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viernes, 28 de junio de 2024

José Luis Zerón: Sobre Antonio Gracia en Empireuma, 93


Fragmentos de identidad, antología poética de A. Gracia

LA POéTICA DEL YO COMO SUMISIóN Y REBELDíA

JOSE LUIS ZERÓN HUGUET


Después del descenso a los infiernos de su propia mente en La estatura del ansia (1975) y creyendo imposible el regreso, Antonio Gracia escribió su libro "póstumo" Palimpsesto (1980) y, en el silencio cataléptico, en la parálisis implacable , todavía alumbró Los ojos de la metáfora (1987), para enmudecer por un tiempo. Pero para disgusto de necróforos y necrófagos. Antonio ha resucitado y regresa a la vida hteraria en una necesaria y esperada antología de su obra titulada Fragmentos de identidad, publicada en la prestigiosa editorial alicantina "Aguaclara", que dirige Luis Bonmatí. La antología ha sido preparada por el propio autor que, con buen criterio, ha suprimido los poemas de obras primerizas, todavía en germen, y ha dado a conocer lo más representativo de sus tres mejores libros, los que conforman su poética. Además, esta selección incluye otros poemas inéditos o semidesconocidos y su Poética para una poesía sin poetas; 50 astillas para I'ataud (obsesivaria), fundamental para acceder al sustrato de sus versos. Un importante metapoema que fue publicado en la célebre revista Algaria O. que el propio autor dirigió. También hay que destacar el juicioso y académico prólogo de Angel L. Prieto de Paula.

        Antonio Gracia es un maldito, empleando el término tal como lo entendió Verlaine: incomprendido, marginal, no réprobo. Es verdad que es un iconoclasta que concibe y siente la poesía como un mal sagrado, pero el principal rasgo maldito que le caracteriza es su alejamiento de los centros principales de la actividad literaria, su incapacidad para el paripé y el

servilismo, su inteligencia, su penetrante observación psicológica, y, como es natural, un sobrehastio de modas, costumbres, papanatismos y bobos amaneramientos que afectan a los poetas actuales.

        En su momento, Antonio Gracia fue receptivo a la modernidad, recogió algunas influencias de las tendencias dominantes, pero lo pasó todo por el tamiz hipercrítico que anuló los ecos y transformó las voces hasta crear un producto original que a muchos fascinó pero que pocos entendieron. Casi todos sus libros fueron publicados en editoriales marginales o desconocidas, y muchos de sus textos aparecieron en revistas inencontrables y de efímera existencia. Sin embargo A. Gracia es un poeta legendario en la provincia de Alicante y conocido en otros puntos de la península. Mucha gente nunca

ha leído su obra, pero ha ofdo hablar de él.

        Y por otra parte, es justo reconocerlo, A. Gracia revolucionó la poesía alicantina de los años setenta y parte de los ochenta. La mayoría de los poetas vinculados a la provincia, prestigiosos, consagrados, oficiales o como se les quiera calificar, han recibido directa o indirectamente influencias de la poesía de Gracia -por no mencionar a otros poetas alicantinos que han orbitado en tomo a él-. Si a todo lo dicho añadimos que sus epígonos geniales han dejado un buen sembrado de °libros menores, habría que reconocerle a Antonio admiradores y hasta discípulos! Discípulos no

reconocidos la mayoría, eso sí, pero discípulos al fin y al cabo.

        Tal vez a Antonio Gracia no le interese lo que estoy diciendo, como a todo maldito auténtico, no le guste siquiera tener privilegios. Y los renegados, o los que no quieren reconocer el magisterio, mostrarán un desacuerdo feroz; pero estoy en condiciones de poder demostrar lo que pienso, aunque este no es el momento ni hay espacio para ello.

        Es cierto que Antonio Gracia es un ejemplo radical en la poesía de este fin de siglo: un heterodoxo difícil de calificar en los archivos de la crítica; un raro para el que la escritura significa un prodigio terrible. Si bien las situaciones vitales del autor, su discurso amodestructivo, sus imágenes recurrentes, su descoyuntamiento, su convivencia con los monstruos

interiores y el componente erótico-tremendista de sus analogías puede llegar a resultar atractivo y propiciar la mimesis, las imitaciones siempre llegarán atemperadas.

           De los tres libros reunidos La estatura del ansia, el más imperfecto, el más excesivo, el más flogístico, es el que más me gusta -opinión personal y discutible como todas-. Son notorias las obsesiones del autor, se sitúan los cimientos de su poética. Todavía prevalece el discurso y abundan los poemas polimétricos con ritmos armónicos y dinámicos. Por este libro accedemos a una mística ciertamente original en la que se confunde la iconografía cristiana con las imágenes trovare" y blasfemas; la símbología católica y la pagana, como en tantos retablos de los siglos XIV y XV.

        El luciferino Antonio Gracia en los infiernos es una visión apocalíptica de su propio yo. No es el primer poeta que desciende a los infiernos, pero creo que ninguno escribió después de la visita texto tan cruel, sarcástico y luminoso al mismo tiempo. El bien y el mal entrelazados amorosamente: "Dios besando un labio de Satán". "La eyaculación de Dios sobre la Virgen".

Para un cristiano la peor sensación de soledad y abatimiento, de siniestro desamparo, o sea, el infierno absoluto, tal vez sería experimentar este poema. The lady of Ilici, uno de sus mejores y más conocidos poemas, es una extensa letanía melanohi., elegíaca, febrilnal mismo tiempo. En él Antonio Gracia expresa su codicia de lejanías, su nostalgia incontenible, su sed de infinito: "Dama de las tinieblas derrotadas, / súbito ángel de color de otoño (...) "Amamanta mi sed de tu principio) eviScame nostalgias, / arráncame la ira del olvido, / haz crecer mi memoria como un árbol", (...) "Oh qué crucifixión es la impotencia), es la derrota cuando se ama el siempre (...)

En esta obra hay otros poemas que se desvían algo del camino trazado; acusan cierta receptividad do lo que se estaba haciendo por entonces, es el caso de Sharon Tate no pudo amarme. Pero en general el libro es unitario y todos los poemas -los recogidos y los no escogidos- son fragmentos de un mismo discurso. En Estatura del ansia encontramos mística y blasfemia, ímpetu y frustración, anhelos, escepticismo, melancolía y fatalismo.

        Con Palimpsesto Antonio Gracia anuncia su muerte literaria. La estructura es más caótica; algunas imágenes se frivolizan. Antonio reescribe la historia de la literatura, interpone su voz a otras voces, véase Originalidad encadenada, Palimpsesto, Poeme D'un Atare o Expolio: "irguiéndome del fraude del poema/ tejiendo y destejiendo una Penélope / embarazada de la muerte al fin / y en la voraz quimera soy un ansia / de inmoribilidad eutanasiada / o bien como un heráchto estelar lanzado a los telares de Penélope (...)

           En el principio de su Poética para una poesía sin poetas dice el autor: "Escribí un poema solitario y el poema era yo. Tenía rostro de muerte, lectura de cadáver y escritura de vida" (...) En Estatura del ansia ya escribió: "la muerte es una ciénaga infinita". Una ciénaga es un hervidero de vida. En la necrobiosis de la historia hay que entender muchas asociaciones paradójicas de Palimpsesto, donde por otra parte ya es total el discurso fúnebre que le emparenta con Tácito y Marco Aurelio y le remonta a los albores de nuestra era, cuando la muerte era la única identidad. Palimpsesto no hay que

entenderlo como la resurrección del pasado sino como su transmutación. La memoria es fecunda, recrea sentimientos, emociones e ideas que otros poetas ya experimentaron y comunicaron. "En la revuelta de las realidades suprimidas vivimos una vuelta de los tiempos", escribió Octavio Paz. Pero también en Palimpsesto el lector chocará con un discurso sin paliativos, donde un exceso de lucidez conduce en ocasiones a la inanidad. En este libro se consuma lo que ha de ser ia base de la poética de A. Gracia: ese "coitar consigo mismo, autofagiarse con sabor a impotencia y frigidez". Una poética que borra todos los anhelos y plenitudes de libros anteriores y conduce a lo que Cioran llamaría la desfascinación. Por cierto encuentro similitudes entre la obra de A. Gracia y el pensamiento del filósofo rumano.

        En Los ojos de la metáfora se anula por completo el discurso; se alcanza una sobreracionalidad conceptual difícil de asimilar. Acusa los efectos de la repugnancia ante la comunicación. Asistimos a la demolición del discurso tradicional; Antonio Gracia huye del retoricismo, de la tiranía del mensaje, aunque su rebeldía tiranice al lector con los abusos del sinsentido. El descoyuntamiento sintáctico, la transgresión gramatical, la parodia lúdica, las disonancias, la creación de neologismos hasta rozar la glosolalia, fenómeno revelador del trance poético, son las constantes de estos poemas, que se

sostienen en un tejido de aliteraciones salvajes y una base formal de endecasílabos blancos. Aquí ya no intenta el poeta imponer su conciencia: se deja arrastrar deliberadamente por el poema. Cesa la batalla, hay sometimiento. Consigue no obstante, como buscaba Laforgue, una poesía que no diga nada, pero que contenga toda la esencia de la poesía, algo así como un punto de antimateria densisima, poderosa, inaprehensible e inidentificable. El punto de enlace entre los tres libros, lo que les da carácter unitario es un continuo buscar hacia adentro, un agudizado sentimiento de la vida interior. un depósito de experiencias fragmentarias del yo; parque Antonio Gracia, como suele octrnir en las áltimas manifestaciones poéticas, no evita el yoísmo, no se ampara en analogías históricas o vagas

metáforas, sino que reivindica el yo y persigue los fragmentos dispersos de su personalidad para reunirlos y alcanzar así la identidad que se le ha negado. En su Poética para una poesía sin poetas cláusula N.8 escribe: "No creo en el hombre. No creo en el poeta. Sólo existe el poema. El. poema es un hombre." Y en la N.5: "El verdadero aunténtico poema es aquel que nos persigue, aquel que se impone inevitablemerne" (...). Las palabras de A. Gracia pueden contradecirme. No es así. Reafirman mi exposición. El poeta no renuncia a la búsqueda de sí mismo, a sus ansias de independencia. Habla así en un momento de lucidez, consciente de su sometrmiento-fracaso-triunfo. Todo es una original metáfora de la encarnación del lenguaje, el poeta es un autómata, esclavo de sus designios. La poética de A. Gracia coincide, salvando algunas distancias, con la nueva visión de la ciencia biológica. Si los hombres también somos autómatas manejados por nuestro código genético, o a lo sumo somos protagonistas de una simbiosis compleja que nos fue impuesta, el poeta sirve a los deseos del poema -dios implacable dictador- y a la vez tiene conciencia de existir: "No es que yo escriba un poema: es que el poema me escribe". Si a los genes no les sirve a veces el acuerdo y deciden mutar nuestro cuerpo para mantener la selección natural,

el poema transforma y en ocasiones absorbe y devora al poeta.

        Schopenhauer veía en el arte y en la ciencia treguas en las que el hombre descansa del incesante y absurdo trabajo de vivir; pero para Antonio Grada el arte, la escritura en este caso, no significa un descanso, es una tortura más. El hombre está sometido al poema y el poema actúa cuando quiere. La libertad, la independencia del poeta no hace más que confirmar su diabólica servidumbre al poema, y ello puede significar a veces un descenso a los infiernos de la locura : "El infierno están dentro de nosotros" que supera al "infierno son los otros" de Sartre.

        Encontramos algunas convergencias entre la poesía de Rimbaud y la de Antonio Gracia. El tono blasfemo del francés, su misticismo, hizo pensar a Paul Claudel -poeta católico que se consideraba su discípulo- que el adolescente infernal era un cristiano en estado salvaje. Consideraciones parecidas han utilizado algunos críticos, comentaristas o simplemente lectores cristianos para mitigar la irreverente dureza de Antonio Gracia. Si Rimbaud dejó de escribir para siempre y evitó cualquier contacto con la literatura; si hubo de cambiar la esclavitud de la poesía por la del capital, como quien se desengancha de un vicio con otro vicio, A. Gracia encuentra en la muerte la liberación. Esta concepción fatalista en la relación del poeta con la poesía me recuerda las palabras de otro gran poeta maldito:

Carlos Oraza, quien dice que "la poesía es fatalidad, daño terrible. Y no cabe duda que cuando te dedicas a ella es terrible y mortal". Y el propio A. Gracia escribe en su poética, cláusula 52 que "el poeta es un lenguaje que se juega la vida a las palabras. Puede suicidarse o renacer. Escribir es un riesgo a vida o muerte." Antonio cree encontrar en la muerte la liberación, pero el poema es la "contramuertevidación"; el poeta nunca muere, siempre renace "en una tumba con forma de útero infinito".

        Y dedicarse ala poesía, podríamos explicar, es acudir a la señal de la zarza ardiente y atender la llamada del ángel o pelear inútilmente con él. La tarea de Danaide. El poeta es un elegido y un condenado. La llamada de la poesía es la peor de las desgracias. Quien ha acudido una vez se convierte para siempre en su esclavo ; "no encuentra razón ni excusa, no

le cabe más que aguantar a pie firme" (Hataille) o desertar y errar para siempre confundido. El poeta, ea una lucidez dramática.. consciente de estar atrapado en un juego dionislaco: círculo contradictorio de poder e impotencia. Así como la Naturaleza escribe a su modo y se sirve de las criaturas y en especial de los hombres, el poema -que la naturaleza deifica dicta a los poetas su escritura. El poema provoca una catálisis terrible. Por consiguiente es lógico que sea la deserción el único gesto de insubordinación del poeta. Ser ángel caído, solución tan inútil o frustrante como cualquier otro acto de rebeldía . Por eso A. Gracia, momentáneamente independizado del poema, escribe en la penúltima cláusula de la

mencionada poética: "He pretendido ser un dios y ni siquiera he conseguido ser un hombre. Esa tortura me ha convertido en un demonio". Y finaliza: "He pasado mi vida buscando a antonio gracia".



Casa Bardín I. J. Gil-Albert - Antonio Gracia

 Fragmentos


jueves, 27 de junio de 2024

Sagan: Cosmos, 10 - El filo de la eternidad

 

https://youtu.be/hdu_SJsPo3

s


https://antoniograciaoniria.blogspot.com/2022/06/el-filo-de-la-eternidad-c-sagan.html

Una receta poética


Strawinski: Apolo y las musas

1)
Ya lo he dicho: Hay dos genomas literarios: el "escribo como hablo" y el "hablo como escribo". Tan malo, o tan bueno, es el uno como el otro, sensu strictoEste conduce a la literatura literaria: la que no tiene que ver con la vida; aquel a un conversacionalismo efímero y trivial: la banalidad suplantando a la noble existencia. Valga -xagerando- el Yoyce odiseico como un ataque fugaz de inteligencia inventora: pero nunca suplantará a Homero, aunque descubra verbalmente la freudiana vorágine interior.
       Ni como en La Celestina, en la que, fuera de toda lógica, incluso los analfabetos hablan cultamente; ni como en Rayuela, intento ineficaz de laberinto clarificador. Tampoco las admirables Soledades o Altazor. Esas y tantas otras obras interesan en tanto vivifican el lenguaje y muestran su flexibilidad. Pero si verdaderamente importan es porque consiguieron simultanear en el hallazgo expresivo el contenido humano que perdura: la búsqueda, el rostro de lo inefable; el resto de su mérito queda para el lingüista estudioso, no para el hombre culto, y menos para el hombre común.

     Ni hermetismo ni ramplonería. Precisión, claridad, exactitud. Desentrañar lo oculto, mostrar lo luminoso de las sombras. 

2)

Se quejaba >>Villarroel del despectivo trato que el lector mantiene con los autores. Otros, como >>> Cantero achacan el distanciamiento entre unos y otros a la mala calidad de los poetas). Suponen, en fin, que es por la escasa entidad del texto. Y para evitarlo propone Miguel Heredia una receta poética. 

"Inundación arcaica de infinita turgencia...", empieza un poema. El autor probablemente sintió que la identidad del poeta se escribe dejándose avasallar por la inspiración, considerándola un soplo divino inalterable, hijo de las musas.

Nada más lejos, viene a decir Heredia en su recetario: el corazón y la razón, la visión y la técnica, son los que otean y pulen la palabra que contiene el elemento lírico. Muchos saben versificar, pocos logran construir un poema, solo unos escasos "sentipensadores" consiguen expresar ese tatuaje mágico que es la lírica. La lírica le pertenece al visionario que piensa lo que siente y lo expresa con la música idónea, la densidad exacta, la voz más primigenia y prístina.

El siguiente soneto -de Heredia- resume lo anterior e indica la dificultad de llegar a ser un poeta esencial, retratador del mundo y no de su embeleco y apariencia. Difícil trabajo el de escribir un poema, cuanto más un soneto; porque (Verlaine): Oh, qui dira le torts de la rime! 

Descifrando el enigma


No te dejes vencer por la primera
invasión de palabras; la pasión
es solo una premisa; la razón
la concluye con voz sabia y certera.


¿No lanza el manantial su torrentera
inicial con la furia de un ciclón
y convierte sus truenos en canción
cuando calma en el llano su carrera?


Así nace el poema, construido
desde un soplo febril necesitado 
de una dicción idónea, densa, escueta.


Muchos poetas en el mundo han sido.
Pocos el alma humana han cincelado. (*)
¿Cuántos poetas saben ser poeta?

------------------

(*) En otras ediciones este verso aparece así: 

Pocos la esencia humana han retratado.

                                   Estos días, poesía (I): Boscán
Estos días, poesía (III): Hurtado de Mendoza...
Estos días, poesía (IV): Perdido ... entre la gente
Estos días, poesía: (V): Aldana
Estos días, poesía (VI): Cervantes
Soneto desde Azulinda (Estos días, poesía, VII)
Mentira disfrazada es la verdad (Estos días, poesía, VIII)
Definiendo el amor (Estos días, poesía. IX)
El rostro de la amada (Estos días, poesía. X)
El amor invisible (Estos días, poesía. XI)
La castidad del amor (Estos días, poesía, XII). Somoza
Miedo al amor (XIII) Góngora, Sor Juana Inés
Del ser y el parecer (Estos días, poesía, XIV). Iriarte

Dictaduras del amor (Estos días, poesía, XV). Iriarte
Qué palabras decir para decir "te quiero" (Estos días, poesía, XVIII). Neruda 

Carnavalandia (Estos días, poesía, XVII) Anónimo XVIII

Resucitando a la amada (Estos días, poesía, XIX). Cadalso

Tras un amoroso lance (Estos días, poesía, XXI) Espinosa

Ascensión de la mujer (Estos días, poesía, XXII). Argensola

El fuego del espíritu (Estos días, poesía, XXIV). JRJ 

Vía unitiva (Estos días, poesía, XXIII). Heredia

Amor y Sicalipsis (Estos días, poesía, XXV). Lirikovna 

Tragedia del amor muerto (Estos días, poesía, XXVI). Gabriela MIstral El amor de los donjuanes (Estos días, poesía, XXVII) La Incaica

        El amor de los donjuanes (Estos días, poesía, XXVII) La Incaica

        Celos (Estos días, poesía, XXIX).


martes, 25 de junio de 2024

SOBRE TU CUERPO ESCRIBO CON MI CUERPO


PULSAR   >>>>>

SOBRE TU CUERPO ESCRIBO CON MI CUERPO

Paqui Calero lee EL AMOR EN LOS TIEMPOS DEL FRÍO (A. Gracia)

Voz: Paqui Calero

(El amor en los tiempos del frío)


Cuando el tiempo marchite tu belleza 
y tus recuerdos sean tu presente
ni siquiera tendrás quien te acompañe
en esa soledad que es la nostalgia. 

Ayer es un mañana inevitable 
para quien no sembró futuros fértiles, 
y tú creíste que tu cuerpo era 
la única rosa fresca de tu espíritu. 

Ya no endulza tu cuerpo a nadie, y nadie
quiere abrazarse a ti para seguir 
caminando el camino. Tu horizonte 

es poco menos que infinito: oscuro 
y solitario; ya solo la muerte 
te querrá acompañar en tu desierto.



lunes, 24 de junio de 2024

Lo que el viento va llevándose

 

Prokofief: C piano 1
                                3

Aceptado que El Progreso va hacia adelante y no hacia lo mejor, debemos asumir que el empujón de las ciencias y tecnologías ocurre en detrimento de las filosofías metafísicas: se potencia el confort físico como causa del bienestar síquico. La frivolización de la existencia como sinónimo de felicidad, la extinción del pensamiento por "ser" causa del malestar individual. Así que la sociedad es un consorcio de afanes placenteros no epicúreos. Vence el pan y circo de Juvenal sobre el no existo porque no pienso más que en matar el tiempo en risotadas. En ese encadenamiento de la subversión de valores, del éxito exhibicionista, el triunfo social significa el fracaso individual: mens sana in corpore sano in anima iocunda. El Progreso nos trae la paulatina desaparición del sufrimiento y de las artes -tal como durante milenios se ha entendido-. 

¿Alguien tiene algo que objetar?


sábado, 22 de junio de 2024

Cuando muere el amor (letrilla)





El tú eres yo y el yo soy tú que tantos poetas y amantes han perseguido como imbricación unificadora de los cuerpos y las almas -y que Beethoven y Wagner musicalizaron en "A la amada lejana" y el "Tristán e Isolda"- está presente o en la base de este poemilla de estirpe liederística y soleá. Empresa imposible la de los amantes que reclaman hallar y sentir el universo en sus abrazos. Imposible escapar de la cárcel del cuerpo y la trinchera de la individualidad.


Cuando muere el amor

¿Adónde se fue el amor,
si es que algún día existió?

Quisimos ser uno solo
y hoy seguimos siendo dos.

Tú en tu vida, yo en la mía.
Tú, triste; yo, sin canción.

¿Será que el amor es cosa
tan solo de un corazón?

Reubicados 26-5-21


Helena Vilella lee "Cántico erótico" (A.Gracia)




Reproduzco una lectura en la radio de un fragmento de Cántico erótico, que agradezco a Helena Vilella Bas.







Para escuchar otros poemas, pulsar:
Un poema otra voz

24 - 2 - 20

viernes, 21 de junio de 2024

Antonio Gracia - Dos poemas - Voz: J.R. PITA

 

Deslumbramiento 


Cuando olvido que tengo que morir 

todo parece luminoso: el cielo

ondea sus palomas, y los prados

transfiguran sus flores en estrellas.

Una alegría melodiosa estalla 

dentro del corazón, el mundo se prolonga

hasta el lugar donde el dolor no existe,

y todo es armonía.



                                Superación


Dichoso aquel que goza de alegría

porque en su corazón sólo hay belleza;

pero más admirable es el que vence 

con voluntad la condición humana

y acepta que jamás debió admitir

la ley del infortunio universal.



jueves, 20 de junio de 2024

¡Manzanas!

¿Qué es el arte sino una demostración de amor a la existencia, puesto que el autor necesita crear para no morir del todo y por eso deja su obra como un legado de su identidad?

Voz: Luisa Pastor


¿Qué es el arte sino una demostración de amor a la existencia, puesto que el autor necesita crear para no morir del todo y por eso deja su obra como un legado de su identidad?

3-11-19

En el origen de la eternidad


Ateneo Alicante (1-XII-2017)


Reubicar
18-12-17

miércoles, 19 de junio de 2024

Solo un golpe de estado democrático...


Franck: Sonata v. p.



El Estado de Bienestar debería consistir en eliminar el Estado de Malestar: el hambre, la miseria, los tercermundismos... y después incrementar el confort físico y síquico de cuantos no sufren esas epidemias y de quienes ahora las padecen. Es decir: un gobierno se debe ante todo a la igualdad y la solidaridad de sus gobernados, idénticos en derechos y deberes. Y también en privilegios y miserias, si los hubiese.
     ¿Qué hacer cuando los gobernantes no cumplen su deber, que es repartir justicia justamente? ¿Qué hacer cuando se convierten en mesías cuyas promesas son profecías de sus falsedades? ¿Qué hacer cuando ningún candidato al gobierno merece la confianza del ciudadano? ¿Cómo va a ser consecuente el que vota a alguno si no cree en ninguno? ¿Cómo echarlos democráticamente de la democracia? Solo el pueblo, que es el que los ha elegido, puede arrebatarles el poder con el poder de su voto. En este caso, con la ausencia de voto. 
     Tal vez no sea la mejor opción, pero es tan legítima como las otras: no votar a quien no lo merece, sea un partido político, dos o todos. Ese es el único golpe de Estado democrático: demostrar en las urnas que los presidenciables no son dignos de ellas.
     Se nos dice que quien no vota no es coherente con la democracia: como si no fuera democrático decirle a los políticos, al no votarlos, que ninguno tiene crédito y que se vayan o cambien radicalmente hasta convertirse en la pura honestidad. Un político no puede vivir de los ciudadanos, sino para ellos. De modo que, si se les vota, por muy mal que lo hagan siempre tendrán el respaldo de las urnas para seguir haciéndolo mal; otra cosa es que de repente se encuentren -como excepción y castigo- con que no tienen ni votos ni sueldos de la ciudadanía: entonces no tendrán más remedio que ser eficaces y honrados, o retirarse. Que no es igual saberse respaldado por un diez por ciento que por un 80. La abstención de una mayoría significa un no en las urnas: una participación raigal: echar a los buitres para sembrar palomas. Significa un sí a la regeneración del sistema, no una apatía o desinterés.
 
     Mientras tanto el político vive atrincherado en la conciencia de que el votante lo necesita para solucionar, bien o mal, sus necesidades de convivencia. Y, también mientras tanto, el que busca un buen administrador de su voto se inmoviliza en un monólogo semejante a este: 
     "¡Si no voto no cumplo con las reglas sociales, y si voto reniego de mí mismo! ¿Tendré que votar como un borrego concienciado a uno de estos presuntos bienintencionados con turbias intenciones? ¿Contribuiré con mi voto a mantener este estado de pan y circo? ¿Este era el sueño de la democracia? ¿Cómo votar, y a quién, si todos son indignos de ser votados? ¿No será mejor demostrarles primero que somos tan necesarios para ellos como ellos, si son buenos, para nosotros?". 

martes, 18 de junio de 2024

Traducción: Catalina Iliescu Gheorghiu: Revelación (A. Gracia)

Caminas por las calles: y la noche se llena de estrellas que te llueven el rostro. 
     Todo se transfigura. 
     Estás en otro tiempo y otro espacio; y no existen la prisa, ni el miedo, ni el furor, en ese ahora en el que existes y que nunca existió: que todo era cadencia y es sigilo. Temes cerrar los ojos por si acaso, al abrirlos, no encuentras el Edén y todo ha sido el sueño que soñaste soñar que se cumplía.
     Y escribes, por ejemplo:

            Revelación

Tal vez porque los pájaros cantaban
y reían las fuentes, y los álamos
abrazaban el aire de la tarde,
o quizá porque el dulce firmamento
derramó sus estrellas sobre mí,
sentí mi corazón estremecerse
y extasiarse mi carne.
Extendía la noche sus dominios
sobre el ocaso, floreciendo aromas
como ofrendas del día, y en el aire
se aquietaba una brisa melodiosa
igual que un madrigal dormido, preso
en el acorde de un latido cósmico.
Ya el árbol no era un árbol, sino médula
de mi espíritu alzado en el paisaje.
Sentí en mi pecho las doradas hojas
quebrarse como leves corazones
marchitos del otoño.
Las nubes descargaban en mi alma
su lluvia torrencial.
Todo confluyó en mí: fuentes, estrellas,
montañas, pergaminos, claridades,
biografías para la eternidad.
Todo era hermoso y mío, como un lento
fluir desde la aurora hasta el crepúsculo.
Y en medio de la luz sentí, de pronto,
el dulce y silencioso escalofrío
de la revelación.

Y, además, no te sientes solo en la isla de los sueños porque otro ser sintiente y reflexivo ha captado tu éxtasis y se lo ha llevado a su espíritu:

Revelaţie

Poate pentru că păsările cântau
şi râdeau izvoarele, iar plopii
îmbrăţişau văzduhul în amurg,
sau poate pentru că dulcea boltă
şi-a revărsat stelele peste mine
mi-am simţit inima înfiorându-se
Şi carnea în extaz.
Noaptea îşi întindea domeniile
peste asfinţit, aromele dându-i în floare
în chip de ofrande ale zilei, pe când în aer
se îmbuna o boare melodioasă
precum un madrigal letargic, încleştat
în acordul unei pulsaţii cosmice.
Deja copacul încetase a mai fi copac, spre a fi măduvă
a duhului meu înălţat în peisaj.
Mi-am simţit în piept frunzele aurii
frângându-se ca diafane inimi
ofilite ale toamnei.
Norii îşi descărcau în sufletul meu
Ploaia lor torenţială.
Toate îşi găsiră confluenţa în mine: izvoare, stele,
munţi, pergamente, înseninări,
Biografii pentru eternitate.
Totul era frumos, era al meu, ca o domoală
curgere din auroră către asfinţit.
În mijlocul luminii am simţit, deodată,
fiorul dulce şi tăcut 
al revelaţiei.

                    Traducción: Catalina Iliescu Gheorghiu
4-10-19