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lunes, 11 de agosto de 2025

Cuando el amor termina.




El desencanto

Sé que nunca podré dejar de amarte,
y tal vez tú también me quieras siempre.
Te he dado cuanto soy, y tú me has dado
cuanto eres tú. No hemos sabido
darnos lo que debemos ser: 
lo inalcanzable.
No es el mundo un edén, sino un infierno
que los besos pretenden convertir
en fugaz o continuo paraíso.
¿Cómo transfigurarnos en estrellas?
Tú desapareciste, envuelta en truenos;
yo desaparecí, ascua y ceniza.
Sigue la vida y nuestros dos cadáveres
no volverán a amar: porque se ama
una vez nada más; el resto es solo
el espectro de una resurrección
que recuerda su muerte
y huye de repetirla.

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