Prokofiev: C. piano nº 1
Tal vez debiera evitarlo: pero no consigo dejar de huir de periódicos, revistas, noticiarios... Me parece que la comunicación de la cotidianidad y la cultura se ha degradado al facilitarse tan livianamente su difusión. A menudo, queriendo estar al día, muchos no están en nuestro tiempo. Corren tras la última edición como si fuera la definitiva. Confunden cotilleo fugaz con la verdad, siquiera, constatada. Y el periódico, la radio, la televisión... además de sus muchas bondades -y potencias desechadas- tienen, o me lo parece, ese defecto: deforman más que informan; transmiten opiniones parciales, gratuitas, frívolas, irresponsables, sustituibles, y sustituidas, por otras a los diez minutos o al día siguiente. Y lo que es peor: su daño crea escuela y su delito queda impune.
Ya lo decía Séneca: "cuando una parte del todo cae, lo que queda no es muy seguro". Y A. Machado: "¿Dijiste media verdad? / Dirán que mientes dos veces / si dices la otra mitad".
Ya lo decía Séneca: "cuando una parte del todo cae, lo que queda no es muy seguro". Y A. Machado: "¿Dijiste media verdad? / Dirán que mientes dos veces / si dices la otra mitad".
Forzado a decir a cada instante algo para llenar esos espacios seudoinformativos y coyunturales, el firmante dice lo que le parece y desaparece para urdir cualqueotro parecer sin fundamento. El mundo es, por tanto, virtual, enmascarado y reversible. Quiero decir: la sociedad. (Lo malo es que la sociedad somos nosotros).
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