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jueves, 23 de agosto de 2018

Trincheras contra la inepcia.




He oído a mesié Político asegurar que iba a solucionarlo todo: y me he muerto un rato para imaginarme el paraíso y disfrutarlo, al menos, un instante. Después he concluido que, sea ese Político u otro quien prometa o juramente una solución, solo será otro mesié Político. 
   En seguida he pensado nacionalizarme extranjero ipso facto
     Sin embargo, también he deducido que en todos los países -y todos los partidos- hay sinónimos de Político, o sea, "políticos": porque para ser buen estadista no basta con ser wena persona, ni las wenas intenciones son suficientes para lograr buenas acciones. De modo que he decidido alienigenarme. Ahora bien: lo malo es que ocurrirá igual en otros universos. 
     Así es como he llegado al corolario de que, efectivamente, hay que quedarse allí donde está el mal para combatirlo. Aunque sea en la trinchera de los brazos caídos y la prédica en el desierto. Y he descubierto la solidaridad: contra la inepcia no hay panacea. 


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