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¿Qué ocurre cuando se toca el paraíso y este muestra su verdadero rostro de idealización y sueño roto?
A.- La sublimación del amor y su imposible transfiguración síquica en realidad física -ya que esta es la que ha creado su divinización- se muestra en este soneto de Aldana: la realidad trascendida (Beatriz, Laura, Fiammetta...) quiere ser devuelta a su corporeidad: pero si hubo erotización y mitologización del cuerpo, el amante cincelado con trovadorismos pretende encontrar la mujer física que corresponda al siquismo en el que convirtió el cuerpo original: un viaje de celestización que conlleva ida y vuelta: el "polvo enamorado" quevedesco que, siendo barro, intenta ser incienso: un infierno versal porque, al ser el concepto más sublime que el objeto conceptualizado, conducirá a la misoginia ya que la carne no sacia el espíritu: ninguna mujer será una beatriz.
B.- Los dos cuartetos manifiestan, interrogativamente, por boca de la amada, el amor sexual, preñado de trascendentes y avariciosas sensaciones, el choque de los cuerpos, y ansía metafísicas que lindan con el mistificismo; y no pocos -Teresa de Jesús, Juan de Yepes- lo confundirán con él.
C.- Este diálogo se cierra con la respuesta del amante, quien en los tercetos responde lastimeramente que la condición mortal es lo único que constituye, une y desune: que todo es el desengaño de un sueño. En resumen: ¿Si nuestros cuerpos sienten la plenitud cuando se juntan, por qué no se consuma esa unidad profunda y quedamos ansiosos e incompletos? ¿Es la sexualidad una ventana a un mundo trascendente inaccesible?
Soneto
-¿Cuál es la causa, mi Damón, que estando
en la lucha de amor juntos trabados
con lenguas, brazos, pies, y encadenados
cual vid que entre el jazmín se va enredando
y que el vital aliento ambos tomando
en nuestros labios de chupar cansados,
en medio a tanto bien somos forzados
llorar y suspirar de cuando en cuando?
-Amor, mi Filis bella, que allá dentro
nuestras almas juntó, quiere en su fragua
los cuerpos ajuntar también tan fuerte
que no pudiendo, como esponja el agua,
pasar del alma al dulce amado centro,
llora el velo mortal su avara suerte.
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