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martes, 2 de marzo de 2021

Poemas en Akra Leuka (I) M. Carmen Ramírez

Marcello-Bach: Adagio

1) En una entrevista, hace años, dije que un blog es el único artilugio que puede publicar sin soberbia ni rubor cualquier poema que muestre el panorama de lo que se está escribiendo: porque no tiene la pretensión de ser definitivo, sino un texto en progresión, un borrador, mejorable hasta su edición final. 


En esta Era del Ocio, muchos son los que invaden el país portátil de Facebook -y similares- solo porque la ociosidad se ha extendido como una profesión cuyo trabajo es el descanso de aquella con cuyo sueldo el ciudadano pagaba -y paga- su existencia.


2) Sin embargo, no todos creen que cualquier palabra escrita es buena como poema publicable por esta imprenta internética y vocífera de estanterías falsas. No todos se autoproclaman poetas, o artistas, siguiendo el criterio del yo soy yo y digo lo que soy: il miglior fabbro. Pocos huyen de la integración en los grupúsculos endogámicos en los que el verbo alabar se conjuga sin motivo en primera persona desde la segunda: te halago porque me halagas y para que prosigamos halagándonos. No saben que un poema solo es digno cuando ha superado el interrogatorio del ¿"Si yo fuera Petrarca firmaría este texto"?


Por eso empiezo esta sección trayendo un poemilla que ha sabido minimizarse a lo esencial, huyendo de retóricas y falsos coqueteos con el verso, emancipándose de la anécdota prosífera. Un ritmo de sencillos heptasílabos y unas palabras claras y directas nos hablan de un momento de esplendor vital en el que el alma encuentra la dicha en un mundo de desdichas.


El nombre de su autora es M Carmen Ramírez, inédita hasta hoy en el libro de Gutenberg; fotógrafa, ha hecho una instantánea de sus ansias:


Hoy 


Amanece y las sombras
se van desdibujando,
mientras un dulce tedio
me invade suavemente.


Imagino un abrazo
y salto de la cama.


No me preocupa hoy
refugiarme en mí misma,
saber que huyo del mundo.
¡Duele tanto vivir!


Sin embargo, no importa
mientras diga mi nombre
aquel que me acompañe
todas las madrugadas.


El pasado no es nuestro
y tampoco el futuro;
pero el hoy es real. 


Estoy ebria de dicha.


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