Liszt: Liebestraum, 3
- ¿Cómo te va con Equis?
- Continúo deshojando la margarita.
- ¿Y qué pétalos son más frecuentes? ¿Lo quiero / no lo quiero? ¿Me conviene / no me conviene?
- A veces creo que me conviene quererlo, y otras que lo quiero aunque no me convenga.
- O sea: que no te hace soñar y quieres inventarte un sueño.
- No puedo permitirme equivocarme de nuevo.
- Vivir es dar y recibir; es elegir y, por lo tanto, también es renunciar. En el mundo existen los que dan y los que reciben. Si no hay reciprocidad en dar y recibir...
- ... No hay nada...
- Vivir es dar y recibir; es elegir y, por lo tanto, también es renunciar. En el mundo existen los que dan y los que reciben. Si no hay reciprocidad en dar y recibir...
- ... No hay nada...
- ¿Lo admiras, lo respetas, habláis a menudo fluidamente o necesitáis forzar la conversación? ¿Lo tienes presente cuando está ausente, te sientes mejor cuando no está que cuando está, temes que sea él quien diga "no", necesitas una compañía o su compañía...?
- Demasiadas preguntas...
- Pregúntate si quieres compartir un sueño o compartir la vida. Pregúntate qué necesitas y qué estás dispuesta a hacer para conseguirlo. Pregúntate qué vas a dar y qué vas a recibir. Sé realista y luego sueña, no al revés: porque el sueño impide ver la realidad. Es menos romántico, pero más efectivo y duradero.
- Demasiadas preguntas...
- Pregúntate si quieres compartir un sueño o compartir la vida. Pregúntate qué necesitas y qué estás dispuesta a hacer para conseguirlo. Pregúntate qué vas a dar y qué vas a recibir. Sé realista y luego sueña, no al revés: porque el sueño impide ver la realidad. Es menos romántico, pero más efectivo y duradero.
- El corazón me dice "no", y la razón me dice "ya".
- El verdadero y perdurable amor es aquel que conjuga la necesidad emocional y la conveniencia racional. Ni amour fou ni cálculo frío.
- Ya: quieres decir que hay quien tiene que utilizar la fuerza de la razón para frenar sus sentimientos, y hay quien necesita esforzarse para creer que siente.
- A él puedes engañarlo, pero no a ti. No es con él con quien tienes que vivir, sino contigo. Con él solo tienes que convivir y sobrevivir. Decídete a amarlo si es digno de amar. No te mientas o volverás a fracasar.