Liszt: Soneto 123 Petrarca
Lamentaciones
de un habitante de Sodoma
¿Por qué castigas lo que tú mismo creaste?
Eres tú quien dio sed a los dedos
y poblaste de fuentes sus alrededores;
tú quien dio hambre a los labios
en medio de un jardín de árboles frutales.
Tú pusiste en los ojos un vicio de miradas
furtivas
frente al espejo desnudo, sobre la sábana
dulce.
Es tuya la creación de los efebos;
la insinuante geometría de las niñas;
nuestra incapacidad manifiesta
de futuro sin sexo.
Sodoma no es culpable.
¿Qué más te da la náusea, el vaivén,
si tú no lo padeces?
¿Qué pérdidas
o qué ganancias podrían alterar tu oficio
de creador omnipotente,
si nos consientes la farsa, la ilusoria
doctrina
de sentirnos completos?
Deja que las muchachas saquen a pasear
sus pájaros de fuego por las calles abiertas:
cese su sangre de empapar los terraplenes;
y el vapor de sus cuerpos salpique un limo
fértil;
y los niños lo sepan;
y lo sepan los cíclopes y los jóvenes faunos;
y los ancianos cultiven en ellas
su cansada lascivia
– se han ganado el
derecho,
después de tanto engaño acerca de la muerte–.
No envíes tus ángeles flamígeros
sin escuchar antes las razones:
sólo pretenden evitar la pandemia de tu nombre.
Arrasarás Sodoma,
y serás perverso
como aquellos generales invasores.
© José Luis Rico
(del libro inédito "DIBUJANDO PÁJAROS DE FUEGO SOBRE LOS ESTANQUES")
(del libro inédito "DIBUJANDO PÁJAROS DE FUEGO SOBRE LOS ESTANQUES")
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Elvira Pizano