Verdi: Dies Irae
Suelen aconsejarse los libros que se consideran mejores: para que quienes no los conocen se acerquen a ellos.
Sería bueno que quien tiene la mala fortuna de tropezarse con libros que le parecen malos lo dijese y razonase igualmente: para que los demás procurasen evitarlos.
Tal vez esas dos selecciones (la de los libros dignos, la de los indignos) ayudasen a barrer de las estanterías tanta basura millonaria en ventas y tanto autor minusválido de pluma.
Si la libertad nos concede el derecho a ignorar,
la responsabilidad nos exige la obligación de saber.