Debussy: El rincón de los niños
En los primeros meses de nuestra vida es una página virgen. En ella vamos tachando y reescribiendo los hechos, que se transforman en recuerdos independizados de la realidad a la que se refieren. Ahí permanecen, en la sombra, y a través de los sueños o las premoniciones se comunican con nuestra conciencia en un lenguaje jeroglífico y secreto de dificultosa explicación o entendimiento.
Ordenar bien o mal ese laberinto de emociones, sentimientos, impulsos y racionalizaciones es lo que crea cada personalidad y hace a cada hombre diferente. De manera que somos producto de unos genes naturales y otros factores que actúan, con similar fortaleza, como genes sociales. No siempre están de acuerdo unos y otros, y su choque es lo que nos provoca generosidad, egoísmo, honestidad, desentendimientos, traumas, sociopatía... enemistades incluso con nosotros mismos...
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