Al resumir su vida, salió en medio de la noche y, gritando a las estrellas, Corolario dijo:
- Veo a Lucerna dos -a veces, tres- horas al día, durante tres -a veces, dos- días a la semana. O sea: menos de 24 horas al mes. Es decir: doce días al año. Y así durante muchos años. El resto, salvo algún saludo peatonal, soy un náufrago en mi propia casa hablando -conversando y disputando- conmigo mismo, que soy mi peor enemigo, aunque quisiera ser mi mejor amigo...
El ángel flamígero que todos llevamos dentro comentó:
- No nace el hombre -ni la mujer- para vivir solo; eso es un atentado contra la solidaridad. El monólogo continuo no nos libera de las energías negativas, sino que las convierte en monstruos que devoran el corazón. Hay que hablar con los otros. Hay que relacionarse: convivir.
- Es que lo que yo digo no le interesa a nadie, y lo que oigo me parecen obviedades.
- Deberías saber que ya no se puede ser individuo, hay que ser nadie: célula de la muchedumbre. La nueva metafísica se llama frivolidad.
- Pues muérame yo luego o ya!
Asomándose entre la tercera y cuarta galaxias, Alienígena -que intentaba instituir el valenciano como idioma intergaláctico- dijo entonces:
- ¡Majo, en verdad, necesitas una muerte, y pronto! Hímeno y Prepucia, no entendiendo nada, dejaron de leer y se marcharon a otro blog.
Qué dulzor, contemplar en el ocaso de la vida la senda que anduvimos y cuanto en ella hallamos: las palomas, los besos, las celadas de los hombres en las que no caímos, los valles y colinas, las rosas que impregnaron nuestro viaje de un aroma de plenitud. Saber que todos esos horizontes viajan con nosotros, conforman nuestro ser. Y un buen día, tras el dolor de amar lo que ya se perdió, y sobreponerse a los errores cometidos -pues vivir es también equivocarse-, ver nuestra identidad que se reencarna en el hijo que vuelve y que es mejor que nuestro propio yo y el sueño que soñamos para él.
Todavía sonaban el estruendo del verso, el ruido de los ojos fascinados, el cauce de la pluma por las dedicatorias: "Para ti, que no sé quién eres, de mí, que no sé quién soy".
Era el momento de la celebración. Sin embargo, un rostro le traía su juventud perdida entre batallas contra sí mismo. Otro rostro le recordaba los muertos paraísos de su infancia... Al salir de la infancia, su corazón se había convertido en una isla de arena y sed que ningún océano podía saciar. Prefirió, sin voluntad, los libros a los hombres, los amoríos al amor. En su vida no había más interlocutor que el soliloquio.
No obstante, y a pesar de que jamás cedió ante la muchedumbre, en su pequeño mundo había conseguido todo lo que el mundo puede conceder: un aplauso mortal.
¿Pues qué esperaba entonces, qué había esperado siempre?
En medio de aquel tráfago, por encima de su íntimo silencio, vio brillar una sombra que abrazaba su vida como un río glacial.
Y sintió lo que tantas otras veces sintiera, más hondamente ahora: soy el hombre más solo de la tierra.
Nuestro yo es una casa construida con ladrillos de otros.
- La mujer se incorpora al trabajo pero el hombre no se incorpora a la casa.
- La televisión -y los juegos internéticos- es la que entretiene y cuida al niño.
- El único libro que se lee es la Televisión, y en todas sus páginas se ha escrito: "no leerás".
- Una vez abducido por el simpensamiento televisivo, el niño toma como única fuente de alimentación mental la frivolidad y el sinesfuerzo.
- El cole, que debiera ser un aprendizaje del compañerismo y la cultura se convierte en un desentendimiento, destierro o castigo de los padres.
- El espacio escolar le resulta -al niño- alienígena, inútil.
- El ocio y el premio sin méritos son su presente y su futuro.
- La conciencia metafísica se sustituye por la frivolística.
- Si aprender no es dignificarse, sino una pérdida de tiempo, para qué perder el tiempo aprendiendo.
- Los certificados de bachillerato y demás se expenden gratis porque hay que alumnizar a demasiados posbebés.
- Al entrar en la Uni es preciso igualmente bajar los contenidos.
- Los nuevos licenciados pasan a formar la nueva sociedad, y los que se dedican a la docencia, como nada aprendieron, pasan a enseñar la frivolidad y la incultura que asimilaron y en la que se forjaron.
- Cada año desciende el nivel cultural de padres, hijos, alumnos y profesorado.
- Todos se unifican en tres franjas: la niñez (hasta los 20 años), el perdedor triunfalista (hasta los 55), el infantilismo de la postmadurez (...).
- Estos son los votantes y algunos de ellos los votados.
- La civilización está preparada para seguir progresando hacia las cavernas.
- El progreso es un regreso hacia el cociente intelectual cero.
-Alumno: Me ha gustado un cuento de Morin en el que el autor afirma tener nostalgia de otras vidas.Describe visiones intrauterinas, y de hace siglos, e incluso de existencias posteriores a su muerte. ¿Es solo ficción o tiene base real?
- Profesor: Con la teoría de los mundos paralelos, o la nueva astrofísica..., todo es posible. Ya sabes: el tiempo no es el de nuestros relojes, sino que es una nueva dimensión que atraviesa el espacio y puede hacer posibles los viajes espaciales que antes no lo eran. Tú podrías estar en dos puntos del universo, tener otro “yo” en cualquier lugar del tiempo… es complejo y contra nuestra lógica…
- Alumno: Siempre nos dices que hay que actuar con lógica…
- Profesor: Sí: con una lógica tan amplia que admita que lo absurdo solo es una parte de la logicidad que aún no hemos conseguido encajar ni asimilar. Recuerda el lema de Sherlock Holmes, el personaje de Conan Doyle: “Cuando se ha eliminado lo imposible, lo que queda es la verdad, por muy improbable que parezca”. Desde Einstein y su Teoría de la Relatividad ha pasado igual que con Colón, Galileo, Newton, Pasteur, Freud y otros: descubren que vivimos en un mundo multiforme, sin fronteras ni límites, y marcan un punto antes de ellos y después de ellos, por lo que debemos cambiar nuestra visión, las costumbres, las leyes…
- Alumno: Pero eso es agotador…
- Profesor: Recuerda: “adaptarse o morir”. Muchas cosas han cambiado desde el descubrimiento de los ordenadores. Regresar a un mundo sin internet, o sin televisión, sería como volver a la Prehistoria. No solo nos hemos adaptado, sino que pocos querrían retroceder en sus costumbres a las de hace unas décadas. Sería como si tú te hubieses detenido y continuaras vistiendo con pañales… ¿Te gustaría?
- Alumno: Y por qué nos critican tanto por navegar en internet?
- Profesor: Porque no hay utensilios malos o buenos, sino buenos o malos usuarios.
- Alumno: Eso: como las primeras armas, que servían para conseguir alimentos, no para que los hombres se mataran entre sí. - ¡Equiligual!
La asepsia lectora se debe -además de que huyo de los "recitados"- a que los textos son insertos ilustrativos de una conferencia de la que se ha prescindido.
No hay otra solidaridad como la de enseñar, puesto que el conocimiento es la mejor ayuda que poseemos y podemos dar. ***
El músculo de la inteligencia, como cualquier otro, se atrofia si no se ejercita. *** La auténtica enseñanza consiste en educar el corazón con el cerebro para que satisfaga con prudencia cuanto le pertenece. *** No hay mayor fanatismo que creerse en posesión de la verdad. He ahí la causa de la intolerancia. *** Cuando nos quedamos solos pocas veces podemos decir: mi yo está conmigo. *** La Naturaleza nos da la vida; pero la educación nos enseña a vivir. ***
En una democracia el fracaso de los gobernantes es el de los electores.
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El hombre es un animal racional empeñado en ser solo animal.
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Abandonar la vida sin haberla dejado más hermosa que cuando la encontramos bien merece morir de mala muerte o no haber existido.
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Nadie hay tan pobre que no pueda dar amor. Quienes se lo entregan mutuamente son los seres más ricos de la Tierra. Y si con los años son capaces de convertir su pasión en donación de recíproco sosiego, también son los más afortunados. ***
La valentía no consiste en luchar contra la necedad, sino en mantenerse al margen de ella. El mundo, en general, es bueno; y lo sería más si algunos no se empeñaran en emponzoñarlo.
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No hay mayor ignorancia que la de creer que lo sabemos todo.
Cuánto aprenderíamos si aceptásemos que sabemos muy poco.
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A menudo, estar al día nos impide estar en nuestro tiempo.
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Todas las obras del hombre son estrategias de la mente para conquistar la -imposible- eternidad.
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El conocimiento es la mejor ayuda que poseemos y podemos dar. *** No hay más destino que la voluntad. Convirtámosla en gen de nuestro espíritu.
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No sé por qué tememos reconocer que nos equivocamos: tal reconocimiento nos ennoblece porque significa que queremos mejorar. Lo contrario se llama contumacia. ***
La injusticia histórica no consiste tanto en magnificar algunos hechos como en menoscabar otros.
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Quien no sueña con mejorar el mundo
merece su desprecio.
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Bien está que la mano izquierda no sepa lo que hace la derecha. Lo malo es cuando esta también es zurda. ***
Ten miedo, pero no lo demuestres.
Si no temes, no vivirás vigilante; y te asaltarán.
Si muestras tu temor, creerán que es cobardía y pasarás tu vida enfrentándote a necios valentones.
El valiente no es el que desconoce el miedo, sino el que lo vence.
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Si crees que un poema puede consolar del sinsentido de vivir, publícalo. Si no, guárdalo para tu colección de falsos esplendores.
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Pocos poema son elocuentes. Cuando el silencio es más doloroso que las palabras, se escribe.
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Querido amigo:
Nerón tenía dos maestros, cuyos nombres eran Séneca y Burro. Puedo asegurarte que tú no eres Séneca.
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A veces ni siquiera los gigantes se reconocen entre sí. ***
Puesto que el factor común de la humanidad es la mediocridad, todo triunfador social es un mediocre.
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Un hombre es su experiencia. Sin embargo, solo aceptamos los consejos que nos damos a nosotros mismos. Y estos, como los de los otros, nacen de la experiencia propia. Lo cual requiere muchos años de vida: de errores, aciertos y conclusiones acertadas.
Cuánto mejor nos iría si tuviéramos en cuenta la experiencia ajena antes de desecharla solamente porque no es nuestra.
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Si no somos capaces de hacer preguntas esenciales todas las respuestas serán circunstanciales. ***
No pienses: es malo para la Filosofía. ***
No hay más ética que la libertad. ***
Nací cuando necesité pensar para combatir la muerte; moriré cuando deje de hacerme preguntas sobre la vida.
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Sé justo en este mundo de injusticias.
Pero cuando te empujen al infierno
procura convertirte en un demonio.
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Caídos los dioses, ¿qué le queda al hombre sino este mundo de hombres? Y de este mundo, ¿qué, sino soñar con otro mejor?
La "nueva" poesía -que es la que envejece con mayor decrepitud- siempre repite el mismo esquema causal: cree que hay que inventar; y sí, hay que renovar: remozar. Pero lo verdaderamente necesario es profundizar, comprimir: acrisolar. Actualizar la tradición.
El peligro de lo novedoso es el saltimbanquismo formal y la frivolización conceptual: porque es fácil remendar el vestido, pero no rejuvenecer el cuerpo y la mente.
¿Cómo es posible que haya tanto tartufo de la pluma aullando infaliblemente qué es poesía? ¿Es lícito plantar semillas de cianuro? ¿Y cómo existen tantos poetastros que tienen la desverguenza de escrofular versicularios y, además, la osadía de publicarlos y ostentar su nombre en ellos?
Afortunadamente los clásicos siguen leyéndose -poco-; y tienen la fortuna de no poder leer las obras actuales.
¿Qué fue de aquella vida que pudimos vivir y no vivimos? ¿Qué fue de aquel amor que no creció como una enredadera anudando nuestros cuerpos y espíritus?
De repente te encuentras con ella -o con él, a quien no has visto hace décadas-, como un dulce fantasma de una vida anterior que no pudo morir porque, apenas nacido, se disolvió en una nada que quiso ser un beso interminable.
¿Lanzarás el abrazo, atarás tu cuerpo al suyo, lo dejarás pasar de nuevo, sufrirás la nostalgia de lo que pudo ser y de lo que sería si el corazón pudiera galopar a su destino?
¿Nuestro mutuo deseo, el de ayer, lo saciamos en otro? ¿Seguiremos saciándolo?
¿Qué harían, en situación similar, Romeo y Julieta, Melibea y Calixto, Tristán e Isolda? ¿Cuántas veces se nos depara otra oportunidad de rehacer el camino?
¡Deberías besar, arrasar como un tornado loco, lanzarte hasta el naufragio si es preciso!
Y sin embargo, mira: bajas los ojos por el peso de no se sabe qué cuestiones morales, te rindes, te equivocas de nuevo, te conviertes en mártir de tu falta de voluntad... y dejas de vivir hacia adelante para continuar con el rito al que ya te has acostumbrado: la prosa de los días, sin verdaderos sueños, prisionero de tu confort sin vida, convencido de que vivir es esperar la muerte sin haber conocido la ebriedad del amor.