes del saber humano? 
    Cierto es que, a veces, ni siquiera los gigantes se reconocen entre sí. Prueba de ello es que el mismo Lope se burló de la obra diciendo que solo podía gustar a los necios. Lo prueba asimismo  la descalificación que de Bécquer hicieron sus coetáneos tildando sus rimas de “suspirillos”. Y el menosprecio que Mozart Goethe mostraron a Beethoven; o la ceguera de Gauguin ante la pintura de Van Gogh; o las luchas literarias entre autores de todas las épocas, a veces por envidias y otras por oponerse, aparentemente, unas poéticas a otras: como si no fueran todas una búsqueda de la definitiva. Castillejos no alcanzó a entender la grandeza de Garcilaso y Boscán; Lope, que buscaba hacer realidad su criterio de "poeta científico" no podía ver con buenos ojos a Góngora, verdadero creador de un lenguaje lírico -y "científico"- en las “Soledades” y el “Polifemo”; Quevedo demostró su mala prez al comprar la casa en la que vivía Góngora solamente para echarlo de ella...      
     Así que, como los genios que viven a nuestro alrededor no nos lo parecen, una vez más fueron los extranjeros quienes nos mostraron la grandeza de Cervantes. Algunos alemanes del XVIII, con la justicia que solo nace de la falta de intereses creados y la ausencia de chovinismo, comprendieron la estatura intelectual y emblemática del personaje cuya obsesión es ayudar al débil, más allá de la humorística sarta de aventuras que supone su fracaso. 
     Y ahí sigue Don Quijote, con su voluntad empecinada, triunfando sobre los molinos disfrazados de gigantes, aspirantes al poder y prisioneros de su indecisión: en sus páginas viven más de trescientos personajes y miles de conceptos para todos los gustos: los idealistas hallarán en Sancho un contertulio que les haga poner el pie en la tierra; los realistas disminuirán su materialismo al compás de Don Quijote; las feministas hallarán premisas para sus intereses en el episodio de Marcela (Parte I, cap 11-13); los amantes del amor encontrarán piropos por doquier; los celosos tal vez dejen de serlo con El curioso impertinente (I, 32-35); los jueces aprenderán de la sensatez de Sancho durante su estancia en Barataria (II, 45); los contadores de chistes se solazarán a cada paso, y los amantes de las gorrinerías verbales admirarán el episodio más guarro sin una sola palabra porcina en la aventura de los batanes (I, 20); quienes creen que los consejos son buenos, aunque pocos los sigan -porque solo aceptamos los que nos dicta nuestra experiencia-, agradecerán una breve y sabia colección (II, 42-43); aquellos que admiran el verdadero valor lo encontrarán en Roque Guinart (II, 60) y en las palabras del vencido Don Alonso Quijano en las playas de Barcelona (II, 64); los descontentos de la sociedad comprobarán que cualquier tiempo pasado fue igual, si no peor; quienes necesitan cambiar de libro constantemente, o leen varios intercalando unos con otros, hallarán, en uno solo, una novela de caballerías, otras moriscas, picarescas, amorosas... 
     Compendio, como digo, del corazón humano y la razón social es El Quijote. Y ahí continúa el personaje: esperando que, como él, los estrategas de la sociedad den su vida por los débiles simplemente haciéndoles justicia en vez de ser solidarios y altruistas solamente consigo mismos.

lunes, 22 de abril de 2024

El abrazo irrecíproco.


La costilla de Adán

Caminaban una mujer y un hombre por un bosque de páramos. Cada uno llevaba un fardo sobre el hombro. A veces el fardo resbalaba hasta el suelo y tenían que arrastrarlo penosamente, levantando tal polvareda que apenas si conseguían divisarse, alejándose o tropezándose, cayendo y debiendo levantarse más maltrechos que antes: 
- Llegaríamos antes si nos librásemos de este peso.
- Pero nos quedaríamos sin saber quiénes somos, desmemoriados, perdidos.
- ¿Y te ayuda ahora a ver mejor?
- Al contrario: me cansa y no acierto a comprender lo que veo. 
- Pues me pasa lo mismo.
- ¿Me ves bien?
- No.
- Yo tampoco sé ya si eres la misma persona que recuerdo o este peso me enturbia la mirada.
-  ¿Qué llevas en el  fardo?
- Todo cuanto poseo: el pasado.
- Yo también.
- Si ya has aprendido de él cuanto necesitabas, ¿por qué no lo abandonas aquí mismo?
- Tengo miedo, pero me gustaría. 
- Si no nos libramos de ellos nos ocurrirá como a aquel que se ahogó por pretender cruzar un río con el peso del oro que, creía él, sería su salvación.
- Hagamos, pues, lo que no hemos hecho desde hace mucho tiempo. Ayudémonos: queramos cada uno para el otro lo mejor: yo te ayudaré a tirar el tuyo y tú me ayudarás a desprenderme del mío.
- ¿Y qué resultará?
 - Seguro que veremos mejor el camino y su horizonte. Y si encontramos un obstáculo tú me indicarás cómo sortearlo, y yo te lo indicaré.
     Fue entonces cuando se oyó la maldición de la Bruja Redóndala:"Por mucho que huyas nunca te alejarás bastante de ti mismo. No es que llevéis el fardo del pasado; es que el pasado os lleva".

La mujer de verde

 


Boccherini - Goya

 



domingo, 21 de abril de 2024

La gran pregunta


Necesitamos creer que la vida tiene un fin; pero, ¿y si la vida fuese solamente una pulsión de la energía del cosmos, que crea seres para descrearlos, y que somos materiales fungibles aunque nos soñemos inmortales, reencarnables, dignos de alguna metafísica misión?

¿Qué sería de tantas religiones y, sobre todo, Iglesias? ¡Cuánta oración sin destino y qué poca solidaridad fértil!

El indefenso

Fotomatón: Retrato del autor

 Fotomatón:

Inconnu
El indefenso

Érase un lanzador de besos, ebrio
de ansias de amor y fugas de la muerte.
Perseguía la búsqueda infinita
y el hallazgo absoluto. Desmembró
preguntas y respuestas: asediaba
las dudas y los métodos del hombre
para hilvanar verdades. No sabía
descansar de la lucha del guerrero,
vivir sin preguntarse por la vida,
darse tregua en las sombras. Trepanaba
las conclusiones de los silogismos
porque ninguna sacia la gran sed
de encontrarle sentido a la existencia.
No quería sentir al fin del viaje
la podredumbre de la inmensidad.
Érase un lanzador de besos. Érase
un buscador que huía de encontrar
para seguir creyendo en la esperanza.

Kokoschka: La novia del viento

Eduardo Lastres: La puerta del milenio

sábado, 20 de abril de 2024

Le pregunté a mi corazón un día...

Dowland: Come again

Reescribivir 

La existencia es una sucesión de vidas fragmentarias, alternativas, simultáneas... en las que gozamos y sufrimos hasta que la alegría o la tristeza se levantan triunfadoras o vencidas. Quien escribe deja constancia de ese itinerario, sobre todo porque su esfuerzo por evitar el fatalismo halla una luz como final del túnel laberíntico. Por eso: 

Le pregunté a mi corazón un día
si acaso encontraría
una razón para seguir viviendo.
Como si el alma se transfigurase
y el himno enamorase a la elegía,
me contestó que cuando yo encontrase
razones para no seguir muriendo.
Entonces, apartando la amargura
del desencanto que me consumía,
volví sobre mi vida y mi escritura:
y en vez del verso antiguo, que decía
"¿No es morir el deseo de morir?",
escribí esta divisa como guía:
"¿No es vivir el deseo de vivir?".

viernes, 19 de abril de 2024

Devastación nuclear


 

Un gánster para un milagro.


Siempre optimista y soñador, la despedida de Frank Capra. 
"Los duendecillos te aprecian porque creen en los niños, los mendigos y los poetas...".

Capra, empeñado en mostrar qué bello es vivir, a pesar de las tormentas de la vida, filmó su última película fiel a ese deseo de hallar un himno en la elegía.

Kubrick: Senderos de gloria

ORSON WELLES: Sed de mal