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jueves, 1 de agosto de 2019

La soledad poética



Schumann: Adagio (2º Sinfonía)

Una de las causas de alejamiento entre los seres humanos consiste en la dificultad o imposibilidad de compartir sus identidades. Todos tenemos un espacio interior en el que apenas cabe el otro; y sin embargo el otro lo pretende invadir porque entiende que en eso consiste la entrega: en el desnudamiento y mutua ofrenda de la intimidad
     Pero no: dos personas pueden aunarse en una sola para complementarse, no para desindividualizarse. El yo íntimo es el territorio cuyas fronteras, por leves que sean, no se pueden transgredir. Hay muchos que no lo entienden, o no lo aceptan: y se rompe la convivencia, se acaba la amistad, se quiebra la pareja. La soledad consiste precisamente en la falta extrema de sintonía con los demás: en el ensimismamiento absoluto, rayano en lo autista: en la comunicación exclusiva consigo mismo. Cuántos abismos celestiales surgen de la tortura del autoconocimiento.
     Y sin embargo, ese es el territorio del poeta, y el artista, a la clásica usanza. 
     (El mal de la poesía actual radica en la desaparición de ese ensimismamiento -bueno para la vida cotidiana, destructor de la lírica ajena al tiempo-. Un "poema" de hoy -o un cuadro- ya no es consecuencia de un modo de sentir individual y metafísico, sino del eco del grupito tertuliero, triunfalista y superficial al que se afilia una mayoría en la que el yo esencial ha desaparecido -devorado por el circunstancial-).


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