Mozart: Requiem
Un monje sabio, llamado Agustín de Hipona, dijo que la Iglesia debe regirse por la sabiduría de las Sagradas Escrituras. Otro monje, luego llamado San Jerónimo, afirmaba que “Ignorar las escrituras es ignorar a Cristo”; y concibió la Biblia Vulgata, que, por muy vulgata que fuera, estaba en latín y era inasequible para el vulgo. Quizá es que, no pudiendo ser leída por el pueblo, este no podía conocer sino la versión interesada de la Iglesia, siempre críptica en sus interpretaciones de “los renglones torcidos” de Dios.
Pero, si la sabiduría viene de la lectura de la Biblia, es preciso que esta llegue a los ojos del lector. No obstante, el monje Luis de León fue condenado y encarcelado por traducir al castellano el “Cantar de los cantares”, y el monje Martín Lutero fue igualmente perseguido y excomulgado porque liberó a los creyentes de la tiranía de los papas al proponer la libre y responsable interpretación de la Biblia, para lo cual tradujo a una lengua moderna la escritura sagrada. Agustín veía este mundo como “La ciudad de Dios”; la Iglesia lo ve como el pueblo del Diablo
Una cosa parece necesitar la Iglesia: salir de las sotanas sicológicas, olvidarse de la Inquisición, democratizarse, dejar de hacer chantajes a las almas.
ir a