Mirando alrededor: un talismán
Me he asomado a los cuadros de mi tiempo.
De la figuración a la abstracción
todo es disímilmente semejante.
No hay novedad sino caducidad.
Todo es búsqueda, hallazgo y nueva búsqueda,
premisa, conclusión, nueva premisa.
Cèzanne me grita desde su estampida
de colores y líneas, gravitantes
desde otra inmensidad.
Picasso irradia insomnes estructuras
de objetos y personas como si
en el mundo no hubiera demasiados.
El otro trincha músicas calladas
y el aquel desurdimbra extravagancias
que no consiguen ser genialidades.
¿Tradición estancada o progresista?
Cuántas campanas claman hoy creyentes
para la religión del jeroglífico.
Si vivir es a veces un dolor
el arte es el mejor medicamento.
Acaso en el espejo de las artes
se comprenda mejor qué es la existencia
o nos consuele más del sufrimiento.
El arte es dúctil y la vida frágil.
¿Así se justifica la aventura
de apartarse del canon que llamamos
clasicidad que busca claridad?
Yo prefiero tañer la transparencia.
Enséñeme mi mano a sublimar
la Fealdad y encumbrarla a la Belleza.
No quiero transformar el Universo
en turbio Laberinto.
No hay comentarios:
Publicar un comentario