Saint-Saëns: 'Mon coeur s'ouvre à ta voix', de Sansón y Dalila
Para la dama inconstante (II)
Muchos días olvido que te amo
y vuelvo a enamorarme de tus ojos.
y vuelvo a enamorarme de tus ojos.
Otras veces recuerdo que te odio
y pretendo quererte nuevamente.
Si mi cuerpo no presintiera el tuyo
o tu piel y tus manos me ofendiesen
con un tacto de piedra o abrasivo,
podría decidirme a amar a otra
o a batallar con los galanteadores
que ensalzan tu belleza y tus virtudes.
Pero es mi destino amar tu cuerpo
y sentir que tus ojos me iluminan.
Si nuestros corazones son amantes
es porque se desean como antorchas
que más se encienden cuanto más se alejan.
Son enemigos de nuestros amores
las muchedumbres y sus obcecados,
pues su ceguera cree esclavitud
la trabazón de un cuerpo en otro cuerpo,
una lascivia en otra, el estallido
de carne y alma. Y es que no comprenden
que amar es la más dulce libertad.
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