1.- Rememora tu vida durante el año que ahora acaba.
2.- Intenta no repetir los errores.
3.- Potencia los aciertos.
4.- Enumera cuanto has oído sobre ti.
5.- Ten en cuenta las opiniones ajenas, pero no hasta el punto de que anulen la tuya si no las ves más razonables y poderosas.
6.- El mundo es un océano y todos naufragamos en él: aprende a nadar en sus aguas salvándote de sus tormentas, sin que tu auto-salvación ahogue a los demás.
7.- Si ya tienes más vida detrás que delante de ti, vive intensa y sensatamente porque nunca es tarde para seguir viviendo y dar más vida.
8.- La vida es como los rosales: los días y los años marchitan las rosas anteriores, pero ofrendan otras nuevas.
9.- Ofrece una rosa a quien te acompaña en el camino y recibirás otra que te perfumará el resto del viaje. Y aunque te vayas, recuerda que siempre habrá otros caminantes recorriendo tu camino: así que alfómbralo con flores, no con espinas.
10.- No persigas bañarte en paraísos sin haberte bañado muchas veces en los jardines de los oasis cotidianos.
11.- Di a quienes amas que los amas; si esperas a que te lo digan tal vez los demás hagan lo mismo y nunca sepáis de vuestro amor.
12.- Enamórate de las personas, no del Amor.
13.- El mejor método para ser feliz mañana es intentar serlo hoy. Porque siempre partimos de lo que somos, no de lo que seremos.
14.- En cualquier caso, de casi nada sirven las palabras; así que antes de decidirte a hablar un poco, intenta escuchar mucho; oirás muchas necedades y aprenderás que es mejor callar que hablar demasiado.
15.- Entra en el nuevo año como si fuera el último: y, por eso, para disfrutarlo; no para hilvanar lamentaciones.
Cuanto más pasa el tiempo más el tiempo devasta el cuerpo de mi amada, y su belleza ya no es la de la rosa; sin embargo, cada vez que la abrazo y el amor que sentimos nos lleva al esplendor de la lujuria su cuerpo resplandece igual que el de una estrella; y los dos, convertidos en fieras armoniosas, volvemos a ser rostros de un cósmico fulgor que atruena nuestra carne: el infinito, entonces, no tiene más edad que la de un beso: y ninguna belleza iguala a esa hermosura.
332.- La felicidad no se encuentra; se conquista. Es un esfuerzo, no un azar.
*** 333.- Si cuando te despiertas no miras hacia los otros y les das lo que esperas que te den, además de egoísta eres un mendigo de la alegría ajena. ***
334.- Aceptar la prosaica realidad cotidiana no es sufrir una desfascinación del paraíso prometido, sino una toma de conciencia del mundo.
***
335.- Hay que respetar el espacio incompartible que hay en cada uno y que es el que nos define y nos hace atractivos o detestables.
***
336.- Tenemos tanta necesidad de amor que tememos amar a quien nos ama por si se decepciona. *** 337.- Cuando estemos ante un dilema vivencial deberíamos decirnos siempre: voy a hacerlo hoy por si mañana no puedo. *** 338.- Nuestra vida es una sucesión de cuentos ensartados. Antes o después nos quedamos allí donde mejor nos tratan, allí donde satisfacen nuestras necesidades, allí donde, por ese trato mutuo, olvidamos todos los sueños que tuvimos y cuantos desengaños nos infligieron. *** 339.- Puesto que todo en nuestros genes tiende a la consecución del placer y a la negación del dolor, el más sabio es el que utiliza su sabiduría para conseguir el sosiego, el equilibrio entre el malestar y el bienestar, la armonía, la dicha: la felicidad. *** 340.- Lo que más conturba al ser humano es la insatisfacción de su sensualidad; por eso los mayores enemigos del hombre -y la mujer- son aquellos que castran la compulsión del erotismo.
***
341.- Satisfecha la carne, el espíritu es libre; constreñida, confuso.
*** 342.- El futuro no está en el confort, sino en el bienestar del corazón. *** 343.- El tiempo solo es nuestro si dejamos de mirar hacia el pasado.
***
344.- No hay peor enfermedad que carecer de ilusiones.
***
345.- Mucho amó a quien odia aquel que odia a quien amó.
***
346.- Mejor que tratar de realizar los sueños es esforzarse en convertir la realidad cotidiana en algo digno de ser un sueño cumplido.
***
347.- El escepticismo es una sangrante herida que convierte en falsas todas las verdades que asisten a los otros.
***
348.- El hombre es el único animal que intenta convertir sus defectos en virtudes, su ignorancia en sabiduría.
***
349.- Toda elegía es una oda por aquello que anhelamos.
***
350.- La historia del hombre ha sido una pregunta sin respuesta que al fin fue contestada, tal vez erróneamente, pero cuyo error ayudó a descubrir otra verdad, quizá incompleta... que ha conducido a otro desciframiento...
***
351.- Quienes creen en un ser superior garante de todo lo inexplicable por métodos mágicos tienen mucha suerte, pero son poco humanos: han perdido la racionalidad, la facultad de dudar, de poseer voluntad, sentido de la lógica, que es que toda consecuencia tiene una causa, la veamos o no.
***
352.- La intensidad del sufrimiento no se mide por la fuerza de los golpes sino por la sensibilidad de quien los recibe.
***
353.- Cuántos se preguntan cuándo acaba el deseo sexual, y su práctica, sin caer en la cuenta de que lo mejor para matar el sexo es no practicarlo.
***
354.- Todos somos hijos de los libros; y como a padres debiéramos honrarlos.
***
355.- Ningún mandamiento dictatorial ha durado más que una sola invitación a la libertad.
*** 356.- El mundo continúa creyendo que los campos nazis estaban solo en Alemania y que los tercermundismos no existen en el Estado de Bienestar, siempre regido por el omnipotente Don Dinero.
*** 357.- Pensamos desde lo que sentimos, y sentimos desde lo que pensamos. Por eso es necesario urdimbrar la pasión y la razón. *** 358.- Si mañana observo que me equivoqué que no sea porque no intenté prever todas las consecuencias de mis actos. *** 359.- Cuando el artista inserta los intereses de la obra (consecución del éxito) en su creación está malversando la nobleza artística. ***
360.- La utopía es el sueño con el que se desarma a quienes mantienen la esperanza.
***
361.- La justicia es una abstracción bienintencionada y utópica que las leyes malversan hasta convertirla en impunidad.
***
362.- En la vida de toda obra de arte hay dos tramos: el que va desde la conciencia creativa del autor a la creación, y el que, una vez acabado el proceso creativo, pertenece al antojadizo o noble perceptor.
***
363.-Por mucho que huyas nunca te alejarás bastante de ti mismo.
Hay autores que trazan de antemano un esbozo de lo que van a escribir: tanto que solo tienen que ponerle palabras al pergeño. Otros van a la caza y captura de metáforas, imágenes, visiones… incluso sin premeditación temática, a ciegas, haciendo camino al andar. (Confieso que yo cuando escribo la primera palabra no sé cuál va a ser la siguiente). Tan malo o bueno es un método como otro si el proceso acaba con una implacable tachadura: sustituyendo, pulimentando, jibarizando.
Un poema precisa unos límites que pocos saben darle. Es fácil desatar la pluma y dejar que diga lo que quiere. Lo difícil es contenerla y que en lo contenido -en sus limitaciones- haya un mundo propio, emocional e intelectual, que sea autónomo y renazca en el lector aunque no haya nacido para él.
Contra el dicho popular, el mayor enemigo del poeta es la inspiración: el arrebato. Por eso Bécquer, siguiendo a Wordsworth, afirma: “Cuando siento no escribo”. Quería que sus emociones reposaran para que no se infiltrasen en su escritura desviaciones sentimentales o verborreicas. Lo cual nos dice definitivamente que es preciso domar el "rebelde, mezquino idioma" hasta encontrar la adecuación expresiva de lo que late en la mente: tensión, contención y armonía dictivas.
Antes, Poe había escrito en su Método de composición: “La ejecución de un poema es una operación intelectual, no un don de la musa”. Y basta recordar a Valery, a Pound puliendo a Eliot, o las 200 versiones que DylanThomas hacía de muchos de sus poemas para que no nos resulte extraño oír a LeónFelipe exhortar a la desnudez verbal: “deshaced ese verso, quitadle los caireles …”. GarcíaLorca resume esa unión de irracionalidad y racionalización denominándolas simplemente “gracia y esfuerzo”.
2.-
Acerquémonos a dos textos que nos hablan, de modo similar y distinto, de la “inspiración” y su plasmación en la página:
A) - La inspiración
Semejante a la fuerza
de la gravitación universal,
de súbito una voz me arrastra hasta el vacío
de la página en blanco.
No sé qué va a escribir mi pluma: lo hace
y el primer verso, la primera
palabra -que han nacido sin conciencia-
desconocen también qué otras palabras
y qué otros versos les sucederán.
Por más que oteo mi mente
o diviso el poema que se está engendrando,
un fantasma amanuense dicta y suma
sílabas y conceptos y emociones,
computa sentimientos, traza música
y, por fin, se detiene
como si la estrategia de su lírica
oculta y despiadada
hubiese dado fin y descansase.
Mi voluntad despierta entonces
y, dormido el fantasma,
tacho palabras, versos, pulimento
el sueño o pesadilla que ha dejado.
B) – Pulimentación
Primero es un rumor a un ritmo asido,
un aroma, una luz aprisionada
en la sombra, una hoguera dilatada
que asoma su fulgor desconocido.
Luego encuentra su música el sonido
en la frágil palabra revelada;
y la voz, caudalosa o mesurada,
la pluma ordena, pule y da sentido.
En la página hermosa y fatigada
alza la mano luz desde la bruma,
porfiando darle vida a cuanto nombra.
Quedan, bajo la herrumbre calcinada,
palabras sostenidas por la pluma
y sueños derribados en la sombra.
Los anteriores ejemplos no son ejemplares, pero sirven para el propósito: aproximarnos al proceso creador en sus diferentes fases: la aparición de las tópicas musas y la ejecución de lo entrevisto en ese pequeño "trance". El mismo tema ha encontrado, en dos tiempos diferentes, dos cauces de distinta moldura: ritmos blancos, en el primer texto; un soneto, en el segundo. Expresiones como “gravitación”, “arrastra”, “fantasma amanuense”, “pulimento” -en el primer poema- y “fulgor desconocido”, “frágil palabra”, sueños derribados”… -en el segundo- muestran la lucha entre irracionalismo y racionalidad, duelo en el que incluso la “estrategia” está “oculta”. La materia lírica, oculta como un magma en las entrañas de la mente, brota como un géiser que debe ser canalizado y convertido en manantial.
Ninguno de los textos tiene la adecuación precisa: visión y revisión de lo vislumbrado que deben concretarse en la precisión de lo sentido a través de lo expresado. Difícil es esa urdimbre. Y es que todo poema necesita encontrar la idoneidad:
3.-
Todo autor gesta su obra con cierta ceguera y alguna iluminación: con visión y técnica. Lo intuido tiene que ser verbalizado con adecuación. Y para ello son imprescindibles dos criterios o divisas: expresar sustancias memorables y huir de la idolatría retórica. Ni escribir como se habla, como pretendía Juan de Valdés (y hace tanto poetómano que apenas ha aprendido a farfullar), ni hablar como se escribe (que constituiría una jerga artificial y deshumanizada). Admitamos que el idioma poético es innumerable, indefinible e inclasificable, y el más difícil de aprender. No tiene normas precisas. En cualquier caso, solo una: debe buscar “el nombre exacto de las cosas”.
JuanRamónJiménez recoge esa inquietud con versos despojados, escribiendo como predica que hay que escribir: “¡Oh pasión de mi vida, poesía / desnuda…!”. Y en este otro poema:
¡Intelijencia, dame
el nombre esacto de las cosas!
… Que mi palabra sea
la cosa misma,
creada por mi alma nuevamente.
Que por mí vayan todos
los que no las conocen, a las cosas;
que por mí vayan todos
los que ya las olvidan, a las cosas;
que por mí vayan todos,
los mismos que las aman, a las cosas…
¡Intelijencia, dame
el nombre esacto, y tuyo,
y suyo, y mío, de las cosas!
Poco antes, el vanguardista Huidobro había publicado su “Poética” creacionista, en la que se mostraba, con otro signo, de igual contundencia en los mismos principios de escritura creadora, nomenclatura exacta y desnudez lírica:
Que el verso sea como una llave
que abra mil puertas. (…)
Cuanto miren los ojos creado sea.
El adjetivo, cuando no da vida, mata.
¿Por qué cantáis la rosa, oh poetas!
Hacedla florecer en el poema!
El poeta es un pequeño dios.
Un “pequeño dios” que tiene que ganar su verbo con el sudor de ser hombre. MiguelÁngel dijo señalando una roca: “La estatua está ahí; solo hay que quitarle la piedra que le sobra”. Eso es: tallarlo como un diamante. Lo cual requiere el hallazgo de la idoneidad. Idoneidad entre concepto y expresión: y como son indivisibles, la tarea es ardua.
4.-
Me detengo un instante: ¿Cómo formularíamos nuestro “dolorido sentir”? ¿Qué verso escogeríamos:
la potestad esquiva del dolor
o
la esquiva potestad del sufrimiento?
¿Cuál es el verso idóneo? ¿Se alarga demasiado el primero hasta encontrar en cuarta sílaba su acento melódico? ¿Resulta más melodioso el segundo, con su fonética rítmica más próxima, en 2ª y 6ª? ¿Es más aceptable para el oído interior un verso llano que otro agudo ("dolor" / "sufrimiento")? ¿No aceptamos y asimilamos, en fin, de mejor modo lo que se nos dice de armoniosa manera? Ya los antiguos sabían de estas sutilezas del corazón y del cerebro: dice Horacio:
beatus ille qui procul negotiis
y Garcilaso:
en tanto que de rosa y azucena
Sutilezas que no se improvisan, sino que las asimila el inconsciente poético hasta hacer compatibles y convertir en uno solo –aunque siempre hay retoques retocables- el trance y el intelecto, la verbalidad y su musicalidad. De modo que lo que se dice –válgame Perogrullo- es lo que se ha dicho / escrito. Quien carece de la “gracia” natural nada consigue por mucho “esfuerzo” que haga. Dicho de otro modo: el poeta se hace porque nace con los atributos para hacerse y porque rehace continuamente su poema: porque encuentra la idoneidad lírica entre lo que pretendía decir y lo que finalmente dice (siempre que ambas cosas sean categorías universales).
Creo que el error surge cuando quien escribe pretende frivolizar o literaturizar su escritura: porque la naturaleza del acto creador no se aviene con el artificio literario. La poesía no debe nacer del poeta ni para el poeta, sino de un ser humano ansioso por explicarse a sí mismo y descubrir su propio nombre íntimo y válido para otro ser humano; si bien luego debe venir el hombre sentidor y reflexivo a pulirlo como una efigie y convertirlo en arte. Incluso un poeta "social" como J. A. Goytisolo tiene en cuenta "el oficio del poeta”:
Contemplar las palabras
sobre el papel escritas,
medirlas, sopesar
su cuerpo en el conjunto
del poema, y después,
igual que un artesano,
separarse a mirar
cómo la luz emerge
de la sutil textura…
En fin: tras tanta introspección y búsqueda expresiva, queda lo que anota Salinas sobre el poema, en el que prefiere el Arte a la Naturaleza -en la vieja oposición entre imitatio y creatio-:
Y ahora, aquí está frente a mí.
Tantas luchas que ha costado,
tantos afanes en vela,
tantos bordes de fracaso
junto a este esplendor sereno
ya son nada, se olvidaron.
Él queda, y en él, el mundo,
la rosa, la piedra, el pájaro,
aquellos , los del principio,
de este final asombrados.
¡Tan claros que se veían,
y aún se podía aclararlos!
Están mejor; una luz
que el sol no sabe, unos rayos
los iluminan, sin noche,
para siempre revelados.
Las claridades de ahora
lucen más que las de mayo.
Si allí estaban, ahora aquí;
a más transparencia alzados.
¡Qué naturales parecen,
qué sencillo el gran milagro!
En esta luz del poema,
todo,
desde el más nocturno beso
al cenital esplendor,
todo está mucho más claro.
Y sin embargo, todo ingrediente que parece imprescindible deja de serlo cuando el auténtico poeta habla al margen de las poéticas, o con ellas: ¿Existe un poema más idóneo en su concepción, plasmación y recepción que, por ejemplo, “Masa”, de CésarVallejo o, en otro extremo, el poema XX de Neruda?
ARTISTAS Y POETAS EN EL 40 ANIVERSARIO DE LA UNIVERSIDAD DE ALICANTE Azarosa es esta combinación de artistas y poetas en la que no se sabe cuáles son los sujetos agentes y pacientes: si los textos se adjudicaron caprichosamente a las imágenes o estas a aquellos; o si, más probablemente, se siguió el criterio del cajón de sastre. Como en todas las antologías -y este catálogo no deja de ser una de ellas-, ni están todos los que son ni son todos los que están.
En cualquier caso, y al margen de esa reciprocidad inexistente, he aquí una fe de vida de un fragmento de cultura creativa en Alicante.
ARTISTAS: Elena Aguilera, Albert Agulló, Pablo Bellot, Arcadio Blasco, Isidro Blasco, Pepe Calvo, Joan Castejón, Miguel Ángel Catalá, María Chana, Cristina de Middel, José Díaz Azorín, Daniel Escolano, Ángel Fitor, Dionisio Gázquez Méndez, Bernabé Gómez Moreno, Patricia Gómez, Susana Guerrero, Gaspar Jaén i Urban, Ricardo Junio Oliver, Mónica Jover, Alicia Lamarca, Eduardo Lastres, Javier Lorenzo, Rafael Maestro, Aurelia Masanet, Antoni Miró, Luis Moragón, Mª Dolores Mulá, Juan Carlos Nadal, Cayetano Navarro, Martín Noguerol, Josep Pedrós i Ginestar, Ramón Pérez Carrió, Ana Peters, Llorenç Pizà, Elvira Pizano, Vicente Rodes, Javier Romero, Eusebio Sempere y Jesús Zuazo. POETAS: Francisca Aguirre, Lluís Alpera, Rafael Azuar Carmen, Luís Bagué, Ramón Bascuñana, Mario Benedetti, Luís Bonmatí, Margarita Borja, Pilar Blanco, Adolfo Celdrán, Mercé Climent, Victòria E. Cremades, Ana María Drack, José Luis Ferris, Juan Gil-Albert, Amalio Gran, Antonio Gracia, Miguel Hernández, Ángel Herrero, Gaspar Jaén i Urban, Gracia Jiménez, Carmen Juan, Joaquín Juan Penalva, Vicente Mójica, Manuel Molina, Ovidi Montllor, Antonio Moreno, Tina Pastor, Mari Paz Moreno, Agustín Pérez, Antonio Porpetta, Emilio Rodríguez Bernabeu, Manel Rodríguez-Castelló, Carlos Sahagún, Mariano Sánchez Soler, Isabel-Clara Simó, Juan Ramón Torregrosa, Joan Valls, José Vidal Carreras y Rafael Zurita.
- ¿Pero cómo no vas a publicarle esos poemas? ¿No sabes que es profesor del College Zetaequis estadounidense y tiene 17 máster en Equiszetas materias?
Le dije:
- ¿Y tú no sabes que Einstein, que era Premio Nobel, y tocaba el violín, nunca compuso música ni escribió lírica porque era consciente de que carecía de la chispa que unen ciencia y poesía en la magia del poema?
ARTISTAS Y POETAS EN EL 40 ANIVERSARIO DE LA UNIVERSIDAD DE ALICANTE
Inauguración: 10 Diciembre, a las 12:00
MUA - Sala el CUB
La Universidad de Alicante conmemora este año su cuarenta aniversario, y el Museo de la Universidad de Alicante (MUA) se une a la celebración con la exposición 40 sobre 40. Artistes i poetes en el 40 aniversari de la Universitat d’Alacant, que propone una aproximación al arte y a la poesía desde una perspectiva interdisciplinar.
40 sobre 40 está constituida por fondos propios de la colección. A tal efecto, el MUA ha seleccionado la obra de cuarenta artistas plásticos junto al trabajo de cuarenta poetas, todos de origen alicantino o con fuertes vínculos con la provincia y con la Universidad de Alicante. Las piezas seleccionadas -entre las que podemos encontrar pintura, fotografía, escultura, collage y cerámica- dialogan con los poemas e invitan al espectador a establecer sus propias conexiones.
El recorrido plantea una exposición abierta que traspasa los límites entre la imagen y la palabra, y en la que los diferentes enfoques crean afinidades formales o temáticas, como entre la figuración, la abstracción, el paisaje, la geometría, la materia, el tiempo, y la reflexión estética o social.
ARTISTAS: Elena Aguilera, Albert Agulló, Pablo Bellot, Arcadio Blasco, Isidro Blasco, Pepe Calvo, Joan Castejón, Miguel Ángel Catalá, María Chana, Cristina de Middel, José Díaz Azorín, Daniel Escolano, Ángel Fitor, Dionisio Gázquez Méndez, Bernabé Gómez Moreno, Patricia Gómez, Susana Guerrero, Gaspar Jaén i Urban, Ricardo Junio Oliver, Mónica Jover, Alicia Lamarca, Eduardo Lastres, Javier Lorenzo, Rafael Maestro, Aurelia Masanet, Antoni Miró, Luis Moragón, Mª Dolores Mulá, Juan Carlos Nadal, Cayetano Navarro, Martín Noguerol, Josep Pedrós i Ginestar, Ramón Pérez Carrió, Ana Peters, Llorenç Pizà, Elvira Pizano, Vicente Rodes, Javier Romero, Eusebio Sempere y Jesús Zuazo.
POETAS: Francisca Aguirre, Lluís Alpera, Rafael Azuar Carmen, Luís Bagué, Ramón Bascuñana, Mario Benedetti, Luís Bonmatí, Margarita Borja, Pilar Blanco, Adolfo Celdrán, Mercé Climent, Victòria E. Cremades, Ana María Drack, José Luis Ferris, Juan Gil-Albert, Amalio Gran, Antonio Gracia, Miguel Hernández, Ángel Herrero, Gaspar Jaén i Urban, Gracia Jiménez, Carmen Juan, Joaquín Juan Penalva, Vicente Mójica, Manuel Molina, Ovidi Montllor, Antonio Moreno, Tina Pastor, Mari Paz Moreno, Agustín Pérez, Antonio Porpetta, Emilio Rodríguez Bernabeu, Manel Rodríguez-Castelló, Carlos Sahagún, Mariano Sánchez Soler, Isabel-Clara Simó, Juan Ramón Torregrosa, Joan Valls, José Vidal Carreras y Rafael Zurita.
En un rincón un cofre simulaba antigüedad. Estaba lleno de monedas doradas y herrumbrosos bombones. Cada vez que lo abría, con su mano tocaba su niñez, cuando “La isla del Tesoro” y sus afines eran la única realidad y su hogar el abandono desde el que huir a esos mares lejanos para buscar los paraísos que, puesto que existían en su corazón, debían existir en algún sitio. Se dejó caer sobre la alfombra.
Vio los cabellos sueltos de todos los tamaños y colores, rizados y sin rizo, morenos, rubios, cortos, teñidos, largos, uno de cada clase, como trofeos, reliquias, flores en un jardín: solía colocarlos sobre la cama para que quien los viese se esforzase en ser mejor que “la otra”: “la que conquista es siempre aquella que se hace imprescindible: en la risa, en la melancolía, en el sexo, en los secretos, en todas ocasiones; cuando alguien siente una emoción, y al deseo se anuda el rostro, el cuerpo, la mente de una persona, esta se hace necesaria, inevitable, ya no piensas en otra”, solía decir como estrategia.
Sobre la alfombra estaba, de bruces hacia el cielo, aunque el techo impidiese su visión, no su contemplación, mientras caía la música como una ninfa bella desatada de un sueño y convertida en lluvia salmodiando su cuerpo, sobre su piel y sus ojos cerrados, abandonado el libro durante unos instantes para atrapar el éxtasis, dejándose acunar por la dicha, un ladrido lejano, un susurro del viento, un recuerdo ancestral sentido como propio, el pasado mugiendo en la memoria devoradoramente, el porvenir intruso con su puerta insegura, pero el presente allí, tan solo superable si aquellas sensaciones alguien las comprendiese, si aquella plenitud la compartiese un cuerpo de carne, inteligencia y sensibilidad, un amoroso ser de ternura creciente, de indómita sustancia para su corazón cansado y añorante, un bebedizo mágico que le diese la paz, que le otorgase la mirada absoluta en la que dos sintientes se reconocen y arman el complot absoluto de la felicidad. Alguien vendrá, alguien vendrá, sopla con furia, repitió volviendo a la lectura.
Y allí el ventilador, como una cúpula espiral aventando las notas en una brisa tenue por todos los rincones y sus poros. Sabía que no era cierto, pero daba lo mismo: entró por la ventana, traspasando barrotes, y se tendió a su lado, ceñida su figura por la cenefa azul y toda la lujuria y el amor en los labios, sus gestos eran lentos, apenas se movía, como una nube que aspirase la lluvia hacia lo alto en vez de derramarla, una levitación constante cayendo tenuemente y no cayendo con tanta lentitud que la ecuación más vertiginosa o la velocidad mayor hubieran regresado a su comienzo antes de alzar su vértigo infinito, y a su lado tendida, paralela al delirio y al sueño más sublime, yacía sujetando su voz con su mirada para que no dijese, para que se callase, para que si sentía fuese un silencio que no dejase huellas, que no guardase pruebas de que había existido, la duda en el amor es lo que hace que viva y se renueve para saberse cierto, acaríciame suave, sin tocarme, sin verme, sacude los espasmos que habitan mis entrañas y pugnan por salir y vivir para ti, para mí, suéñame, víveme, pon tu mano en mi mente, túrbame con tu aliento, déjame compartirte, déjame ser tú junto a ti y esfuérzate en ser yo junto a mí, es la única certeza el instante del beso, púlsame con tus dedos distantes y sacrifícame, me entrego, soy tus ansias, escúchame plañir como esa música, entra en mi corazón y arráncalo y sórbelo en tu boca hasta que forme parte de tu sangre la mía, ¿me has oído?, te amo ...
Fue un rayo fulminante: toda una eternidad esperando la plenitud y ahora que estaba allí no sabía qué hacer, dejó que se marchara; porque ¿qué hacer con el amor cuando se encuentra?