Doctor: le ruego sinceridad absoluta. ¿La única solución que me espera es hacer turismo por hospitales y quirófanos? ¿No es esa una muerte peor que la del acabamiento instantáneo? La muerte supone dos probabilidades de salir del Laberinto; una: que ya no nos despertemos y no sepamos nada del que fuimos; y otra: que emerjamos en otro Laberinto, con leyes distintas: con conciencia o sin ella, con otro principio y otro viaje.
Nada sabemos al nacer. Nada sabemos del morir.
Ruego que luche por crear un paso de peatones instantáneo desde la vida hasta el otro lado, sea este cual sea.
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