Bach: Aria
Naces, entras en la vida, sueñas, te adentras en el mundo... te decepcionas. La vida es un lugar, no un paraíso; el mundo es un mercado, no una conversación. Todo lo que soñaste arde como un infierno.
Miras alrededor: la sonrisa del otro es una mueca ocultando su desengaño o queriendo aparentar lo que no es.
Algunas mujeres, algunos hombres, se mantienen limpios, naturales, como si la sociedad no los hubiese manchado. Lástima que la infancia solo sea una estación del tren de la existencia. Qué hermosa la inocencia, la pristinidad, el mantenerse como Adán y Eva antes de que el pajarraco de los intereses creados enturbie con su mísero vuelo.
¿Conoces a alguien que no haya aprendido a venderse? ¡Aférrate a él, a ella, a ellos. Son el único tesoro que no debes perder!
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