... Los índigos tremantes ...
(J. Cantero)
Está lloviendo púrpura en diciembre,
el añil se diluye por tus ojos,
suena en tu corazón Chopin, y escribo:
de nieve y sombras y de otoños hecha,
te acercas fantasmal y enfebrecida,
llena de truenos y de magias llena,
rosa tu carne y tu presencia azul
como una ausencia errante:
vienes
con flautas y siringas, eres solo
el hálito, el prodigio, el beso cósmico:
el terciopelo y el coral se bruñen
como epidermis roja de la sangre
en tu boca labial, como dos párpados
latiendo, besamando:
la belleza bisela tu sonrisa,
ámbar y amor diluyes en mi boca
devorada por ti:
devoradora
de cuanto llueves sobre mi existencia: