Una ingente cantidad de internautas se empeña hoy en "ser poeta" y acosar con libros e internautismos al lector y al esclavo del ordenador. Poemas -texticulillos así apellidados- adornan o martirizan la pantalla.
Carlos Fenoll huyó, sin embargo, de la escritura, precisamente porque tuvo la humildad de reconocerse insuficientemente dotado para la noble poesía. Algunos poemas escribió, no obstante -solicitado por sus amigos tertulianos, cotahoneros y cohernandianos en su sacralización de Hernández-.
El titulado "Cristo yacente", escrito como creyente y no como simple versificador -evitando versografiar-, huye de la retórica y se pliega en la dicción llana de una descripción y una súplica; próximo es este poema, en la estrofa y la contemplación, a los místicos renacentistas, si bien el último verso tiene raíces hernandianas y rompe la estructura de cuatro de las precedentes. El símil del comienzo ("como un haz de silencio") y unas pocas metáforas ("solitaria estrella", "avarienta lumbre", "garra cruel") confiesan su devoción. (Obsérvese el verso 13: el deseo de incluir algún endecasílabo en cada estrofa ha reduplicado la expresión "y esa mano"; ello hace que las 11 sílabas no construyan un endecasílabo sino un simple oncesílabo arrítmico; sin embargo, suprimiendo la segunda "y esa mano", queda una estrofa de cuatro heptasílabos, tan buena o mala como las anteriores). El autor insistió diez años después, en el poema "Reflorecer", en su plegaria al Cristo.
Cristo yacente
Como un haz de silencio solo y puro
yace el cuerpo divino del Amado.
Tiene el peso seguro
de la muerte; el gran peso aplomado.
Es un cuerpo lavado
donde no está la sangre ni su huella.
Es una limpia y solitaria estrella
la herida del costado.
Esa avarienta lumbre,
esa garra cruel que es el dolor,
no le pudo arrancar su dulcedumbre.
Su rostro es una flor...
¡Y esa mano, y esa mano que, muerta,
mas no del todo fría,
levemente entreabierta
bendice todavía!
¡Oh hermosura del arte que impresiona
al alma y la conmueve!
Tu imagen, ¡oh Señor!, no me abandona.
¡Permite que la lleve
hasta ser polvo y nada mi persona!
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