La prohibición de amar
El amor es un cráter de púrpura y semillas.
Hay quienes, por edad, huyen de enamorarse,
como si el corazón tuviese edad
y no más sueños que devastaciones.
como si el corazón tuviese edad
y no más sueños que devastaciones.
El erotismo escribe sus anhelos
en el alma y el cuerpo,
y cambia su estrategia
con misticismos y carnalidades.
Todos los años mueren y dejan corazones
encendidos que temen no encontrar
nuevas hogueras en que zambullirse
como volcanes ebrios de lava y fumarolas.
encendidos que temen no encontrar
nuevas hogueras en que zambullirse
como volcanes ebrios de lava y fumarolas.
El corazón es un diamante rojo,
un talismán que no quiere rendirse
y prefiere morir en la batalla.
Ejércitos de ansias y de cuerpos
gritan su potestad contra los dioses
que no ungieron de muerte al desamor.
¿Qué dirás a tu dios cuando pregunte,
cruzada la laguna de Caronte,
para qué te di el cuerpo?
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