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domingo, 2 de mayo de 2021

Poema para un enclaustramiento


Ketelbey: El santuario del corazón



Canción del amor sin cuerpo

Casi tres mil millones de latidos
sumará mi existencia cuando muera,
y en cada uno sonará tu nombre
igual que el primer día.
Por encima del vendaval del llanto,
mi corazón salmodiará hasta el tuyo
las odas que compone con su amor.
A pesar de las gárgolas y olvidos
sigue la luz brotando en nuestros ojos.
No hay suficiente muerte
para matar la vida que nos damos
el uno al otro en este alejamiento
donde sobrevivimos a las ruinas
de la mente y la herrumbre de la carne.
Hay tanta maravilla en la mirada
que es imperioso componer un himno
aunque luego escribamos su elegía.
Y cuando el cielo estalle en mil pedazos,
sus escombros no ocultarán el beso
que permanece en nuestros corazones
desde el origen de la eternidad.


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