Hace un par de eternidades salió desde África un puñado de homínidos más inteligentes que sus contemporáneos. Cruzaron la península y ascendieron hasta la Europa para saltar desde ella hasta el resto del mundo, cruzando ríos, mares y montañas que entonces no separaban los continentes.
Por donde quiera que pasaban dejaban dos cosas; una: comportamientos sapienzudos, de los que aprendían las otras ramas de su especie; la otra era que, con el tiempo, esas otras formas de homínidos iban muriendo hasta extinguirse.
¿Por qué?
¿Se extinguieron los habilis, neandertales y similares sociedades genéticas porque la evolución los fue desechando como inferiores en cualidades darwínicas?
¿Sería posible que, lo mismo que los sabios y conquistadores europeos renacentistas contagiaron a los precolombinos enfermedades para las que no habían desarrollado defensas naturales nuestros abuelos prehistóricos diseminasen sin pretenderlo un ADN -llamémoslo así- hitleriano y el mesié Hitler solo hubiese imitado a la Naturaleza, y acelerado su proceso, confundiendo la búsqueda de perfección racial con extinción de lo que consideraba imperfeccionable?
No sería extraño que un factor de la evolución fuera ese: que el sapiens difundiera su inteligencia por el mundo al mismo tiempo que contagiaba un virus desconocido -y mortal, de efecto retardado- a cuantos homini hallaba en su camino de expansión.
¿Era Caín más listo que Abel, más ambicioso? ¿O acaso fue Caín un alienígena?
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