Atardecer
Es una tarde pálida. Las nubes
dibujan laberintos en el cielo.
Filtra la lluvia el sol y el libro queda
entre mis manos, en penumbra a veces,
sin que mis ojos puedan descifrar
sus palabras de oro. Lo reclino
sobre mi frente, como un lento párpado
que me hunde en la almohada y me sumerge
en un oscuro sueño melancólico.
Una paloma posa su blancura
mojada en el alféizar; y al mirarla,
la tarde se ilumina y amanece,