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miércoles, 31 de julio de 2024
martes, 30 de julio de 2024
Antonio Gracia - Midons
Midons
En esta hora temprana permanecen los astros
colgados como tenues recuerdos de la luz
de otras vidas que esperan reencarnarnos.
También mi dulce amada abre entonces sus ojos,
tan ciegos para mí durante mucho tiempo;
pues no sabe que adoro su efigie estremecida,
su faz renacentista pergeñada en la noche
y pintada en la aurora cuando estalla la luz
y se embriaga mi alma resurrecta
con las delicuescencias de la suya.
Nunca le dije "te amo"; y ella tampoco sabe
que espero cada día que me diga "ámame".
Este fuego abrasado me mata y me da vida,
me convierte en esclavo de un deber insufrible,
pues no sé si ella es reo de quien la desposó
y la convierte en midons de mi amor penumbroso.
Qué extraña pleitesía me domina y tortura;
sobre todo, como ahora, que no puedo evitarsentir, pensar, sufrir, gozar dolientemente que acaso a ella también le ocurrirá lo mismoy nos une y separa igual aherrojamiento.
lunes, 29 de julio de 2024
Historial
Historial
de esta historia no lo sabré decir;
sí soy el ser sufriente que la escribe
más con el corazón que con la pluma,
pues nunca premedito mis palabras,
sino que me descubro al escribirlas
para ponerle nombre exacto y lúcido
al laberinto de mi identidad.
Tengo los mismos años que la vida
y me acerco a cumplir los de la muerte:
algo aprendí del viaje de la edad.
de que estar vivo es elegirlo todo
menos cuanto a la misma vida atañe:
porque nuestro albedrío se limita
a aceptar que eligieron que muriésemos,
y toda muerte es negación de vida.
Así que puede un rayo
desjarretar mi pluma o mi existencia
en el instante menos predecible.
que justifiquen mi presencia
en esta sucesión de escalofríos
que es el hombre, que ensalcen su historial
y borren el sabor de gran fracaso
que siento cuando miro el horizonte
del contumaz pasado y el inhóspito
futuro. Alzo la bruma
que empaña los paisajes. Veo un ser
luchando contra el páramo y a veces
ensimismado, como si mirase
hacia adentro de sí y hallase un resplandor
inesperado y transfigurativo
de la carne en espíritu.
Al ponerse de pie
aquel ser liberó la mano, que antes
sujetaba sus presas, liberando
a su vez las mandíbulas, que
se redujeron y dejaron paso
a los huesos craneales, expandiéndose
el cerebro y con él la inteligencia.
Lo contemplo
huir de fieras
y guarecerse en grutas; veo
cómo la inteligencia, tras millones
de milenios y extraños sortilegios,
traza rupestres sombras, une causas
y consecuencias, crea silogismos,
aprende que el destino se llama voluntad
o que existe un Artífice Supremo
devanador del Todo.
que algún principio mágico —o un dios—
hizo brotar como árboles frutales.
Algunas se reunieron.
Al sumar las victorias y derrotas
nació la observación de la experiencia;
y el saber resultante acumuló
devastaciones, sueños:
la construcción y la reconstrucción
de un diario en el que la Humanidad,
como en un gran espejo, contemplaba
su pasado y futuro
y los fragmentos de su identidad
para aprender que el mundo es imperfecto,
pero perfeccionable;
de tal modo que aquella voluntad
demiúrgica aprendió
a evitar el dolor y dar amor
aspirando a hallar himno en la elegía.
Esa debiera ser
la epopeya interior:
no imponer la alegría por decreto,
pero sí proponer como divisa
que
siempre
nos convertimos en lo que anhelamos
o tememos.
Y forjar con el carpe diem íntimo
un sueño realizable.
No es más sabio quien tiene más respuestas,
sino aquel que concibe más preguntas
buscadoras de la última verdad.
«¿Por qué debo morir? ¿Tiene la muerte
poder sobre el instinto
de la supervivencia, que conlleva
una vida inmortal?».
Dejad paso al futuro, propusieron.
Un rayo prendió un árbol. Su destello,
como un sócrates de la inteligencia,
enseñó a combatir las glaciaciones
y a dar luz a la noche.
También el pensamiento vio la luz
y consteló la carne, los metales,
el prometeico viaje del progreso
en el que el mal y el bien se disputaban
egoísmos y solidaridades.
Pirámides y templos, columnas, ruedas, bronces,
océanos vencidos por las naves,
plumas talladas para la memoria,
bibliotecas, sixtinas, sinfonías
alzaron la estatura de la mente
hasta los cielos, más allá del cosmos.
Desde las atalayas que forman las estrellas
llegó la conclusión definitiva:
uno a uno la muerte mata al hombre.
Esa es la derrota; y es esta la victoria:
nada puede la muerte
contra la Humanidad.
El único sentido que tiene la existencia
es el de consolar la vida de los otros.
domingo, 28 de julio de 2024
El manantial.
El manantial
Cuando se decidió a subir a la alta Biblioteca de Teodomiro encontró el paraíso que prometieran los profetas y no hallaban los hombres. Había allí estantes montañosos, habitaciones llenas de gigantescos textos, admirables volúmenes como frutos del árbol del Edén que podía alcanzar sin sufrir purgatorios ni infiernos. Y en aquel cielo estaban Cervantes y Quevedo, Garcilaso y Fray Luis, y muchos más que el profesor enumeraba.
Los paseos cotidianos, durante horas melancólicas, por los puentes y sus itinerarios, la entrada en las iglesias y en la catedral para gozar del silencio sagrado y mirar cara a cara a los dioses que pudieran hallarse en lo alto del púlpito, todo aquel ritual fue perdiendo sus éxtasis y era ahora la inmensa biblioteca, su escalinata gris, la densidad fulgente de sus mármoles, la oscura claridad de la lectura, lo que extasiaba sus tardes y crepúsculos. Héroes de verso y prosa saltaban de las estanterías para entrar en su vida y habitar en su espíritu. Procesiones desde los anaqueles llegaban a su mesa. Amadís, Parsifal, Don Quijote y tantas venturosas desventuras le recordaban las del andante Jesucristo de la Palestina, utópico y poeta. Y una tarde llegó Lope de Vega, el caballero que venciese en lujurial batalla a cien mil mujeres con cien mil sonetos. Llegó y lo enamoró; tanto, que quiso ser Lope de Vega; y tanto, que cuando cumpliera 51 años se ordenaría sacerdote, como él, para abrazar a una hermosa Amarilis y consumar la fusión entre literatura y vida. Pues -empezaba a considerar- la lectura determina la existencia y esta desemboca en la escritura de un hombre renacido en muchos hombres, en un proceso de milenios.
Lo primero que aprendió aquel niño, cuando salía de su adolescencia y caminaba hacia el oficio de ser hombre, fue que la literatura no es un cementerio de cadáveres, sino un venero de existencia moldeable. Sintió que quienes escribían vencían a la muerte, pues permanecían vivos en sus obras; y vio en la escritura la forma de saciar sus ansias de inmortalidad. Primero halló consuelo en la lectura porque cuanto leía le ayudaba a comprenderse: encontraba dolor por todas partes, como en su corazón. Luego halló que también la palabra es un cadáver, aunque lo resucite quien la lee. Finalmente descubrió que, en vez de recrearse en el dolor, era posible escribir -para sí y, tal vez, para que otros lo leyesen- sobre “la joie de vivre”: que, si en lugar -o además- de dejar caer en la página sus penas, el hombre se esforzase por mostrar sus ilusiones sin llegar a lo iluso, probablemente la vida se contagiaría de la escritura, y en vez de golpearse el cráneo con tormentos se redimiría con el voluntarismo, hasta hallar la armonía de una vida en sosiego.
Y sintió el mismo entusiasmo ante los cuadros y las partituras. Y consideró que todas las artes son el mismo arte: una indagación en la conciencia individual y colectiva, la búsqueda de un paraíso íntimo y social que satisfaga totalmente al “homo sapiens”, ese ser hecho de desengaños que ansían redimirse. Por eso la música, el cuadro y la escritura son la verdadera trinidad redentora del hombre, la única panacea universal.
Comprendió que si Lope trasladaba a sus versos el autobiografismo síquico que es toda escritura, Shakespeare elevó la pintura sicológica hasta su excelsitud. Y comprendió que si Homero pintaba las guerras de los dioses y los hombres, Wagner escribió igualmente con pintura sonora esas luchas en la Tetralogía. Y que Beethoven había vencido en la Novena el ananké al que se enfrentaban los sófocles y eurípides, igual que Van Gogh exorcizaba su destino sin lograrlo inventariando pájaros -lo mismo que aquel niño en la bóveda triste de su adolescencia- días antes de dispararse sobre el pecho, vencido por el fátum. Con una diferencia: los hombres pintan desde el dolor, a veces superado, de saberse tan solamente carne convertida en ansiedad de espíritu. Y la tragicidad grandiosa de erguirse sobre las propias ruinas no puede superarla ningún dios.
Y dedicó casi toda su vida a enseñar ese conocimiento. Y, muy tarde, también se lo aplicó a sí mismo.
sábado, 27 de julio de 2024
Enseñar a quien no sabe.
No hay que dejar caer los conocimientos sobre el alumno para que lo aplasten como un fardo o se pierda en sus bisuterías, sino insertarlo en ellos para que sea él quien los hilvane en su vida. Se trata de que el protagonista de la educación no sea lo que hay que aprender, sino quien aprende: que el estudiante decida estudiar porque considere que la materia estudiada contiene algo suyo ya sentido, pensado, vivido por otros que fueron como él.
Y puesto que el joven se pregunta qué es lo que verdaderamente siente por su amiga, y por qué lo siente, bueno es decirle que ya muchos pensadores reflexionaron sobre esa cuestión llamada amor -y otras muchas de su vida cotidiana- para que él no tropezara en la misma piedra y viera con claridad. Y, también tal vez, de pronto hojee algún libro de esos pensadores -aunque empiece buscando en internet-.
Si el alumno se extraña de que haya quien vive para escribir, componer o pintar -o encerrarse en el laboratorio-, bien está hacerle ver que esas actividades aparentemente autistas obedecen al mismo impulso que el de esperar diez horas para asistir a un concierto de rock, y que quien está jugando al ajedrez viaja mentalmente tanto como quienes hacen una excursión: acumular experiencias, vivir con los cinco sentidos, satisfacer la necesidad de placer: porque nacer conlleva esa curiosidad y exige la creación de un mundo personal: y lo mismo que él se siente bien ante el concierto o el partido de fútbol hay quienes sienten igual satisfacción ante un libro, un cuadro, una partitura, una probeta, una ecuación...
Tal vez con esa incrustación de lo ajeno en lo propio concluya que saber -estudiar, comprender- no es entrar en un cementerio, sino en el gran supermercado donde encontrar los definitivos utensilios para el bricolaje de la vida.
viernes, 26 de julio de 2024
jueves, 25 de julio de 2024
Festival Bayreuth en directo
No solo transformó Wagner la música y la escena musical, sino que cambió, dignificándola, la relación entre artista y sociedad: si Haydn fue un siervo de la nobleza y Mozart fracasó en su intento de independizar la inteligencia artística, Wagner llevó a su fin la inicial rebelión de Beethoven, humillando incluso a un rey para que pusiera su reino al servicio del arte.
Disolución de la armonía y la tonalidad (sin la cual no se entenderían Debussy, R. Strauss, Berg, Schönberg...) para esta "muerte de amor" que va más allá de las escenas transfigurativas creadas por Shakespeare y Goethe en Romeo y Julieta y Werther.
El darwinismo artístico.
miércoles, 24 de julio de 2024
Hoy empieza el futuro.
Afirmaban los griegos que el hombre es un sufridor por esencia y no solo por circunstancia, cosa que achacaban al destino, y que durante el XIX parecen subrayar Schumann, Larra, Van Gogh, y tanto suicida. Borges nos cuenta el tópico del hombre que, queriendo escapar de la muerte, huye inevitablemente hasta donde esta lo espera. En uno de nuestros más hermosos poemas medievales, “El enamorado y la muerte”, el amante, creyendo estar a salvo junto a su amada, muere al subir hacia su torre… En fin: en ninguna de las muchas definiciones del hombre faltará su voluntad de seguir vivo.
La trascendencia que nos caracteriza es un impulso biológico, nacido de saber que hemos de morir, pues “la verdadera muerte es descubrir / la condición mortal de la existencia”. Somos descendientes sicológicos de la muerte. La tradición judeocristiana ha traumatizado el inconsciente colectivo al equiparar muerte con agonía. Pero, además de que la ciencia ya tiene respuestas para la agonía, si miramos con serenidad, la muerte es algo que nos incumbe como individuos físicos, no como esencias transformables. ¿Por qué damos a la muerte el significado de fin absoluto y no el de metamorfosis, o umbral para otro espacio y otro tiempo? ¿Es el cuerpo el receptáculo único, o provisional, de la mente? ¿Ser mortal significa dejar de existir? ¿Cuándo cesa la conciencia? ¿Acaso somos nada más que material fungible, un proyecto de cadáveres, o abandonamos estos para entrar en otra dimensión? El universo es tan inmenso que la muerte como acabamiento no tiene en él cabida, y contradiría su infinitud. Si existe una Conciencia Inteligente que desarrolla un Mundo Expansivo, ¿por qué no seguir la misma causalidad consecuencial y considerar que la vastedad del universo admite la coexistencia de cuanto ha vivido, y que esa reencarnación hace posible una nueva edición, corregida y aumentada, de este libro de vida insatisfecha que somos? Eso no nos evita la angustia de sabernos mortales, pero permite la esperanza de que no haya un final definitivo. Y si lo hay, ¿qué?
lunes, 22 de julio de 2024
El otro Auschwitz
Cada 3 segundos muere un niño.
Es decir:
Mientras se celebran pactos políticos para defender y aumentar el "estado de bienestar", mueren de hambre millones de niños.
Mientras miles de artistas del balón cobran eurísimos millones millonarios por correr hacia un confort desorbitado, maximillones de niños corren hambrientamente hacia la muerte.
Durante el transcurso de cada partido futbolero mueren 2.000 niños.
Mientras arden millones de dineros en las "hogueras", "moros", "semanasantas" y demás festejos muchedúmbricos, mueren multimillones de niños...
Cada tres palabras que yo escribo y usted lee muere un niño...
Mientras nos esforzamos vanamente en creer que nada podemos remediar para justificar que nada hacemos para remediarlo, siguen muriendo niños... 1, 10, 100, 1.000, 1.000.000 ...
Esqueletos hambrientos de infantiles cadáveres devoran un progreso cotidiano que convierte la vida en un cementerio inextinguible.
Nos repelen las imágenes de los campos nazis, cuyo horror ya no podemos evitar; en cambio, hacinamos mentalmente el otro horror del cada día en el otro Auschwitz que llamamos, p. e., "tercer mundo" y cuyo "estado de malestar" sí podemos paliar, evitar, eliminar.
Si no existiera el olvido como mecanismo de supervivencia no podríamos sobrevivir. Pero cuánta impunidad en la memoria de quienes solo recuerdan que es mejor olvidar las vidas ajenas para poder vivir la propia.
domingo, 21 de julio de 2024
Madrigal para el fin de los tiempos.
Hace miles y miles de millones
de años, en algún lugar del tiempo
y el espacio, ubicuos e intangibles,
una partícula infinitamente
comprimida inició su inexorable
expansión temporal e ilimitada,
de tal manera que aún no comprendemos
cómo la eternidad y el infinito
siguen tejiendo eternidad y espacio
capaz de hacer posible lo imposible:
que el Todo se contenga en otro Todo.
Estrellas y galaxias se fueron sucediendo,
muriendo y renaciendo: metamorfoseando.
En un instante pleno de esa metamorfosis
brotó mágicamente lo que llamamos vida;
y milenios después, sobre una roca errante
yerma y deslavazada, surgió esa ambigüedad
que se piensa a sí misma y que llamamos hombre.
¿Qué genes naturales iba a heredar tal ser
sobrevivió al dolor, padeció el desamparo,
sufrió la indefensión del glaciar de la noche.
Incluso cuando un día le nació la conciencia
como un órgano más, inesperado y frágil,
soportó el sufrimiento de saber, de improviso,
que su vida era solo un camino a la muerte.
Propuso resiliencias, creó mediante el arte
espejos de sí mismo: estatuas, lienzos, verbo
-única munición contra la muerte- para
salvar su identidad, y legar su experiencia
como un breve sosiego a cuantos aún naciesen
y fueran masacrados en cuanto conocieran
la condición mortal de la existencia.
También yo soy sufriente de ese estigma
pensar estableciendo una premisa
tan absurda, tan lúcida y remota
como la del origen primigenio:
si la vida surgió de un ente mínimo
que se autogeneraba inmortalmente,
¿por qué no completar el silogismo
de la lógica absurda concluyendo
que la muerte es también una partícula
inmensurablemente comprimida,
-o un agujero negro redentor-
que inicia su expansión a otro universo
y conduce la vida a otra existencia?
viernes, 19 de julio de 2024
El corazón rusiente de la lírica
Sé que es verdad que todo, al fin, se acaba
y ni siquiera ha de quedar el verbo
que trata de salvar cuanto ha existido.
penetrando en mis ojos, morirá
tragada por la noche, igual de hermosa
que el día que, igualmente, ha de matarla.
En su pugna infinita, sombra y luz
construyen y destruyen la belleza.
Pues tal vez la hermosura de la vida
nace cuando sentimos que la muerte
le concede el fulgor que antes no vimos.
Así este manantial por el que fluyen
las aguas cristalinas va alejándose
de roca en roca hasta llegar al llano,
sin dejar en mi verso su esplendor
ni la nobleza de su mansedumbre;
y así todo transita hacia su fin
y me encamina al mío, aunque yo quiera
quedarme entre los árboles, las fuentes,
la dicha de tu abrazo
y una leve palabra redentora.
Laconismos 501-525.
jueves, 18 de julio de 2024
Concierto Fragmentos de identidad - Antonio Gracia - Manuel Carrascosa
PULSAR>> PULSAR La plaza Doctor Cajal recibe la segunda actuación del ciclo Serenatas 2024 de Cheste Algunos ejemplos son sus espectáculos Fragmentos de identidad, sobre el poemario de Antonio Gracia; Poeta en Nueva York, sobre poemas de Federico ...01 de Julio de 2024 El pasado sábado, 29 de junio, la plaza Doctor Cajal acogió un espectáculo narrativo y musical a cargo del grupo Manjana, en el marco del ciclo Serenatas 2024 que organiza la Concejalía de Cultura del Ayuntamiento. “Esta noche contamos con la actuación del grupo Manjana, una agrupación que ha realizado diversos proyectos que vinculan la música con otras disciplinas artísticas. Algunos ejemplos son sus espectáculos Fragmentos e identidad, sobre el poemario de Antonio Gracia; Poeta en Nueva York, sobre poemas de Federico García Lorca, o El esplendor de Al Ándalus, sobre una antología de poetas hispano-árabes del siglo XXI, entre otras muchas producciones”, anunciaba la concejala de Cultura, Mª Ángeles Llorente, antes de dar comienzo a la actuación. “Hoy nos traen un espectáculo titulado Lais de Marie de France, que combina fragmentos narrados, interludios instrumentales y canciones”. Tal y como explicó Llorente, Lais de Marie de France ofrecía cinco lais o poemas narrativos de amor atribuidos a “Marie de Francia”, una poetisa y traductora multilingüe que vivió entre Francia e Inglaterra en el siglo XII. “Los poemas que vamos a escuchar hoy estaban escritos en anglo-normando, en versos octosílabos, y han sido traducidos por Luis Alberto de Cuenca”, apuntaba la concejala.
Sobre la agrupación La actuación del pasado sábado contó con Francisco Sanz Estellés al clarinete; Vicen Carrascosa Oriola al violonchelo; Manuel Carrascosa Pérez, a cargo del piano y la composición; Miguel Vallés Manzano, a la tuba y al frente de la dirección; Joaquín Lambies Zanón, a la percusión; y María Tamarit Sales, que realizó las intervenciones narradas y de canto. Próximas actuaciones |