Apollinaire: Yo te adoro, mi Lou
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martes, 30 de septiembre de 2014
En Auralaria, 2
DOMINGO, 28 DE SEPTIEMBRE DE 2014
"Carta de amor para quien no me ama", de Antonio Gracia
Os ofrecemos el enlace con el audio de Antonio Gracia "Carta de amor para quien no me ama" cuyo texto trascribimos a continuación.
Escúchame, Mi Amada:
Esta carta es como la botella que desde mi corazón arrojo al mar de los naufragios en tu boca. Mis labios, porque te amo, tienen forma de beso. Tu nombre tiene el nombre de los pájaros, las flores, los océanos, los árboles, la lluvia sobre el mar.
A veces pienso en ti como si hubieras muerto: Eras el amor cósmico, eras el sexo sísmico, eras la boca lírica. Si rozaba tu piel crepitaba el diamante. Tus pechos eran vértigos; tu sexo, tiburones encelados; tus ojos, dos océanos en la luna; tus caderas, el ritmo de la música; tus muslos, arcoíris en la noche; tu pelo, el amazonas encrespado; tu risa, el cascabel de las estrellas...
Mi Amada tan lejana: es duro comprender que no me amas, que tus manos no avanzan hasta mi corazón para empujar su sangre, que tus ojos no se buscan en los míos para encontrarte en ellos. Por el beso que sé irrecuperable, porque tus labios quieren reventar de pasión y no los dejas, porque tus manos trazan pequeños arabescos en el aire como una cobra hipnótica, por tantas cosas que ahora callo mientras digo tu nombre, pienso, a veces, que la vida es, a pesar de todo, algo hermoso representado en ti. Que no seas para mí, tal vez me mate. Que yo me entregue a ti, me da la vida. Así que este dolor es un placer inevitable que no aplaca la causa que lo engendra. Porque quisiera que me amaras: pero si no te amo es que no existo. Tú eres mi sentimiento y, por eso, eres tú mi existencia. Que no puedas amarme me destruye; que yo te siga amando, me agiganta. Eres la fuerza que he buscado siempre: ahora sé que el miedo ya no existe.
Este amor que me da vida y no penas, como aprendí en los libros, nunca lo imaginé posible. Esta música que late en mi cerebro desde mi corazón no existe en los poetas. Pensar en ti llena de lluvia el mundo: lo fecunda. Tan grande es este amor que tal vez, si me amaras, no sentiría esta plenitud al respirar la luz cada mañana.
Así es como te amo: como si todos los amantes de la historia te amasen con mi cuerpo, como si fueses Eva para la Humanidad. Escúchame: te amo. Sé que puedes creer que no hay quien ame tanto, que todo es fingimiento: pero, puesto que nunca amé antes de amarte a ti, se me agolpa, en los labios, todo el amor no dado: recíbelo, a lo lejos, aunque lo creas palabras solamente.
Imagino, de pronto, que te observo leyendo estas palabras, como estando ante ti sin que me veas: y tus párpados tenues, tus pestañas de añil, tus ojos de topacio, tus azules hermosos, tus verdes restallantes, tu silencio abisal caen como una lágrima exhumante. Y en la pirámide del cielo se graban con cincel de cobalto tu corazón y el mío.
Tal vez existes para ser origen de esta carta de amor y has cumplido tu vida trayéndome la muerte al desdeñarme. Tú no sufras por mí, pues me cumplo en mis versos: si me hubieses amado, nada hubiese yo escrito. Y yo sería nadie. Así, soy un poema nacido de esos labios que no quieren besarme: ahora que te escondes con la carta en las manos, trémula por saber que muero (pero vivo) tan distante, con mi boca extasiada en la plegaria inútil, ahora, Mi Amada concebida, mira: me estás amando ahora como nunca lo harás ni hubieses hecho: con tus ojos me lees, con tus ojos me alumbras, con tus ojos me besas el corazón: lo que soy, lo que fui, lo que siempre seré: palabras y poemas: epitafios.
Escuchar el texto
lunes, 29 de septiembre de 2014
El abrazo de Oniria
Purcell: Funerales
Cuando tenía 10 ó 12 años ya había cumplido 100. La intensidad del sufrimiento no se mide por la fuerza de los golpes sino por la sensibilidad de quien los recibe. Así que mi edad era por entonces la de un siglo. Después cumplí otros muchos.
Hay quienes odian la causa de su dolor y quienes se odian a sí mismos por no haber sido más fuertes que esas causas. Hay quienes necesitan que les demuestren cada día que son amados, y quienes no se dejan querer un solo día.
Yo encontré, huyendo del amor que nunca llega, alguien que me amó mucho y que murió por mí.
domingo, 28 de septiembre de 2014
Poética de Oniria
Bach / Gould: V. Golberg
La poesía es una filosofía liberada del silogismo: una intuición silogística sin premisas nacida de la introspección.
Si trazamos una bisectriz a lo largo de la Historia de la poesía veremos que, fundamentalmente, es la misma que la de la Historia del hombre: un corazón puesto a pensar sobre sí mismo. De donde se deduce que un poema pretende ser tanto un autorretrato metafísico como un retrato del hombre universal.
Si trazamos una bisectriz a lo largo de la Historia de la poesía veremos que, fundamentalmente, es la misma que la de la Historia del hombre: un corazón puesto a pensar sobre sí mismo. De donde se deduce que un poema pretende ser tanto un autorretrato metafísico como un retrato del hombre universal.
Siempre he escrito para saber quién es Antonio Gracia, por qué vive, por qué debe morir, cómo hacer que la palabra le otorgue la vida que no tiene.
Entiendo la poesía como la confidencia inexcusable de
un corazón que busca luz y ha de nombrar -por conjurarlas- las tinieblas. Pues sabe el hombre que sucumbirá con
él aquello que ama y quisiera salvar. Con lo cual aparece
el tema inevitable: la muerte como único ser que habita la
existencia.
Y frente a la muerte, el Arte -la vigencia de un cuadro,
de una música, un libro- es la única forma de eternidad que
existe. De ahí que la Literatura solo importe cuando se
constituye en la formulación de una verdad humana. Y, por
lo mismo, los poemas que quedan son aquellos en los que
nos vamos reconociendo como hombres, no solo como
poetas, puesto que el Arte solo se justifica cuando crea,
enriquece o perfecciona paradigmas.
Trágicamente: todo cuanto he escrito son apuntes para
un texto que nunca conseguiré escribir. Aunque creo que
en algún lugar de un libro hay una frase esperándonos para
darle un sentido a la existencia.
sábado, 27 de septiembre de 2014
Historial del amor
Beethoven: Adagio de "Claro de luna"
Todo cuanto de bueno o malo nos ocurre proviene de la distancia que queda entre lo que anhelamos y lo que conseguimos. A mayor distancia, mayor desdicha.
Por eso, pocos momentos de felicidad hay como los que conquistan dos personas que se reúnen sin esperar nada una de otra, y ninguna se inventa a la otra ni la deifica: cuanto sucede entre ellas surge con naturalidad, sin esfuerzo ni máscaras: se enriquecen mutuamente con la conversación inesperada de las bocas o los cuerpos.
Lo que ocurre después es una historia que añade a ese principio un fin. Y la única manera de retrasar ese final es convertir interminablemente cada carpe diem en otro nuevo. Pero es entonces cuando la espontaneidad empieza a mutilarse; y la premeditación, incluso de lo bueno, a convertirse en rutina.
viernes, 26 de septiembre de 2014
En el aula de los racionalismos
Grieg: Peer Gynt (la mañana)
- El tiempo pasa muy lentamente.
- Demasiado deprisa, para mí.
- Demasiado deprisa, para mí.
- Porque esperas muchas cosas.
- Y tú porque nada esperas.
- Mi abuelo quiere a veces que el tiempo se acabe, y otras que se detenga.
- En realidad, el tiempo no pasa. En el universo nada nace y nada muere. O todo nace y muere simultáneamente. La energía se transforma, ni empieza ni acaba. Todo es resurrección continua.
- Pero lo que es debió de tener un principio y tendrá un final, aunque sea otro principio hacia otro final...
- Esa es la llamada teoría del Big-Bang: una partícula increíblemente comprimida empezó una expansión inextinguible...
- ¿Y de dónde surgió esa partícula?
- La ciencia es también una teoría que se actualiza constantemente. Y aún no conoce esa respuesta.
- Pues está claro: Dios la creó.
- Todo parece fácil, así, ¿verdad? Dime, entonces: ¿De dónde surgió Dios?
- ¡Dios no necesita surgir!
- Imagina unas cajas chinas: una contiene a otra, interminablemente. Siempre habrá una que contenga a las demás. Pero ¿dónde está la primera, que las contiene a todas?
- ¿Y entonces qué hacemos?
- ¡Esperamos a Godot!
- Es para enloquecer: lo que no tiene explicación me desconcierta hasta tal punto...
- La única solución es ocuparse en buscarla sin preocuparse más allá de lo debido. Toda la historia del hombre ha sido así: una pregunta sin respuesta que al fin fue contestada, tal vez erróneamente, pero cuyo error ayudó a descubrir otra verdad, quizá incompleta... que ha conducido a otro desciframiento... La conclusión es esta, tal vez la única certeza indudable: "Aceptar que hay cosas -todavía- incomprensibles ya es comprender". Destaquemos ese "todavía", único signo de esperanza y fe en la ciencia.
- ¿Y la otra fe?
- Finalmente no cabe sino creer en uno mismo, en que ha buscado el mejor criterio en un mundo de infinitos criterios.
- Sí, pero ¿y la otra fe?
- Quienes sienten una fe en un ser superior solucionador de todo lo inexplicable por métodos mágicos tienen mucha suerte, pero son poco humanos: han perdido la racionalidad, la facultad de dudar, de poseer voluntad, sentido de la lógica, que es que toda consecuencia tiene una causa, la veamos o no.
- Todo esto es demasiado confuso. Profe: reconoce que nos pides demasiado.
- Reconoce tú también que no os invito a memorizar, sino a comprender...
- Sí, pero nos calientas el coco...
- No os pido teorías, historietas, nomenclaturas, fechas, linguísticas, inutilidades para especialistas que van a utilizarlas para inodorizar el agua de la vida... os doy los datos necesarios para que aprendáis la única asignatura que me parece imprescindible: pensar, ordenar, deducir: toda vida es un encadenamiento sucesivo de dilemas, de encrucijadas, de reflexiones sobre qué elegir: aprendo o no, le digo que la quiero o no... y en un instante o un día decidimos A ó B, decisión que conduce a otra derivada de la primera y nos enfrenta a otra, otras, cientos, miles... Claro está que cuanta mayor información poseamos mejor será nuestra elección; pero también hay que aprender a decidir qué información es desechable o desorientadora, en este mundo en el que todo es información, y cuyo eslogan es "no pienses"... Por tanto, la mejor información es la que nos ayuda a pensar cuáles son las mejores premisas que nos conducirán a la mejor conclusión del mejor silogismo. Y el mejor silogismo no es el que incluye cuántos números primos hay, ni cuál es el sujeto sintáctico, ni la capital de Alienigenia, ni el nombre de los tres centenares de huesos corporales, ni cuál es la profesión mejor pagada, ni ... No: el mejor silogismo es el que nos hace barajar los afectos, aceptar a los demás como son, si nos parecen justos, capacitarnos para autoperdonarnos si hemos intentado acertar, cumplir civilmente en la Tierra antes que en cualquier cielo, sentir el impulso de abrazarnos en vez de golpearnos unos a otros... Claro que hay que ganarse el pan de cada día con sapiencias cotidianas... pero no para alimentar el cadáver de una mente pasiva... Lo que importa es comprender, esforzarse por comprender: para actuar.
En el aula del librepensamiento
En el aula del Dios
En el aula del padre
En el aula del “yo”En el aula del librepensamiento
En el aula política
En el aula del mundo
En el aula de Lengua
En el aula de Historia
En el aula del arte
jueves, 25 de septiembre de 2014
Kokoschka: La novia del viento
Kokoschka
Kokoschka: La novia del viento
La novia del
viento
Un vendaval de
errática lascivia
abruma los
colores de la noche
y se adensa en
el cuadro, enrojeciendo
su tempestad de
fuego calcinante.
Rojas sombras
en púrpuras y grises
intercambian
sus cuerpos,
rememoran el
ansia,
las satiriasis
y ninfomanías
que signan su
existencia,
mientras muere
la música y el lienzo
es una autopsia
de sus corazones.
Los amantes, en
lúbrica tristeza,
regurgitan en
medio de sus besos
la partitura
que será pintura:
ella intenta
olvidar que es tumba errante,
mesalina de
hombres, pudridera
de hijos
guillotinados por la muerte,
kindertoten,
aurigas del destino.
No hay olvido
en la noche y el abrazo
es podredumbre
y vértigo: escoliosis
del alma:
simpiedad
de la
catástrofe.
Reynolds / Gainsborough: No marchitéis la rosa
Francisco Calvo: El sueño de la razón
Rembrandt: El fulgor de las sombras
Pintura y fotografía
Aurelia Masanet: El laberinto transfigurativo
Dolores Balsalobre: El bosque petrificado
Delacroix: La libertad
El Partenón
Velázquez, Goya: La belleza del cuerpo
Miguel Bañuls: El ave enmascarada
Madre Coraje
Rodin: El beso
Castillo de Santa Bárbara
Van Gogh: Noche estrellada
La rosa inmarchitable
Francisco Calvo: El sueño de la razón
Rembrandt: El fulgor de las sombras
Pintura y fotografía
Aurelia Masanet: El laberinto transfigurativo
Dolores Balsalobre: El bosque petrificado
Marc: Galope hacia la búsqueda
Marisa González: Los íntimos paisajesEl Partenón
Velázquez, Goya: La belleza del cuerpo
Miguel Bañuls: El ave enmascarada
Madre Coraje
Rodin: El beso
Castillo de Santa Bárbara
Van Gogh: Noche estrellada
La rosa inmarchitable
Isabel Rico: Crepusculario
Poema para una fotomiércoles, 24 de septiembre de 2014
Ineludibilidad de la escritura
Mahler: La canción de la tierra
El hombre es el único animal que intenta convertir sus defectos en virtudes, su ignorancia en sabiduría. No tenemos más resolución que aprender de los errores y lo desconocido para vivir mejor.
La muerte de los otros nos hace saber que moriremos. Por eso existen los mitos de la resurrección, de la reencarnación; y por eso la escritura y el arte los concebimos como prolongación de nuestra identidad, como una y única forma de perdurabilidad.
Al dolor oponemos paraísos; al desencanto, la utopía. Y así, toda elegía es una oda por lo que anhelamos. Convertimos en himno la elegía.
Ese es un título que quisiera como divisa de la pluma. Ojalá preservando del olvido y del dolor cuanto anhelamos llegue el día en que vivir no precise, ya jamás, de la poesía. Pero, como se deduce de la expresión de este deseo, prescindir de la escritura es imposible.
La muerte de los otros nos hace saber que moriremos. Por eso existen los mitos de la resurrección, de la reencarnación; y por eso la escritura y el arte los concebimos como prolongación de nuestra identidad, como una y única forma de perdurabilidad.
Al dolor oponemos paraísos; al desencanto, la utopía. Y así, toda elegía es una oda por lo que anhelamos. Convertimos en himno la elegía.
Ese es un título que quisiera como divisa de la pluma. Ojalá preservando del olvido y del dolor cuanto anhelamos llegue el día en que vivir no precise, ya jamás, de la poesía. Pero, como se deduce de la expresión de este deseo, prescindir de la escritura es imposible.
martes, 23 de septiembre de 2014
La catedral sumergida (3)
Villalobos: Bachiana nº 4
El alejamiento e incomprensión que la Iglesia ha hecho de la bondad jesucristiana llevó al gran creyente que fue Dostoiewski a considerar (en el episodio “El gran Inquisidor”, de Los hermanos Karamazov) que, de haber renacido en la Sevilla del siglo XV, “el hijo de Dios” hubiese sufrido una nueva crucifixión: allí dice a Cristo el gran inquisidor: “Para los hombres nunca ha habido nada tan espantoso como la libertad que tú predicas... Pronto sabrán que nada hay mejor que la sumisión”.
Los dioses no me han dado la dicha de creer en algún dios, cosa esta terrible, pues el escepticismo es una sangrante herida que convierte en falsas todas las verdades que asisten a los otros. Y es que los dioses mueren cuando el hombre piensa, dejando al final tan solo hombres, frágiles o heroicos. Pero, ¿quién preferirá el servilismo a la libertad?
¿No resulta ser el comportamiento represivo de la Iglesia más el beso de un Judas que el abrazo de un buen samaritano? En vez de escuchar el ruido de las masas y comprender sus desasosiegos ante los cambios que exige la modernización, la Iglesia se dedica a condenar a cuantos, ante tanta quiebra de valores, intentan reordenar sus vidas. Envía al infierno a los descasados y a las malmaridadas, a las abortistas y a los eutanásicos, a homosexuales y sexócratas, a las que desean investirse como sacerdotes y a las feministas, a quienes dicen que la Tierra no es el sol de la existencia y a cuantos afirman que la razón divina no puede ir contra la razón humana, a aquellos que proponen renovaciones y a los que intentan renovar desde el librepensamiento, a los luteranos y a los volterianos...
Intolerancia es la palabra que define la divisa eclesiástica.
Sobre el vivir
La catedral sumergida (1)
La catedral sumergida (2)
Persecución de la dicha
La trascendencia
Catástrofes innúmeras
Somos nuestro futuro
Somos nuestro futuro (2)
Somos nuestro futuro (3)
El hijo
Motor de la existencia
Lejos de toda furia (5)
Lejos de toda furia, 4
El íntimo espejismo
Dios no es ya suficiente coartada.
Previniendo el futuro (1)
Previniendo el futuro (2)
Previniendo el futuro (3)
Previniendo el futuro (4)
Previniendo el futuro (5)
Previniendo el futuro (6)
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