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jueves, 1 de septiembre de 2016

Descubrimiento del arma

Descubrimiento del arma


Era fácil recoger los frutos que su estatura le permitía alcanzar: con ellos y las raíces se alimentaba. Pero ¿qué hacer con los que florecían más altos? La inteligencia del homínido le llevó a considerar que tal vez si tuviese más largos los brazos llegaría hasta ellos. 
     Así que decidió prolongarlos: le bastó tomar una sencilla rama para llegar más lejos: y golpear las copas de los árboles. Después hizo lo mismo con respecto a los animales: ¿para qué arriesgarse a acercarse tanto durante la caza si podía morir entre las garras de las bestias y convertirse en cazador cazado? Así que ideó la piedra lanzada con la honda, la jabalina, la flecha... : eran prolongaciones de su mano.
     Pero sucedió que, en un momento determinado de ese tiempo inconcreto y milenario que llamamos Prehistoria, al surgir la competencia y la rivalidad en la caza y la recolección, el presapiens utilizó esa misma inteligencia y sus tecnologías para golpear, asaetear, a otros homínidos.
     Así nació la guerra.