Ligety: Lux aeterna
Se nos olvida que somos el resultado de un aprendizaje de la vida y que nuestra personalidad sería otra si otros hubieran sido nuestros modelos y premisas. De manera que introducir un cambio en nuestro comportamiento no es más que mejorar ese ser que venimos siendo; pero, ebrios de inconsciente contumacia, preferimos la autosuficiencia a la rectificación: y en vez de asumir que rectificar es de sabios defendemos al imprudente que hemos sido.
El aconsejado no quiere saber que se equivoca, y el aconsejador se equivoca aconsejando a quien no quiere ser aconsejado. Así que el porcentaje mayor del reino de este mundo está formado por mudos y por sordos.
De donde se deduce que quien quiera convertir a un amigo -o cualquier otra persona- en enemigo no tiene más que decirle lo que cree que debe oír para mejorarse.
De donde se deduce que quien quiera convertir a un amigo -o cualquier otra persona- en enemigo no tiene más que decirle lo que cree que debe oír para mejorarse.