Orff: O Fortuna
- Lesbia: ¡Matrimóniame tú a mí!
- Palinuro: ¡El que no te conozca que te compre!
- Lesbia: ¡Pos anda que...! ¡Prefiero morir sola que mal acompañá!
- ¡Pos me via aconsejar del Lucanor!
Y se fuese el Namorao al Lucanor, quien consultó al Patronio sobre la Namorá. Aconsejó, pues, Patronio a Lucanor ordenando a Trovadorius que compusiera un poemoide con el suo consejo y su bramancio y todo. Y le díjole Trovadorius sabiamente, acompañado de laúd, cimitarra y cirrosis, aqueste ripio intitulado Mi amada Lesbia no me ama:
Defensa del matrimonio
Cuéntanos Cide Hamete en un soneto
a propósito de un enamorado,
que, sintiéndose siempre rechazado,
puso a su dama un día en un aprieto.
Vendióle a Satanás el su esqueleto,
y aqueste se quedó juramentado
a enviar de su gran reino endiablado
todo diablo que hobiese buen gameto.
Así la encandilada dama amó
uno tras otro a todos los demonios,
quienes la traspasaron con su cuerno.
Al fin, multiorgasmada, comprendió
que no es malo sufrir mil matrimonios
si en cada uno va un diablo hasta su infierno.