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Estos días, poesía (I): Boscán
Probablemente es Garcilaso el único poeta español que siempre ha mantenido un público lector fiel, sin épocas de poca consideración u olvido. Su equilibrio entre claridad y profundidad, su lenguaje armonioso, su lírica sicológica -aprendida en Petrarca- lo hacen apto para siempre y para todos los que buscan poesía y no frivolidad o saltimbanquismo versal.
El soneto que sigue puede considerarse como el icono del amor: la amada como representación de una divinidad que salva de la vida cotidiana y la redime, como una inscripción que el alma lleva igual que si un demiurgo fuera causa y razón de la existencia.
(Lástima que el segundo cuarteto -por redundante- no sea imprescindible).
Soneto V
Escrito está en mi alma vuestro gesto
y cuanto yo escribir de vos deseo;
vos sola lo escribisteis, yo lo leo
tan solo, que aun de vos me guardo en esto.
En esto estoy y estaré siempre puesto;
que aunque no cabe en mí cuanto en vos veo,
de tanto bien lo que no entiendo creo,
tomando ya la fe por presupuesto.
Yo no nací sino para quereros;
mi alma os ha cortado a su medida;
por hábito del alma misma os quiero.
Cuanto tengo confieso yo deberos;
por vos nací, por vos tengo la vida,
por vos he de morir, y por vos muero.
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