El poetastro
Leía un poetazo un gran poema
de un autor que entendía la poesía
como un fragmento de autobiografía,
y solo la verdad era su tema.
Y se dijo, soberbio y con gran flema:
<Tráiganme un diccionario y cena fría
y antes de que amanezca el nuevo día
os daré versos de belleza extrema>.
Y, así, trazó sobre el papel "estética",
"mentecatez, "asnalia", "taxi", "yo",
"cogitación", "lanseros", "ignorancia"...
Batió el léxico, hallóle una poética
zarrapastril: y el alba contempló
un bodrio excrementando su fragancia.