Suelen
decirme que tengo una visión pesimista de la existencia. Bien que lo
siento, y contra ella he luchado. Pero desde el momento en que son
innumerablemente más numerosas las filosofías pesimistas que
optimistas, más las pinturas tenebrosas que las
iluminativas,más las
elegías que las odas, más las catedrales que los arcos de triunfo,
más los hambrientos que los saciados, más los requiems que los
cánticos, más los mesías que las jaujas, más las promesas que los
hechos prometidos, más la impunidad que la sanción, más
los desengaños que los sueños, más los creyentes que las utopías
practicables, más los que quieren entontecer a la muchedumbre que
los que se esfuerzan por educar al individuo, más los que pretenden triunfar
incluso pisando a los caídos que quienes les ayudan a levantarse,
menos las esperanzas que las aguirres... y más los muertos a
consecuencia de las guerras en el último siglo que la suma de
cadáveres en los dos milenios anteriores...me
atrevo a decir que es el mundo el que ha creado ese autorretrato, y
no yo tal visión.
El hecho
mismo de que la justicia necesite leyes y castigos para mantenerse en
pie indica que es preciso corregir el mundo.
Este
mundo es más un locus
horribilis que
un locus amoenus.
Y la búsqueda del paraíso en la vida, en las ciencias y en el arte
simplemente lo confirma.
Ahora bien:
¿dejaremos que a esa hecatombe del pensamiento emocional se sume la
traición de los políticos? Leer en el periódico
Estás ante un público que ha asistido para escucharte. ¿Les darás simplemente unas palabras que pueden leer en el libro causante de esa cita? ¿No merecen que hagas el esfuerzo de hilvanar una reflexión pertinente y atractiva y entrometas en ella 4 ó 5 poemas que apoyen cuanto dices, que sean medio y no fin de esa reunión? ¿Esperas simplemente el aplauso gratuito, convencional, de cortesía? No esperes que te den, no persigas enriquecer tu vanidad con su presencia; no los convoques una y otra vez para alcanzar fama sin merecimientos. Busca el prestigio más que los aplausos. Dales parte de ti; procura que sean ellos quienes reciban. Hazte digno de ellos.
- ¿Cuántos hombres y mujeres, leyendo a Garcilaso o a Neruda, han sentido que sus palabras son las que definen sus propios sentimientos y ponen nombre a su estado emocional? ¿Cuántos se reconocen en el diálogo entre Romeo y Julieta, o en el de Calixto y Melibea?
- ¿Cuántos hombres y mujeres, recordando los versos de laElegíade Manrique, o de Hernández, han consolado su silencio porque no sabían cómo expresar el dolor que les infligía la muerte de un ser querido?
- ¿Cuántos, observandoEl muchacho azul,de Gainsboruch, o el Master Hare, de Reynolds, han sentido la vida renacer mientras se les iluminaba el corazón?
- ¿Cuántos, contemplandoLa libertad guiando al pueblo, de Delacroix, o elGuernicade Picasso, han descubierto su desprecio por las esclavitudes y guerras físicas o síquicas, más fuertemente, incluso, que al recordar el horror de Hiroshima?
- ¿Cuántos, ante la bethovénicaNovena, se han esforzado como nunca por vencer la melancolía que inundaba sus vidas?
- ¿Cuántos, al leerLa montaña mágica, de Mann, oLos hermanos Karamazov, de Dotoiewski, o el cervantinoDon Quijote, han comprendido que el sentido de la vida es buscarle un sentido en vez de dejarse aplastar por el peso de los sinsentidos que acosan la existencia?
- ¿Cuántos, tras la lectura, contemplación o audición de Balzac, o Dickens, Goya o Velázquez, Shostakovich o Bach… empiezan a conocer los laberintos de la sociedad?
- ¿Cuántos han descubierto que en algún lugar de un libro, un cuadro, una partitura … hay una respuesta a las muchas preguntas del vivir? La Humanidad es un yo individual abriéndose paso a través de la Historia para llegar a un yo social que nos integre a todos. Y cada artista es un portador de luz en esa carrera de relevos.
… ¿No sirve para nada el arte? ¿No es un camino para llegar hasta nosotros mismos? ¿No nos adentraremos en ese sendero?
Inextinguible Si te vas de mi vida me quedaré sin vida, y si vives conmigo viviré para siempre. Cuando pronuncio "siempre" hablo de plenitud, de espacios sucesivos entre tu corazón y el mío recorridos tan solo en un instante; hablo de claridad en la noche estrellada y en la mañana diáfana, cuando los ojos cierran sus párpados y el tiempo es un lago apacible, infinito y estático: cuando los cuerpos yerguen su clamor y se encuentran en la luz uno al otro, habitantes de un mundo que solo ellos habitan y llenan de esplendores: cuando los astros alzan bajo el mar sus embrujos y el universo dicta las leyes de la carne, causa y materia únicas de todo cuanto un día, en sísmico estallido, originó el edén al que aspiran los besos. Si me sorben tus labios viviré para siempre.
¿Qué es el arte sino una demostración de amor a la existencia, puesto que el autor necesita crear para no morir del todo y por eso deja su obra como un legado de su identidad?
Tanto lo amaba que en vez de ofrecerle lo mejor de sí misma -para que él anhelase volver a ella- le ofrendaba sus celos -con lo que lo obligaba a ser un fugitivo de su amor.
Tanto la amaba que en vez de ofrecerle lo mejor de sí mismo -para que ella anhelase volver a él- le ofrendaba sus celos -con lo que la obligaba a ser una fugitiva de su amor.
Tanto se amaban que en vez de ofrecerse mutuamente lo mejor de sí mismos -para que cada uno anhelase volver al otro- se ofrendaban sus celos -por lo cual cada uno convertía al otro en un desesperado fugitivo. Ir a
He ahí lo que la sensibilidad, la destreza, la insinuación irónica y el buen gusto pueden hacer con una música frívola. Compárese con el exitoso original:
"Pasas por el mundo como si fueras Atila: pisándolo todo e impidiendo que vuelva a crecer la hierba".
Quienes así me describían por entonces, no sabían que no era maldad lo que había en mí, sino consecuencias de mi autodesahucio de la vida: mi laberinto interior y mi ensimismamiento me impedían ver la dimensión de mi propio infierno y que lo llevaba allí donde llegaba: lugares, personas o cosas.
El escepticismo metafísico es el arma más hiriente para los demás y el más cruento de los suicidios. Pero nada justifica que seamos inconscientes del bien que dejamos de hacer ni del daño que hacemos.
No me disculpo aquel torrente de fuego que yo era, quemándome por dentro y abrasando a cuantos me tocaban: quien teme a la muerte tanto como para desearla no aprecia la vida ni comprende el aprecio que los demás le tienen.
Hoy puedo decir "lo siento". Pero decirlo no me hace sentir mejor, pues solo demuestra que, si no culpable, sí fui causante. Y escribirlo tampoco me descansa.
¿No es este Nocturno (del cuarteto nº 2 de Borodin) una invasión de la belleza, sea cual sea su definición o sustancia?
Volvamos a escuchar el nocturno completo:
Y su transcripción para piano, tan lírico como la suavidad de las cuerdas:
¿No transmite esta música la elocuencia callada de la inefabilidad? Ese es el secreto de los grandes espíritus: nombrar lo innombrable, hacernos ver la invisibilidad. Muchos rostros tiene la belleza, tanto si es artística como de la Naturaleza, y sin duda este es uno de ellos.
Finalmente, el cuarteto completo en su versión sinfónica:
En la Antigüedad clásica eran los ancianos quienes gobernaban porque habían acumulado durante su vida conocimientos, experiencia, templanza: el aprendizaje de la sabiduría.
Igualmente, la mayoría de las grandes obras filosóficas, sociales y científicas -incluso artísticas- del hombre han sido creadas por este cuando estaba en su lozana y sensata madurez: la obra de Platón, Marx, Freud, Galileo, Newton, Darwin, Leonardo, Bach, Beethoven, Cervantes, Goethe, Dostoieswki...
Quizá por eso decía Ortega que "la juventud es la única que tiene derecho a equivocarse". Tal vez; de lo que estoy seguro es de que todos tenemos el deber de acertar, y por lo tanto de no actuar hasta haber aprendido a hacerlo. Y lo que se debe aprender no es a tener ideas políticas -siempre hijas de los intereses de partido-, sino ideas filosóficas, comprendedoras del mundo y solidarias con él.
Las últimas generaciones dicen ser hijas de los indignados ante el problema social. Sin embargo, la indignación es una fuerza bruta, un violento empujón, no una idea controlada y practicable. Más me parecen descendientes de la movida madrileña que promovió la buena intención de Tierno Galván y que tanta euforia festera, trivialidad e irresponsabilidad ha dado a la sociedad, buena parte de ella convertida en Pepi, Luci, Bom... y otros chicos del montón.
Así, entre experimentados políticos de la corrupción y sabios estrategas de la inexperiencia, asoma una vez más en las fronteras de la democracia la dictadura emocional de las promesas, la invasión de los sátrapas de turno, apropiados del paraíso prometido, ricos en decir lo que se espera oír y pobres en demostrar que pueden practicar sus evangelios.
Pero el pueblo quiere creer en lo que sueña; y basta con que se lo prometan para olvidar que sufrirá el mismo desencanto que sufrió con otros mesías de otras ideologías. Naturalmente: todos los partidos políticos quieren mejorar la sociedad: pero nada valen las buenas intenciones si no se acompañan de salvadoras acciones. Y los políticos, gente samaritana consigo misma, van mereciendo que nadie los vote para que las urnas vacías les griten que si no cumplen se quedan sin el salario que les paga el ciudadano.
- Necesito tu cuerpo. Si no te desagrada el mío...
- Pero...
- Necesito tu cuerpo: es el que elijo, el que prefiero, el que me apasiona...
- ¿Eso es amistad?
- Si los amigos comparten problemas, carencias, necesidades y satisfacciones, ¿qué mejor regalo y compañía que la entrega recíproca? Hemos comido muchas veces juntos; ¿cuándo nos comeremos mutuamente?
- ¿Y después?
- ¿Cuándo es después? ¿Hablas de posesión, exclusividad...? ¿Acaso la amistad se termina porque acabe la unión de los cuerpos?