Sonata atribuida a Rossini
TIEMPO DE PENITENCIA
Ahora en este tiempo de
aflicción,
porque las puertas están cerradas
y nadie sale en busca de los
trigos,
porque escasean el queso y la
leche
y nadie entra con noticias de los
buques,
levantemos los ojos al cielo
para romper así
la oscuridad callada de esta
noche.
Vivimos tiempos yermos,
con doncellas estériles,
con doseles gastados bajo el polvo,
con tálamos desiertos de
esperanza.
Sin mujeres que amen,
sin luces en el horizonte, sin
niños
que devuelvan el eco,
el esplendor y nombre de la
tarde.
Can caballos abandonados,
con osamentas blancas de
querubines
relucientes al sol,
con trompetas y violines sobre el
suelo.
En este tiempo de penitencia
sufrimos los dolores de las horas
-cada hora trae su propio dolor-
la ausencia dolorida de las aves,
el silencio callado de los días
y sufrimos también la pérdida de
un cuerpo
que navega sin mástiles ni
estrellas.
Y así, en estos tiempos de
aflicción,
descubrimos de pronto
la fuente más amarga que nos
hace.
© Juan Vicedo Sánchez
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