Haydn: La creación
Mahler: Resurrección
Cambio climático
Un hombre se despierta, alza su pluma
y se sienta a escribir. No sabe otra
manera de legar algo a los hombres,
que tanto le otorgaron. Mira
por la ventana y ve a otros muchos hombres
escribiendo, legando sus palabras
como él heredó otras. Y comprende.
y se sienta a escribir. No sabe otra
manera de legar algo a los hombres,
que tanto le otorgaron. Mira
por la ventana y ve a otros muchos hombres
escribiendo, legando sus palabras
como él heredó otras. Y comprende.
No obstante se pregunta:
¿Y para qué escribir para mañana
si el hoy es un mañana que no fue
y el mañana un futuro desolado?
El hombre se refunde cada día
y por lo mismo siempremente es otro
creyendo actualizarse en cada verso,
en cada fibra de su cuerpo y alma;
pero ese mismo sapiens fue y será
metamorfosis de materia cósmica,
semilla de neurona y de robot,
ancestro material, semilla errante.
Es solo un alterego de sí mismo
¿Y para qué escribir para mañana
si el hoy es un mañana que no fue
y el mañana un futuro desolado?
El hombre se refunde cada día
y por lo mismo siempremente es otro
creyendo actualizarse en cada verso,
en cada fibra de su cuerpo y alma;
pero ese mismo sapiens fue y será
metamorfosis de materia cósmica,
semilla de neurona y de robot,
ancestro material, semilla errante.
Es solo un alterego de sí mismo
semejante al planeta en el que vive,
viajero hacia la intemporalidad,
viajero hacia la intemporalidad,
y por ello
enajenado de cualquier presente.
¿Quién no desea hallar el Elixir
de la felicidad para otorgarlo
a los hombres? Pero tan solo tengo
palabras y no sé
siquiera convertirlas en consuelo.
Además: la Memoria es la premisa
del futuro; y la primaria amniosis
de la que procedemos va tejiendo
otra amniosis; el hoy es solamente
el bigbang del mañana, lo que implica
que el dinosaurio sigue
aquí, somos nosotros ya dispuestos
a desaparecer cuando las aguas
del deshielo y otras adversidades
inunden nuestros montes y la vida
necesite más bronquios o haya huido
a otros planetas: somos nada, somos
innumerables otros. ¿Dónde
quedarán Dios -y el hombre- en esta historia?
¿la Eternidad, no es eso, un Palimpsesto
ubicuo, el verdadero nombre
de La Resurrección?
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