Holts: Marte
¿Hay algo más implacable y trágico que un hombre sobre una roca estelar -llamada Tierra-, viajando a velocidad cósmica sin saber adónde y con la única certeza de la muerte?
Sin embargo, ese dolor es el que causa la búsqueda de una lógica que rija el sinsentido del vivir y consuele la existencia.
De esa hecatombe mental nacen el pensamiento, la filosofía, la escritura, las artes y las ciencias.
A ese estruendo existencialista le debemos la obra de Platón y Aristóteles, Leonardo y Miguel Ángel, Beethoven y Bach, Shakespeare y Cervantes, Eisenstein y Hawks, Copérnico y Einstein.
A tal inarmonía debemos la armonía de las obras del hombre, y a tal fealdad inescrutable la búsqueda de la belleza.
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