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martes, 25 de junio de 2013

CIEN LACONISMOS


Schumann: Adagio Sinfonía II

Despojamiento lacónico

La palabra es el rostro de los hombres.
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La literatura solo se justifica cuando crea, enriquece o perfecciona paradigmas. 
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Nuestra única patria es la cultura.
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En algún lugar de un libro hay una frase esperando tus ojos para darle sentido a tu existencia.
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Si eres el más inteligente y sensato de cuantos te rodean, pronto estarás rodeado
de enemigos.
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La sociedad convierte al hombre en un misántropo.
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Saber vivir no es más que saber cambiar de vida.

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Los dioses mueren cuando el hombre piensa.

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Los laberintos existen 
para que aprendamos a encontrarnos. 
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La temeridad solo es la forma más valiente de esconder la cobardía.
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¿Por qué nos empeñamos en hablar de lo que nos separa en vez de aquello que nos une?

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No hay mayor cobardía que huir de uno mismo, ni más noble valor que afrontar nuestros miedos.

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Pocos fantasmas son tan reales como los que se enorgullecen de serlo y hacen de una máscara su rostro.

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La originalidad consiste en apropiarse de la tradición y renovarla.
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Somos el que creemos ser, el que los demás creen que somos y el que somos en realidad. A este es al que más desconocemos. Y la pluma es el único bisturí cuya autopsia resulta fiable.
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La poesía es un yo que se confiesa 
para encontrar el rostro verdadero.
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El mejor libro es aquel que nos convierte en otro: nos hace ver quien fuimos y quién podemos ser.
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Solo cuando el silencio es más doloroso que las palabras debe escribirse. 
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Hay malos escritores porque hay malos lectores. Y malos lectores porque apenas hay buenos escritores.
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Aprender a leer bien es un deber de todos; escribir, un derecho que muy pocos debieran concederse.

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Somos lo que sabemos.

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El amor propio ha matado más amores que el odio.
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El erotismo es la sublimación de la lujuria para gozar su plenitud.
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La música es la única palabra 
que desmiente la inefabilidad.
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Ya que la vida no tiene sentido

todo poema debiera otorgárselo.
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Soy el que quiero ser más que el que fui. 
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Cuando tu juventud se hastíe olvida 

que fuiste joven o perecerás.
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Después de haber vivido mucho queda 
el dolor de saberse derrotado: 
entierra en la escritura tu equipaje.
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El suicidio es el único acto de libertad que existe.
Y también la única batalla contra nosotros mismos que no debiéramos perder. 
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La cultura es un derecho que todos tenemos y pocos ejercitamos como un deber. Ese es nuestro mayor mal: pues la ignorancia es causa de todos los otros males y monstruo de todas las criaturas.
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El pincel es la pluma de la imagen.
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Si el artista, además de nacer, se hace es porque deshace y rehace continuamente su obra.

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Si quieres cambiar el mundo empieza por cambiar tú.

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Despojamiento lacónico

No hay otra solidaridad como la de enseñar, puesto que el conocimiento es la mejor ayuda que poseemos y podemos dar. 
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El músculo de la inteligencia, como cualquier otro, se atrofia si no se ejercita.
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La auténtica enseñanza consiste en educar el corazón con el cerebro para que satisfaga con prudencia cuanto le pertenece. 

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No hay mayor fanatismo que creerse en posesión de la verdad. He ahí la causa de la intolerancia.

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Cuando nos quedamos solos pocas veces podemos decir: mi yo está conmigo.

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La Naturaleza nos da la vida; pero la educación nos enseña a vivir. 

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En una democracia el fracaso de los gobernantes es el de los electores.
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   El hombre es un animal racional empeñado en ser solo animal.
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Abandonar la vida sin haberla dejado más hermosa que cuando la encontramos bien merece morir de mala muerte o no haber existido.
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Nadie hay tan pobre que no pueda dar amor.
Quienes se lo entregan mutuamente son los seres más ricos de la Tierra. Y si con los años son capaces de convertir su pasión en donación de recíproco sosiego, también son los más afortunados.
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 La valentía no consiste en luchar contra la necedad, sino en mantenerse al margen de ella. El mundo, en general, es bueno; y lo sería más si algunos no se empeñaran en emponzoñarlo.
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No hay mayor ignorancia que la de creer que lo sabemos todo.
Cuánto aprenderíamos si aceptásemos que sabemos muy poco.
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A menudo, estar al día nos impide estar en nuestro tiempo.
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Todas las obras del hombre son estrategias de la mente para conquistar la -imposible- eternidad.
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El conocimiento es la mejor ayuda que poseemos y podemos dar. 
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No hay más destino que la voluntad.

Convirtámosla en gen de nuestro espíritu.
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No sé por qué tememos reconocer que nos equivocamos: tal reconocimiento nos ennoblece porque significa que queremos mejorar. 
Lo contrario se llama contumacia.
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La injusticia histórica no consiste tanto en magnificar algunos hechos como en menoscabar otros.
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Quien no sueña con mejorar el mundo
merece su desprecio.
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Bien está que la mano izquierda no sepa lo que hace la derecha. Lo malo es cuando esta también es zurda.
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Ten miedo, pero no lo demuestres. 
Si no temes, no vivirás vigilante; y te asaltarán. 
Si muestras tu temor, creerán que es cobardía y pasarás tu vida enfrentándote a necios valentones. 
El valiente no es el que desconoce el miedo, sino el que lo vence.
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Si crees que un poema puede consolar del sinsentido de vivir, publícalo. Si no, guárdalo para tu colección de falsos esplendores.
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Pocos poemas son elocuentes. Cuando el silencio es más doloroso que las palabras, se escribe.
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Querido amigo:
Nerón tenía dos maestros, cuyos nombres eran Séneca y Burro. Puedo asegurarte que tú no eres Séneca.
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A veces ni siquiera los gigantes se reconocen entre sí.
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Puesto que el factor común de la humanidad es la mediocridad, todo triunfador social es un mediocre.
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Un hombre es su experiencia. 
Sin embargo, solo aceptamos los consejos que nos damos a nosotros mismos. Y estos, como los de los otros, nacen de la experiencia propia. Lo cual requiere muchos años de vida: de errores, aciertos y conclusiones acertadas. 
Cuánto mejor nos iría si tuviéramos en cuenta la experiencia ajena antes de desecharla solamente porque no es nuestra.
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Si no somos capaces de hacer preguntas esenciales todas las respuestas serán circunstanciales.
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No pienses: es malo para la Filosofía.
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No hay más ética que la libertad.
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Nací cuando necesité pensar para combatir la muerte; moriré cuando deje de hacerme preguntas sobre la vida.
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Sé justo en este mundo de injusticias.
Pero cuando te empujen al infierno
procura convertirte en un demonio.
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Caídos los dioses, ¿qué le queda al hombre sino este mundo de hombres? Y de este mundo, ¿qué, sino soñar con otro mejor? 
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El sentimiento nos une. 
El pensamiento nos separa. 
Tan solo la poesía nos concordia.
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Despojamiento lacónico



Hay dos clases de autores: los que se venden y los que no tienen precio.
Hay dos clases de lectores: los que leen para enriquecer su existencia y los que leen para olvidarse de sí mismos. 
Hay dos clases de críticos: los que no saben leer y los que tampoco saben escribir.
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Somos hijos del pasado; pero el presente es nuestro; por eso somos responsables del futuro.
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Lo más doloroso de la muerte es que nos impide conocer las innumerables cosas que desconocemos de la vida.
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El fracaso escolar no depende tanto de quien estudia como de quien enseña.
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 El primer educador es el Estado, que es el que bosqueja la sociedad, la familia, la calle, el centro educativo y al propio individuo. 
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Hemos establecido que todos somos iguales; no obstante, poco o nada ha cambiado para bien en la intimidad, aunque hayamos cambiado de nombre muchos nombres. 
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Cuando nos quedamos solos, ¿cuántas veces podemos decir “mi yo está conmigo”? Nuestro espíritu no es más feliz, sino que está más enajenado, más concienciado de que el enajenamiento es un bienestar.
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El que cree crea lo que cree.
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La fe es la ceguera de la razón
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¡Qué doloroso es sentir el escepticismo como única fe!
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El amor es la fe que nos permite creer que algunas personas son héroes o dioses.
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El mejor poema es aquel que consigue la idoneidad entre lo expresable y lo expresado.
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Trata de cantar aunque desees llorar y tendrás la alegría más cerca.
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Tenemos derecho a equivocarnos; y el deber de acertar. No basta decir "lo siento".
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A un hombre puede robársele todo: menos su íntima voluntad.
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La muerte es una cátedra que predica hipérboles sobre la vida.
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El sentido de la vida es buscarle un sentido en vez de dejarse aplastar por el peso de los sinsentidos que acosan la existencia.
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Cobarde es aquel que no intenta ser valiente cuando la valentía es necesaria.
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La civilización es, cada vez más, alérgica a la cultura. Y la cultura, un viaje sin retorno a la frivolidad.
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Pierde la dignidad quien se la niega a los demás.
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Hay dos clases de personas: las que tratan de imponer a los demás la imagen que tienen de sí mismas y aquellas que viven con naturalidad y rectitud, despreocupadas de si los otros aciertan o se equivocan al trazar esa imagen. Es decir: las que son y las que fingen ser.
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La "nueva" poesía es la que envejece con mayor decrepitud: cree que hay que inventar; y sí, hay que renovar: remozar, acrisolar: actualizar la tradición.
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Nos pasamos media vida queriendo acertar, y la otra media lamentando nuestros errores.
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Afortunadamente los clásicos siguen leyéndose; y tienen la fortuna de no poder leer las obras actuales.
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Ignorancia es creer que lo sabemos todo.
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Nunca un hombre está más solo frente a sí mismo que cuando intenta hallar su rostro en una página en blanco, con la pluma en la mano.
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Toda antología de coetáneos debe ser más una premisa para extraer conclusiones que un juicio de valor.
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Vive: porque tu muerte no estará contenta cuando llegue si no sabes hablarle de la vida.
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El progreso es el camino que uno se pone a mirar para hacerlo más cómodo que el que ya ha caminado y deben caminar los otros. Celebremos, pues, a quienes asfaltan el futuro.
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Un poema no es grande porque contenga muchos versos entre el primero y el último, sino porque su contenido, por leve que sea, es imprescindible: porque se constituye en huella dactilar del ser humano.
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Muchos asnos hay en el mundo de las letras; aunque claro está que todos creen ser el caballo ganador.
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Solo en la escritura -en la creación- somos nuestro único demiurgo.
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No hay palabra más grande, ni poema más noble, que la vida.

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