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viernes, 2 de septiembre de 2016

Progreso y felicidad

Barber: Adagio para cuerdas (versión coral)



¿Tienen relación directa y positiva el progreso y la felicidad? ¿Somos más justos, más solidarios, más serenos que los antiguos? ¿Es mejor nuestra ética que la ética griega? ¿Es mejor Picasso que Leonardo, Joyce que Homero, Strawinski que Mozart, un rascacielos que El Partenón, Rodin que Fidias, Schopenhauer que Platón
     ¿A quiénes preferiría el lector como referencias si hubiera de escoger para regir su propia vida?
     Por la astrofísica y el sicoanálisis nos conocemos mejor y tenemos ideas menos equivocadas sobre el universo. ¿Hemos aplicado ese conocimiento en nuestro beneficio? 
     Desde hace un siglo, el tiempo es un oro con más quilates que nunca: todos queremos poseerlo; sin embargo, casi todos lo malgastamos, comprando algo tan inútil y mortal como “la prisa”. ¿Acaso no es el mayor tesoro el logro del bienestar interior, el sosiego, la paz: la necesidad, cada día, de menos cosas superfluas?
     Se puede decir que algo es mejor que lo anterior cuando lo nuevo conlleva una menor distancia entre lo que se desea dignamente y lo que se consigue justamente.
     Valga la siguiente paradoja: Nada hay más urgente que la serenidad.