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domingo, 30 de junio de 2013

Orson Welles: El proceso

Castellano. Completa.

No todas las grandes novelas tienen la suerte de ser cinematografiadas por un gran director. El proceso de Kafka contó con Orson Welles para contarnos lo que le ocurre en El Laberinto a todo aquel que no es el Ciudadano Kane.

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sábado, 29 de junio de 2013

Cuadernos del Matemático, 50


 Pocas revistas dan más literatura y esfuerzo editorial.
Repito lo ya dicho:
Tras 25 años de navegación, llega el capitán Ezequías Blanco a bordo de Cuadernos del Matemático, en su singladura nº 50. 
Cargado va de prosas y de versos, relatos y reseñas, suplementos e imágenes, y otros breves tesoros del mar de los sargazos de la pluma. 
150 páginas ocupan el diario de a bordo, en el que dejan su huella medio centenar de bucaneros.
Admirable piratería digna de una dragontea que enaltezca su esfuerzo.

Strawinski: La consagración de la primavera


Grabación histórica de Markevitch

Hace ahora un siglo se estrenó una de las obras más revolucionarias de la Historia de la Música. Su violencia sonora y su capacidad para transformar el aparente ruido en música inquietante nacida del fragor que emite el cuerpo humano enfureció al público asistente, que estalló en similar violencia arrasando la orquesta. Strawinski inventaba un lenguaje, ese que se deriva de su propia confesión al componer la obra: "la escucho en mi cabeza, pero no sé cómo llevarla al pentagrama".
Cuando el autor inventa, el mundo se prolonga.

viernes, 28 de junio de 2013

Cortázar: Entrevista




¿Rayuela o Todos los fuegos el fuego, La noche boca arriba...?
Confieso que no pude soportar el engendro paginístico. Por muy meritorio que fuese este, algunos de los cuentos de Cortázar son más que literatura. 
¿No se trata de eso?

jueves, 27 de junio de 2013

Luis Bagué / Joaquín Juan: El mausoleo y los pájaros



IA

Antologías de iniciación

Coinciden dos recopilaciones de Antonio Gracia que ofrecen una oportunidad inmejorable para encontrarse con el poeta de Bigastro

 01:41 
POR JOAQUÍN JUAN PENALVA Y LUIS BAGUÉ QUÍLEZ 

Antologías de iniciación
Letras




JOAQUÍN JUAN PENALVA Y LUIS BAGUÉ QUÍLEZ


En los últimos meses han coincidido en las librerías dos antologías de Antonio Gracia, El mausoleo y los pájaros y Devastaciones, sueños, volúmenes que recorren la poesía del autor por sendas excluyentes, a veces casi opuestas; la primera se organiza por libros, en tanto que la segunda ordena las composiciones dentro de tres grandes épocas: "Fragmentos de identidad", "Fragmentos de inmensidad" y "Nosce te ipsum". Siempre ha habido en Gracia un interés por reunir, distribuir y recopilar su propia obra, de manera que esta no llegara a los lectores de una forma fragmentaria o distorsionada. Su escritura lírica, que abarca más de cuarenta años de creación, es muy amplia, e incluye un periodo de quince años sin escribir, el que encontramos entre Los ojos de la metáfora (publicado en 1987, pero concluido en 1983) y Hacia la luz (1998).

Se ha insistido muchas veces en que el caso de Antonio Gracia es algo atípico dentro del panorama poético español, pues pocos poetas pueden presumir de una obra, como la suya, totalmente presidida por un yo omnipresente y casi omnisciente; como apunta Prieto de Paula, la poesía de Antonio Gracia "es emanación directa de ese yo poemático que es también, no sé si de grado o por fuerza, el yo atormentado de Antonio Gracia". Es, desde luego, un poeta reconocido, pero, por motivos puramente extraliterarios, sus libros no siempre han llegado a los lectores, aunque esa tendencia -por fortuna- se ha ido corrigiendo en los últimos años. Fragmentos de identidad (Poesía 1968-1983) no fue solo el título de su primera antología, sino una generosa muestra de su poesía más experimental y vanguardista, desde La estatura del ansia (1975) hasta Los ojos de la metáfora (1987), pasando por Palimpsesto (1980). A aquel tramo creativo pertenecen composiciones memorables como Antonio Gracia en los infiernos, The Lady of Ilici, Poème d'un autre, Epopeya sin héroe.

"Fragmentos de inmensidad" es el rótulo general con el que el autor ha caracterizado la segunda parte de su obra. Este bloque temático se organiza en torno a una premisa recurrente: el regreso del poeta a la semilla de la palabra, tras haberse asomado al desfiladero del sinsentido y al vacío de una razón de la que solo queda en pie su estructura discursiva. Las entregas que inauguran esta etapa, Hacia la luz (1998) y Libro de los anhelos (1999), resumen con elocuencia el itinerario que conduce desde la calcinación significativa hacia un nuevo deslumbramiento pasional. Ejemplo de este proceso es la presencia de Oniria, emblema de una pulsión vitalista transustanciada en la expresión poética. No se trata de que Antonio Gracia haya dejado atrás su condición agónica para remansarse en los espejismos de la felicidad. Al contrario, el deseo de levantar el himno sobre las cenizas del treno obedece a un voluntarismo de cuyo esfuerzo dan testimonio la construcción lírica -más cercana a los patrones clásicos- y la modulación verbal -abismada en un trasunto de eternidad-.

Reconstrucción de un diario (2001) adopta la forma de un singular poema-libro, cuya textura verbal parece trasladar a la página la inquietante plasticidad de un grabado de Durero: El caballero, la muerte y el diablo. En este caso, el correlato histórico-cultural sirve de soporte para una experiencia desprovista de referentes inmediatos, pero centrada en dos grandes temas: la gesta del amor y la derrota del lenguaje que intenta apresarlo, pero que solo alcanza a registrar su inevitable caída. Así lo recogen unos versos de Locus amoenus: "Si detener pudiera la vida en ese instante / elegiría ser el acorde infinito, / un cuadro inacabable, un verso inextinguible".

Si Reconstrucción de un diario dotaba de dimensión épica al mito de la intimidad, en sus siguientes libros cristaliza "una suerte de épica introspectiva", en palabras de Prieto de Paula. La epopeya interior (2002), El himno en la elegía (2004), Por una elevada senda (2004) y Devastaciones, sueños (2005) insisten en las mitologías particulares del sujeto, al tiempo que encuadran su existencia en el territorio de la recapitulación biográfica y del temporalismo doliente. El exaltado sensualismo de Hacia la luz, que desembocaba en la silueta del homo semens, se sustituye, en Devastaciones, sueños, por la metáfora del homo moriens, paisaje anímico y epítome de "la geometría que llamamos hombre".

La fusión entre el yo y el cosmos protagoniza La urdimbre luminosa (2007), en la que Antonio Gracia se adentra en la fábula de la historia y en las brumas de un viaje que -al igual que el de Ulises- se cumple en el regreso. Al final del recorrido, la conciencia del fracaso y la ficción de la identidad se redimen gracias al afán prometeico de la voluntad creadora: "Sé que escribir es mi única victoria / contra la muerte. Escribo". Esta rotunda constatación del desengaño convive con la imagen de la inmensidad y con el convencimiento de la permanencia en la palabra.

Tras La urdimbre luminosa, Gracia ha entregado a las prensas tres libros más y una plaquette, todos publicados en 2010: Siete poemas y dos poemáticas, Hijos de Homero y La condición mortal son los libros; Informe pericial es la plaquette. Siete poemas y dos poemáticas supone un ejercicio de revisión, quintaesencia y recopilación de un poeta capaz de reescribirse, reinventarse, reordenarse y, como a él mismo le gusta decir, "escribivirse" continuamente. Hijos de Homero, en cambio, rinde homenaje tanto a los grandes temas de la lírica -amor, muerte, fama, paso del tiempo...- como a los poetas, filósofos, músicos, trovadores y pintores que forman parte de su memoria espiritual; a aquellos artistas cuyas obras y personajes han configurado su autobiografía estética. Es la reflexión personal de un poeta que ha decidido retratarse a partir de los libros que ha leído, los cuadros que ha visto y las partituras que ha escuchado. En La condición mortal, por último, Gracia sitúa al individuo frente al paso inexorable del tiempo y frente a la inmensidad de la naturaleza, para constatar su insignificancia y fragilidad.

Sin duda, El mausoleo y los pájaros y Devastaciones, sueños ofrecen una oportunidad inmejorable para encontrarse -o reencontrarse, según el caso- con la poesía de Antonio Gracia, quien ha logrado en sus versos unir la escritura y el arte con la vida.

miércoles, 26 de junio de 2013

Necesidad social del arte

Eisenstein: Escalinata de Odesa
La represión de Odessa

          Si alguien duda sobre el poder del arte y la palabra no tiene más que hacerse estas preguntas: ¿Por qué aconsejaba Platón echar de la República a los poetas sino para evitar sus interferencias en la sociedad establecida y autosatisfecha? ¿Quiénes sino los visionarios poetas y pensadores -como Rousseau- predispusieron para la Revolución francesa y, por ella, para todas las siguientes, creadoras del mapa del mundo moderno? ¿Qué proclama sobre la libertad ha concienciado más que La libertad guiando al pueblo, de Delacroix, Los fusilamientos, de Goya, el Guernica, de Picasso, la Escalinata de Odessa, de Eisenstein¿Qué campaña contra el hambre ha sensibilizado más que Los comedores de patatas, de Van Gogh? ¿Algún manifiesto feminista ha influido más que Casa de muñecas, de Ibsen¿Hay algún manual en el que aprendamos más sobre el amor que en Dante, Petrarca o el Wagner del Tristán? ¿Alguno que enseñe más sicología que las obras de Shakespeare o Dostoieski? ¿Qué enciclopedias sobre el cielo y la tierra son mejores que La divina comedia, El paraíso perdido o De la naturaleza? (Dante, Milton, Lucrecio). ¿Alguno muestra mejor la ilusión y el desengaño que El Quijote? ¿Quién no aprenderá sociología en Balzac, Dickens y la picaresca? ¿Alguna voluntad de poder alcanza tanto vigor como El anillo del nibelungo wagneriano? ¿Quién ha conseguido una solidaridad fraterna como la que exige el clamor universal de La Novena de Beethoven? ¿Dónde podremos ver el rostro sereno de la muerte mejor que en el Réquiem de Mozart?... 

Sin duda, cada hombre ha sido distinto tras esas obras, y ellas han influido tanto o más que el estallido de Hiroshima. Porque se han descubierto tierras, mares, planetas: pero nadie como el artista ha colonizado un continente tan imprescindible como el espíritu, sus luces, sombras y penumbras. Y es que el creador observa y refleja lo más perdurable e inherente del hombre: los sentimientos, única sustancia que nos unifica.


Si el arte transforma a la sociedad es porque cambia al individuo: porque necesitados como estamos de reconocernos en nuestra obra, nos vemos abocados a admitirnos incompletos en ella y a cambiarnos para mejorarnos. Modificamos nuestros escritos, pinturas o músicas hasta que su espejo nos devuelve una imagen que nos satisface o nos sosiega: la del otro que queremos ser, el “yo” que ansiábamos conseguir. Y este sosiego individual, expresado en los nuevos cuadros, pentagramas y poemas, es el que transforma la colectividad: no coyunturalmente, sino diacrónicamente. Por eso es cierto que en algún lugar de un libro -lienzo, partitura- hay una frase esperándonos para darle un sentido a la existencia y armonizar el mundo en que vivimos. 
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Retrato del artista

Soliloquio del artista


martes, 25 de junio de 2013

CIEN LACONISMOS


Schumann: Adagio Sinfonía II

Despojamiento lacónico

La palabra es el rostro de los hombres.
***

La literatura solo se justifica cuando crea, enriquece o perfecciona paradigmas. 
***

Nuestra única patria es la cultura.
***

En algún lugar de un libro hay una frase esperando tus ojos para darle sentido a tu existencia.
***

Si eres el más inteligente y sensato de cuantos te rodean, pronto estarás rodeado
de enemigos.
***

La sociedad convierte al hombre en un misántropo.
***

Saber vivir no es más que saber cambiar de vida.

 ***

Los dioses mueren cuando el hombre piensa.

***


Los laberintos existen 
para que aprendamos a encontrarnos. 
***

La temeridad solo es la forma más valiente de esconder la cobardía.
***

¿Por qué nos empeñamos en hablar de lo que nos separa en vez de aquello que nos une?

***

No hay mayor cobardía que huir de uno mismo, ni más noble valor que afrontar nuestros miedos.

***

Pocos fantasmas son tan reales como los que se enorgullecen de serlo y hacen de una máscara su rostro.

***


La originalidad consiste en apropiarse de la tradición y renovarla.
***

Somos el que creemos ser, el que los demás creen que somos y el que somos en realidad. A este es al que más desconocemos. Y la pluma es el único bisturí cuya autopsia resulta fiable.
***

La poesía es un yo que se confiesa 
para encontrar el rostro verdadero.
***

El mejor libro es aquel que nos convierte en otro: nos hace ver quien fuimos y quién podemos ser.
***

Solo cuando el silencio es más doloroso que las palabras debe escribirse. 
***

Hay malos escritores porque hay malos lectores. Y malos lectores porque apenas hay buenos escritores.
***

Aprender a leer bien es un deber de todos; escribir, un derecho que muy pocos debieran concederse.

***

Somos lo que sabemos.

***

El amor propio ha matado más amores que el odio.
***

El erotismo es la sublimación de la lujuria para gozar su plenitud.
***

La música es la única palabra 
que desmiente la inefabilidad.
***

Ya que la vida no tiene sentido

todo poema debiera otorgárselo.
***


Soy el que quiero ser más que el que fui. 
***

Cuando tu juventud se hastíe olvida 

que fuiste joven o perecerás.
***


Después de haber vivido mucho queda 
el dolor de saberse derrotado: 
entierra en la escritura tu equipaje.
***

El suicidio es el único acto de libertad que existe.
Y también la única batalla contra nosotros mismos que no debiéramos perder. 
***


La cultura es un derecho que todos tenemos y pocos ejercitamos como un deber. Ese es nuestro mayor mal: pues la ignorancia es causa de todos los otros males y monstruo de todas las criaturas.
***

El pincel es la pluma de la imagen.
***

Si el artista, además de nacer, se hace es porque deshace y rehace continuamente su obra.

***

Si quieres cambiar el mundo empieza por cambiar tú.

***
Despojamiento lacónico

No hay otra solidaridad como la de enseñar, puesto que el conocimiento es la mejor ayuda que poseemos y podemos dar. 
***

El músculo de la inteligencia, como cualquier otro, se atrofia si no se ejercita.
***

La auténtica enseñanza consiste en educar el corazón con el cerebro para que satisfaga con prudencia cuanto le pertenece. 

***

No hay mayor fanatismo que creerse en posesión de la verdad. He ahí la causa de la intolerancia.

***

Cuando nos quedamos solos pocas veces podemos decir: mi yo está conmigo.

***

La Naturaleza nos da la vida; pero la educación nos enseña a vivir. 

***

En una democracia el fracaso de los gobernantes es el de los electores.
***

   El hombre es un animal racional empeñado en ser solo animal.
***

Abandonar la vida sin haberla dejado más hermosa que cuando la encontramos bien merece morir de mala muerte o no haber existido.
***

Nadie hay tan pobre que no pueda dar amor.
Quienes se lo entregan mutuamente son los seres más ricos de la Tierra. Y si con los años son capaces de convertir su pasión en donación de recíproco sosiego, también son los más afortunados.
***



 La valentía no consiste en luchar contra la necedad, sino en mantenerse al margen de ella. El mundo, en general, es bueno; y lo sería más si algunos no se empeñaran en emponzoñarlo.
***


No hay mayor ignorancia que la de creer que lo sabemos todo.
Cuánto aprenderíamos si aceptásemos que sabemos muy poco.
***

A menudo, estar al día nos impide estar en nuestro tiempo.
***

Todas las obras del hombre son estrategias de la mente para conquistar la -imposible- eternidad.
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El conocimiento es la mejor ayuda que poseemos y podemos dar. 
***

No hay más destino que la voluntad.

Convirtámosla en gen de nuestro espíritu.
***


No sé por qué tememos reconocer que nos equivocamos: tal reconocimiento nos ennoblece porque significa que queremos mejorar. 
Lo contrario se llama contumacia.
***

La injusticia histórica no consiste tanto en magnificar algunos hechos como en menoscabar otros.
***

Quien no sueña con mejorar el mundo
merece su desprecio.
***

Bien está que la mano izquierda no sepa lo que hace la derecha. Lo malo es cuando esta también es zurda.
***

Ten miedo, pero no lo demuestres. 
Si no temes, no vivirás vigilante; y te asaltarán. 
Si muestras tu temor, creerán que es cobardía y pasarás tu vida enfrentándote a necios valentones. 
El valiente no es el que desconoce el miedo, sino el que lo vence.
***


Si crees que un poema puede consolar del sinsentido de vivir, publícalo. Si no, guárdalo para tu colección de falsos esplendores.
***




Pocos poemas son elocuentes. Cuando el silencio es más doloroso que las palabras, se escribe.
***

Querido amigo:
Nerón tenía dos maestros, cuyos nombres eran Séneca y Burro. Puedo asegurarte que tú no eres Séneca.
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A veces ni siquiera los gigantes se reconocen entre sí.
***

Puesto que el factor común de la humanidad es la mediocridad, todo triunfador social es un mediocre.
***

Un hombre es su experiencia. 
Sin embargo, solo aceptamos los consejos que nos damos a nosotros mismos. Y estos, como los de los otros, nacen de la experiencia propia. Lo cual requiere muchos años de vida: de errores, aciertos y conclusiones acertadas. 
Cuánto mejor nos iría si tuviéramos en cuenta la experiencia ajena antes de desecharla solamente porque no es nuestra.
***


Si no somos capaces de hacer preguntas esenciales todas las respuestas serán circunstanciales.
***

No pienses: es malo para la Filosofía.
***

No hay más ética que la libertad.
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Nací cuando necesité pensar para combatir la muerte; moriré cuando deje de hacerme preguntas sobre la vida.
***

Sé justo en este mundo de injusticias.
Pero cuando te empujen al infierno
procura convertirte en un demonio.
***

Caídos los dioses, ¿qué le queda al hombre sino este mundo de hombres? Y de este mundo, ¿qué, sino soñar con otro mejor? 
***


El sentimiento nos une. 
El pensamiento nos separa. 
Tan solo la poesía nos concordia.
***

Despojamiento lacónico



Hay dos clases de autores: los que se venden y los que no tienen precio.
Hay dos clases de lectores: los que leen para enriquecer su existencia y los que leen para olvidarse de sí mismos. 
Hay dos clases de críticos: los que no saben leer y los que tampoco saben escribir.
***


Somos hijos del pasado; pero el presente es nuestro; por eso somos responsables del futuro.
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Lo más doloroso de la muerte es que nos impide conocer las innumerables cosas que desconocemos de la vida.
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El fracaso escolar no depende tanto de quien estudia como de quien enseña.
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 El primer educador es el Estado, que es el que bosqueja la sociedad, la familia, la calle, el centro educativo y al propio individuo. 
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Hemos establecido que todos somos iguales; no obstante, poco o nada ha cambiado para bien en la intimidad, aunque hayamos cambiado de nombre muchos nombres. 
***


Cuando nos quedamos solos, ¿cuántas veces podemos decir “mi yo está conmigo”? Nuestro espíritu no es más feliz, sino que está más enajenado, más concienciado de que el enajenamiento es un bienestar.
***

El que cree crea lo que cree.
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La fe es la ceguera de la razón
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¡Qué doloroso es sentir el escepticismo como única fe!
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El amor es la fe que nos permite creer que algunas personas son héroes o dioses.
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El mejor poema es aquel que consigue la idoneidad entre lo expresable y lo expresado.
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Trata de cantar aunque desees llorar y tendrás la alegría más cerca.
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Tenemos derecho a equivocarnos; y el deber de acertar. No basta decir "lo siento".
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A un hombre puede robársele todo: menos su íntima voluntad.
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La muerte es una cátedra que predica hipérboles sobre la vida.
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El sentido de la vida es buscarle un sentido en vez de dejarse aplastar por el peso de los sinsentidos que acosan la existencia.
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Cobarde es aquel que no intenta ser valiente cuando la valentía es necesaria.
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La civilización es, cada vez más, alérgica a la cultura. Y la cultura, un viaje sin retorno a la frivolidad.
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Pierde la dignidad quien se la niega a los demás.
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Hay dos clases de personas: las que tratan de imponer a los demás la imagen que tienen de sí mismas y aquellas que viven con naturalidad y rectitud, despreocupadas de si los otros aciertan o se equivocan al trazar esa imagen. Es decir: las que son y las que fingen ser.
***

La "nueva" poesía es la que envejece con mayor decrepitud: cree que hay que inventar; y sí, hay que renovar: remozar, acrisolar: actualizar la tradición.
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Nos pasamos media vida queriendo acertar, y la otra media lamentando nuestros errores.
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Afortunadamente los clásicos siguen leyéndose; y tienen la fortuna de no poder leer las obras actuales.
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Ignorancia es creer que lo sabemos todo.
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Nunca un hombre está más solo frente a sí mismo que cuando intenta hallar su rostro en una página en blanco, con la pluma en la mano.
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Toda antología de coetáneos debe ser más una premisa para extraer conclusiones que un juicio de valor.
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Vive: porque tu muerte no estará contenta cuando llegue si no sabes hablarle de la vida.
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El progreso es el camino que uno se pone a mirar para hacerlo más cómodo que el que ya ha caminado y deben caminar los otros. Celebremos, pues, a quienes asfaltan el futuro.
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Un poema no es grande porque contenga muchos versos entre el primero y el último, sino porque su contenido, por leve que sea, es imprescindible: porque se constituye en huella dactilar del ser humano.
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Muchos asnos hay en el mundo de las letras; aunque claro está que todos creen ser el caballo ganador.
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Solo en la escritura -en la creación- somos nuestro único demiurgo.
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No hay palabra más grande, ni poema más noble, que la vida.

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