Brahms: Primera, 1
Pocas veces logramos olvidar
que el mundo tiene, exacta, la estructura
que cada uno le damos -procurando
incluir la autoinculpabilidad-.
Juntamos cuanto nos ocurre, unimos
las cosas que tememos y anhelamos,
y concluimos que ayer, hoy y mañana
son consecuencia de los otros o
del azaroso azar;
nadie admite que solamente es él
quien construye o destruye su existencia,
que su conducta afecta a la de todos
y entre todos hacemos que este mundo
se parezca a una lágrima.
Todos nos proclamamos inocentes.
(Esto no es un poema: es una crónica).
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