Retorno hacia la aldea
Sobre el bisel de la llanura erguido,
como una torre de soñar cansada,
el caballero esgrime al sol su espada
y otea el horizonte enfebrecido.
El viento alza su espuela, y su gemido
trae la verdad desnuda y desolada:
ninguna senda lleva hasta la Amada,
nadie buscará ya su ardor vencido.
Quiso evitar la fuerza con la fuerza
y los molinos lo han abandonado
como a un gigante del que se huye al trote.
Jamás es la razón de quien la fuerza.
Yace en la tarde un sueño desmayado.
El mundo no precisa de un Quijote.
No hay comentarios:
Publicar un comentario