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jueves, 22 de noviembre de 2012

AGALMATOFILIA

Rameau: Pigmalión

Será porque cualquier buen pasado lírico siempre es mejor que un mal presente poético: pero la densa y honda poesía secular de quienes escriben desde dentro me parece incompatible con la frivolidad de temas y expresiones de la dominante actualidad. Ciertamente, hay adecuación entre contenido y continente: pero esa idoneidad de semas bobos y palabra indocta debiera estar prohibida o ser delito en la república democrática del arte. 
Cierto es que el autor termina por crear su entorno; pero también que el entorno modela al autor. Y la modernidad, chabacana y omnívora, ha hecho que sea la estatua social la que cincele a Pigmalión: pues la circunstancia ha suplantado la esencia y el gesto quiere ser rostro. 
¿Qué es "tú me llamas, amor, yo cojo un taxi" sino la cabalgada rauda del guerrero medieval para salvar a su amada del endriago o la tristeza? ¿Y qué "la canción del verano suena más que la Ilíada" sino que Vicente sigue yendo adonde va la gente? 
¿El triunfo de Campoamor
¿Versiprosifico, luego soy poeta?
De ahí a puesto que me lee el vulgo escribo en  necio para darle gusto hay solo un ripio y una poética esquizoide.
Se ha impuesto el "escribo como hablo": mal.
¿Qué queréis que diga yo, simple oteador de libros? Prefiero jinetear, si es posible en potra de nácar, a taxitar hasta un motel o desafinar a los clásicos; prefiero la tetoncial carne humana bajo la que tremula un corazón al plástico exuberante sin latido; al ciego Homero, y no a los clarividentes trovadores de la estolidez.