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viernes, 9 de septiembre de 2016

Depredación artística


Guijarro / Beethoven: Don Quijote velando las armas



El yo artístico está condenado a un proceso depredador: el asesinato y canibalización del padre como autoafirmación: para sobrevivir siendo el más fuerte, el más auténtico, el más vigente.

     Y es que en este mundo en el que todos necesitamos la autoidentificación, todos somos enemigos de todos, puesto que cualquiera puede arrebatarnos la identidad al construir la suya. En arte entendemos tal identidad con el nombre de originalidad, la creación de una huella dactilar artística, pictórica, lírica... el "estilo": y esa búsqueda conduce a una lucha darwínica en la que solo sobrevive quien consigue con su obra hacer olvidar a los otros -por mucho que haya aprendido, y aun devorado, a los demás-.