Ketelbey: El santuario del corazón
Canción del amor sin cuerpo
Casi tres mil millones de latidos
sumará mi existencia cuando muera,
y en cada uno sonará tu nombre
igual que el primer día.
Por encima del vendaval del llanto,
mi corazón salmodiará hasta el tuyo
las odas que compone con su amor.
A pesar de las gárgolas y olvidos
sigue la luz brotando en nuestros ojos.
No hay suficiente muerte
para matar la vida que nos damos
el uno al otro en este alejamiento
donde sobrevivimos a las ruinas
de la mente y la herrumbre de la carne.
Hay tanta maravilla en la mirada
que es imperioso componer un himno
sumará mi existencia cuando muera,
y en cada uno sonará tu nombre
igual que el primer día.
Por encima del vendaval del llanto,
mi corazón salmodiará hasta el tuyo
las odas que compone con su amor.
A pesar de las gárgolas y olvidos
sigue la luz brotando en nuestros ojos.
No hay suficiente muerte
para matar la vida que nos damos
el uno al otro en este alejamiento
donde sobrevivimos a las ruinas
de la mente y la herrumbre de la carne.
Hay tanta maravilla en la mirada
que es imperioso componer un himno
aunque luego escribamos su elegía.
Y cuando el cielo estalle en mil pedazos,
sus escombros no ocultarán el beso
que permanece en nuestros corazones
desde el origen de la eternidad.
sus escombros no ocultarán el beso
que permanece en nuestros corazones
desde el origen de la eternidad.
No hay comentarios:
Publicar un comentario