Vivaldi: Adagio
Todos tenemos un techo intelectual; pero no todos distinguimos su estatura ni aceptamos que no podemos sobrepasarlo.
Sin embargo, cuántas páginas, pinturas y músicas perdurables han nacido del noble y doloroso reconocimiento de nuestras limitaciones, y cuánta superchería abominable ha engendrado la contumacia del artista soberbio.
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